martes, enero 21, 2014

Tres cantos de visión de Serge Pey


Poema de protección de los huaraches ante el coyote Tsamirawi

Tengo unos huaraches
cortados de
llantas de camión
y sé que no
podré caminar
mucho tiempo al sol
entre
mis compañeros
de Extremidad

Te lo ruego
dame otros
huaraches
Dame unos
huaraches
de cuero verdadero
porque las
llantas atadas a mis pies
no entrarán en el
vientre del sol

Fuego-Abuelo-Fuego
el día nos
deslumbra con la
luna
bebe primero
y nosotros
beberemos después
de ti

Mira
también puse mis ojos
en la leña
para que bebas
Mis ojos que ven
y que llevan un rostro
sobre el esqueleto de madera

Mira mis ojos
arden en tus
ojos
e inundan la sombra de
millones de piedras

Bebe antes que
bebamos
el agua de la tierra
que pone nuestros pies
en el aire

Wirikuta
Wirikuta

El arco-iris tiene los ojos del
fuego y le doy de beber
a su lluvia
La mariposa incendia la
fuente y le doy de beber
a su color

Y ustedes también todos ustedes
denle sus huaraches
para que Él los bendiga

para que aparten a
escorpiones y serpientes
todos los demonios del
camino

para que nos lleven
a la velocidad del águila
a la tierra de Wirikuta
hacia la sangre verde y
la Estrella

Somos los hermanos
del coyote Samuravi

Quemamos mucho
viento y el camino
es el seguir infinito
de nuestros huaraches

Así lo hicimos
al comienzo
del Mundo
y quemamos mucha
leña

Benditos por el fuego
nuestros huaraches que van
por el camino

Aquí está mi huarache derecho
Aquí está mi huarache izquierdo

Escucha la canción del
coyote
Samuravi
que reza toda la noche y se
salva en el viento

Yo sé enumerar
el color

Camino sobre la punta de
mis ojos
Canto con la lengua de
mis pies

Las estrellas en el cielo son los
ojos visibles del rostro
invisible que nos devora

Escucha al que respira la
visión Samuravi

Canto ritual de la bendición de los huaraches de los peyoteros
y poema personal. Noviembre de 1985.




Poema de los nombres

A veces se encuentran
niños huérfanos
wixárikas
que los maestros de escuela bautizan Pancho Villa o Lázaro
Cárdenas
o Víctor Hugo
o Insurgentes
como un nombre de calle

Cuando nací me bautizaron dos veces

La primera por el padre
de mi padre que me llamó
´Etsíekame
"Maíz-sembrado-cuando-llueve"

La segunda por el padre de mi madre
que me llamó
Hairtsi Matsiwa
"El Rocío"

En mi primer
viaje a la Tierra del Peyote
fui investido con el nombre de Tutumakuyane
"Flor-espinosa-que-crece-en-el-Cerro-Quemado"

Luego otra vez aún
durante mi segundo peregrinaje
cuando me llamaron
Hiri Manakuxaure
"Cerro-de-color-que-se-ve-a-lo-lejos"

Cuando la policía me arrestó
en mis papeles escribieron
mi nombre público
Guadalupe González Carrillo

Así que ya conoces
todos mis nombres

Pero ahora que estoy muerto
si quieres venir a rezar a mi tumba
llámame como quieras
o escoge entre los nombres
que vinieron y los que vendrán
porque el sol en que habito
me bautiza todos los días
con su fuego
y en las grandes tierras donde cazo
mis compañeros
no tienen que hablar para hallarme

Soy un wixárika del Tercer Valle
del Sol

Palabras escuchadas y puestas en escena. 1979.




Canto visión de los desmembrados

De sus quijadas
nacieron las sandías y el nanche
-sí lo sé

De su lengua
nacieron el maíz amarillo y el maíz azul
-sí lo sé

De su cerebro
nacieron la calabaza y el xepái
-sí lo sé

De sus ojos
nacieron el tuxú y el tsaakuxa
-sí lo sé

De su piel
nacieron los mangos y los chabacanos
-sí lo sé

De sus nervios
nacieron el chile y el catamuchi
-sí lo sé

De sus ijares
nacieron los tomates y las nueces
-sí lo sé

De su corazón
nacieron la caña de azúcar y el camote
-sí lo sé

De su hígado
nacieron los higos el maye tapiri y el tetuí
-sí lo sé

De sus pulmones
nacieron el tabaco y el chicle
-sí lo sé

De su vejiga
nacieron el teu y el cuyaute
-sí lo sé

De sus riñones
nacieron las manzanas y el gualamo
-sí lo sé

De su médula
nacieron las ciruelas las peras y el xiu
-sí lo sé

De sus genitales
nacieron la piña y la papaya
-sí lo sé

De su colon
nacieron el mamey y el pepino
-sí lo sé

De su aparato digestivo
nacieron los hongos y los muitles
-sí lo sé

De sus dientes
nacieron el ecotal y el pimiento verde
-sí lo sé

De sus cejas
nacieron el limón y la naranja
-sí lo sé

De su bazo
nacieron la pitahaya y la guayaba
-sí lo sé

De sus senos
nacieron el durazno y el zapote
-sí lo sé

De sus nalgas
nacieron las tunas y el aguacate
-sí lo sé

De sus piernas
nacieron el chilacayote y la huwaixa
-sí lo sé

Takutsi
Nakawé
Nuestra Bisabuela
Crecimiento
creó el Mundo
-sí lo sé

Después su cuerpo
cayó en pedazos
-sí lo sé

Y cada
pedazo de su cuerpo
se volvió
una nueva
especie de flor y
de árbol
-sí lo sé

Llamamos a
Takutsi Nakawé
la Desmembrada
-sí, sí lo sé

Todos los días
nos comemos su
cuerpo
con el Watákame
-sí, sí lo sé

Canto-cuento para Takutsi Nakawé y Watákame. Las Latas, 1989.




Serge Pey
Nierika. Cantos de visión de la contramontaña
Traducción: Enrique Flores y Adán Medellín
UNAM/Conaculta, 2012.

martes, enero 07, 2014

Tres poemas de Tomás Harris


Que William Blake no se levante de su tumba

He orado para que William Blake no se levante de su tumba.
He oído noticias, de boca en boca, de trueno en trueno,
las noches de este crudo invierno, acá en Ciudad Gótica.
Todas dicen que William Blake se levantará de su tumba.
Dicen que los años de muerte borran las huellas del lenguaje.
Cómo no, si los gusanos han corroído el cerebro
que alojaba las palabras y sus visiones.
No todo hombre es capaz de aguzar sus visiones hasta producirlas
en un estado que podríamos llamar iluminaciones negras.
No, que William Blake no se levante de su tumba,
como se anda corriendo la voz.
¿Qué sería de Ciudad Gótica con esa sombra atroz arrastrándose
por los muros?
Yo tengo mujer, o una loba, no importa, que cuidar,
por eso no quiero que un tipo capaz de matar a un inocente
con tal de no apagar sus deseos se levante de su tumba.
Poseo una hermosa gruta ornada de estalagmitas
y estalactitas fluorescentes,
un jardín donde deslumbran los fuegos fatuos.
¿Cómo permitir entonces que ocurra este rumor,
este demasiado rumor, que William Blake se levantará
de la tumba al séptimo día del séptimo mes del séptimo siglo?
Anatema sea: The cut worm forgives the pow.



Edipo medita sobre algunos onomásticos de Colono, la ciudad blanca

En Colono, todos los sitios llevan el nombre de la ciudad.
La taberna donde recalan los desterrados, se llama Bar Colono.
Los galpones donde se cobijan los excluidos, Posada Colono.
Las encrucijadas fatales, Cruce Colono.
Los arrecifes, sirenas del suicida, Fiordo Colono.
Las desamparadas chozas de farolas rojas, Burdel Colono.
La caverna postplatónica de sueños de marfil, Cine Colono.
El muro de los lamentos, Memorial Colono.
El vado donde anclan las negras cóncavas naves, Puerto Colono.
La jaula para los rayados, Manicomio Colono.
Las grutas de Eolo, Colono Telephon Company.
También existen diseminados por la blanca ciudad,
un Bazar Colono, un Cibercafé Colono, un Laberinto Colono,
una Estación Colono, la ardiente Boite Colono,
y el perro vagabundo supurante y baboso,
al que todos los habitantes de la ciudad le dicen
Colono, Colono, y cuando se acerca, algunos le patean
el hocico y otros le tiran hogazas de pan duro;
y el Circo Colono, con sus tragafuegos asirios
y écuyers esclavas de Asia Menor
y para que todos recordemos
que aunque creamos ser caminantes en Colono,
pasajeros de una temporada imprecisa y fugaz,
viajeros de una noche de verano y cigarras,
desterrados que después de 7 lunas y 7 soles pardos,
atravesaremos, como si no hubiese alambradas
y focos potentísimos, sus fronteras,
más blanco que toda la ciudad, el Cementerio General de Colono.



Fenomenología del villano de estos poemas

Tengo sexo.
Todos los crepúsculos los ofrendo al sexo.
Mi mente es un cenicero de boite manchado de sexo.
De cenizas amargas de sexo.
Copulo con lo que me ponen por delante.
Lo que venga de los Reinos que configuran el Cosmos:
Animal, Vegetal, Mineral, Onírico, Barro o Sal.
Tengo tanto sexo: por las calles del puerto, en las ruinas
de Palacio, en las ciénagas con las salamandras,
sexo, en los museos de mis dominios, sexo,
bajo los Caspar David Friedrich, los Giger, los Goya
y sus brujas untadas y todos los cabrones de la Landa.
Me revuelco y hozo en las brumas ocres
como el viajero en el mar de nieblas,
y los cuerpos y las rocas mutan en niebla sobre mi cuerpo.
Tengo demasiado sexo. ¡Uf!
Por delante, por detrás, cunnilingus o
por las rendijas de la mente.
Mi glande es una Gigante Roja.
Y fumo mucho, tanto, y bebo alcohol y canto cuando
fornico sobre el dosel de nieblas de Caspar David Friedrich.
Y bebo, chupo como cochero cósmico,
como el auriga de Baco,
el más curagüilla de todos los dioses,
y me inflo como Zeppelin, Led Zeppelin y vuelo
Escalera al cielo y busco al mejor de mi marranitos,
macerado en sangre,
y le paso la lengua y lo destapo
como un odre para que me inunde su sangre púrpura.
Me ducho con su sangre púrpura
y abro la boca bajo esa ducha orgánica y tibia,
y tengo la lengua pesada de sangre,
y todo mi corazón es una boca llena de sangre,
no, unas fauces acechando
en los altares de Caspar David Friedrich,
unas fauces llenas de colmillos rojos de sangre y muescas
de los que he bebido, cerditos o marranitas,
me da lo mismo, porque también mamo como condenado.
Le chupo las tetas a la muerte. ¡Uf! ¡Glup! Dan tiritones.



Tomás Harris
Los sentidos del viaje (Antología)
Selección: Cristián Gómez y José Molina
Filodecaballos, 2013.