jueves, enero 21, 2016

Seis poemas de Inger Christensen


El escenario
transitividades

6

Cuando el mapa del escenario está incorporado
       al mapa de lo que está fuera del escenario
Cuando la palabra se ha depositado en la cosa
       y objetivamente está condicionada por el orden de las cosas

Cuando el idioma por fin está sedimentado
       a semejanza, p. ej., de los antiguos minerales
y cuando el estilo está claramente cristalizado
       a semejanza, p. ej., del cuarzo transparente

Cuando la comunicación
       (a semejanza, p. ej., de las palabras usadas:
       incorporada depositada sedimentada cristalizada)
está presa en una trampa

entonces la elección los sueños la historia tienen que
       (a semejanza, p. ej., de las oscuras utopías)
escribirse a sí mismos entre líneas
       (a semejanza, p. ej., del guerrillero más joven)




El escenario
conexidades

Avec comme pouer langage
rien qu'un battement aux cieux
Stéphane Mallarmé

2

Lo que se escribe es siempre otra cosa
Y lo que se describe es de nuevo otra cosa
Entre ambos está lo indescrito
que tan pronto como es descrito
abre nuevos territorios indescritos
Es indescriptible
Aunque la oscuridad esté definida por luz
y la luz por oscuridad
siempre queda un resto fuera.
Y aunque este resto "sea definido"
como jardines arrasados
detrás de las verjas de hierro que crecen
siempre queda la lógica
Pero aunque la lógica no esté definida
sino oculta bajo capas de jardines
pintada de jardín a jardín
queda siempre una inquietud
una desesperación
un pulso sin cuerpo
Esto es una crítica del cuerpo
porque es una crítica de la vida.




El escenario
conexidades

 vous etes déjà mortes au monde
Sade

4

"Yo" no tengo ganas de más decorados
"Yo" no tengo ganas de más anécdotas
                                    sobre montañas pintadas
"Yo" no quiero ver surgir más universos
                                    dentro de los límites de lo sensato
"Yo" no quiero oír más alarmas de incendios
                                    cada vez que sale el sol
"Yo" no quiero hacer como si estuviese muerta
Tengo miedo
Esto es una crítica de toda "poética"
porque es una crítica del miedo ante la impotencia fáctica




La acción
transitividades

3

Hay almacenes de excedentes de maíz alcachofas y trigo
que nunca serán vendidos con pequeño beneficio
Hay cerdos que han sido engordados enfermizamente
a los que se abastece por vía artificial de buen apetito

Hay montones de arroz y tomates agusanados
y montañas de hedionda carne corrompida
Hay ministros de Agricultura y hoscos prelados
que no se consideran responsables de la miseria de los hambrientos

Hay suficiente pescado para todos con suficientes proteínas
Hay pescado que llena las redes de los hambrientos
Hay pescado para la palpitante maquinaria social
que sólo hace que los saciados estén aún más saciados

Hay personas que desde hace tiempo tienen brillantes conocimientos
sobre el sentido común del justo reparto de beneficios
Sin embargo creen que la amistad de los pueblos
puede vivir de explotación discursos y aire




La acción
integridades

1

Dentro de la primera fábrica hay una segunda, dentro de la segunda hay una tercera, dentro de la tercera una cuarta fábrica, etc.

Dentro de la fábrica no. 3517 hay un hombre junto a una máquina

En la fábrica no. 1423 hay un hoombre junto a una máquina

El hombre no. 8611 ha estado todo el tiempo desvariando sobre la libertad

Al final de todas las fábricas reunidas hay un hombre ganando dinero




El texto
universalidades

8

Veo las ingrávidas nubes
Veo el ingrávido sol
Veo lo fácilmente que dibujan
Un interminable proceso
Como si tuviesen confianza
En mí que estoy en la tierra
Como si supiesen que yo
Soy sus palabras




Inger Christensen
Eso
Traducción: Francisco J. Uriz
Sexto Piso, 2015.

jueves, enero 14, 2016

Cuatro charlas breves de Anne Carson


Charla breve sobre la lectura

Algunos padres detestan leer pero les encanta llevar de viaje a sus familias. Algunos chicos detestan los viajes pero les encanta leer. Es curioso con qué frecuencia unos y otros se descubren pasajeros de un mismo automóvil. Vi los hombros de las Rocallosas, estupendamente bien definidos, entre unos párrafos de Madame Bovary. Sombras de nubes recorrían con languidez su enorme garganta de piedra, delineaban sus flancos de abeto. Desde entonces no puedo ver cabello sobre piel femenina sin pensar: "¿Perennifolia?".



Charla breve sobre las truchas

En el haiku hay varias expresiones para designar las truchas: "trucha de otoño" y "trucha descendente" son algunas de las que escuché. La "trucha descendente" y la "trucha oxidada" son truchas que ya han desovado. Agotadas, completamente exhaustas, bajan camino del mar. Por supuesto, de vez en cuando se mencionaban truchas que habían pasado el verano en estanques profundos. Se las llamaba "truchas restantes". 



Charla breve sobre el refugio

Podés escribir en la pared con el corazón de un pescado, es por el fósforo. Lo comen. Hay casuchas como ésa a lo largo del río. Estoy escribiendo esto para ser lo más injusta que pueda con vos. Cambiá la puerta cuando salgas, dice. Ahora decime cuán injusto es, por cuánto tiempo brilla. Decime.



Charla breve sobre adónde viajar

Me fui de viaje a un lugar en ruinas. Había tres portones entreabiertos y un alambrado roto. No eran las ruinas de nada en particular. Allí llegó un lugar y se estrelló. Quedaron, luego de eso, las ruinas de un lugar. Y la luz se posaba sobre ellas.





Anne Carson
Charlas breves
Traducción: Ezequiel Zaidenwerg
Zindo & Gafuri, 2015.

jueves, enero 07, 2016

En una disco


Rosario, le dije,
algún día voy a escribir un poema que se llame:
"Rosario Bléfari".

"No podía ser otro
el nombre -dijo tranquilamente-,
porque yo sé que en algún lugar del mundo
Bléfari quiere decir Rosario."

Bailábamos y hablábamos gritando,
en esa oscuridad nevada, de la disco.
Y al oído, siempre gritando, ella empezó: "Más
que el kabuki, más que el zen

mordedura, torcedura..."

Y siguió: "Hoy en tu charla
el momento fue cuando dijiste
que la poesía es la salvación
...y hablaste de los libros como si hablaras
de juguetes, te la pasaste hablando

de juguetes..." (Y giraba
como un precioso trompo
que volvía hacia mí).

Yo le dije (gritando también): "En un libro de viajes
de Michaux, hay un epígrafe de Lao Tsé
que dice: 'Gobernad el Imperio
como si friérais un pajarito.'"

Ella se rió y dijo: "lo inventaste vos, boludo,
ya sé,
lo inventaste vos". Y siguió bailando
y repitiendo: "gobernad, gobernad,
el imperio, el imperio de los vestidos,
el de los frufrúes, el de los pliegues y tactos
(se iba y venía
como una vocecita en fading...)

"como si friérais un pajarito... ¡qué horror!"

gobernat, intuít -levantó una ceja y siguió cantando.
Y así hago yo... gobernado en la noche,
en el punto más inmóvil de la
ensoñación...

"Yo creo que no me escuchaste, ¿no?;
te pareció estúpido lo poco que me oíste
decir" -dijo, con voz afligida-. Y agregó:
"sí; no me digas que no..."
(Hablábamos otra vez a los gritos pero
ya creíamos susurrar).

Casi no la veía, las manchas de la luz
la atigraban, la unían a los amigos que bailaban también
a nuestro alrededor como animales muy ágiles, muy leves.
No... pájaros... pero sí felinos saltando, y oseznos
jugando y focas en el agua,
muy veloces, muy brillantes y oscuros.
Hasta que nos inundó la luz negra.

Con los ojos de fósforo, los dientes que restallaban,
forzaban el color más diáfano,
nos volvimos más visibles;
y restallaban también, en lo negro,
las formas de la danza
que hasta ese momento era para mí
sólo yo, la luz de mis ojos.

"Más que el amor y la muerte -siguió-,
lo que importa es que ahora únicamente por el ruido
nos escuchamos, me estás escuchando: ¡qué bueno que me escuchas!
Y no importa, y nunca, nunca más
como ahora, me estarás escuchando ni me vas a escuchar,
¿no?"

(Se reía, se reía como a nadie nunca vi reír;
su risa era de otro mundo,
del oído de otro mundo.)

"Este momento nos unirá,
como a vos y a Chiquita y a Martín y a mí,
un momento de escucharnos nos unió;
un momento en que... (y gritó más):

"¿me entendés?"

"Sos poeta porque me di cuenta
que podías explicarle a la gente hoy allá
lo que era la poesía; aunque después escribieras
no sé... el poema, la poesía era esa salvación: en un
momento le explicabas amablemente a la gente
que la poesía (aunque no fuera cierto)
era lo que tenía explicación."

Bailó un poquito y repitió: "más que el kabuki,
más que el zen..." Los gritos, y a los gritos
moviéndonos
nos escuchábamos.

Yo sonreí, creo. Ella se acercó: "La poesía para mí
es cuando actúo,
no es la laaaaaa... no;
es mi
salvación.
Como nosotros:
unidos por este ruidoso momentito
que nos escuchamos."

Ya no había luz negra
pero ahora un arco iris de láser
cortaba en dos nuestros cuerpos:
alrededor de la cintura teníamos
una especie de agua resplandeciente.
Movíamos los brazos en un espacio
tenuemente pintado,
con las piernas bailando al fondo de los siete colores.

Y a cada instante se desplazaba el eje del arco iris plano
de modo que nuestros cuerpos parecían sumergidos en un mar calmo, sin
oleaje, con la masa del agua
que iba balanceando bruscamente el horizonte
como vino en una copa que alzamos.

Dije: "...se despierta de nada, nuestra libertad
cuando tomamos el mundo como el durmiente a sus sentidos;
así nuestros sueños tienen por fin un nombre..."
Y ella vino a decirme bailando y braceando por el mar irisado: "...no sé qué
macullás pero... te iba a decir que Bléfari
es Rosario allende el arco iris, ¿sí?
Una exigencia mía... una extorsión..."

Aullidos, temblores, el roce de las manos húmedas y
el aliento ácido,
los ojos relámpago, los ojos tempestad. Y otra vez
la luz negro-violácea en los confines amarillos:
"admiro que hubieras encontrado
una explicación,
y asombraras a la gente
con lo que no tiene explicación."

"despierta sabe que en sueños temía..."

Oh, única muchachita
en esa multitud que no me habla, ella me habla;
atruena como feroces palomas alzan vuelo
en la plaza, de un sitio a otro, de un chico a otro
que les arroja comida.

Le invito un sorbo de mi bebida. Bebe apenas y
se lamenta: "¿Qué haré cuando te haya dicho
todo esto que quería decirte y lo haya dicho, sí,
completamente.
"No te rías, yo quería decírtelo,
estoy un poco borracha,
quería que me escucharas a oscuras..."
"¿Qué voy a hacer cuando amanezca,
cuando todos se vayan?"

Todo lo dice ella como por prescripción,
por mandato; y en ese misterio de las
repeticiones
cuando la duplicación del secreto enardece
la pasión del habla;

cuando la ajena desesperación de mirar es un colmo
en el carcaj de Djuna Barnes: "el mal y el bien
se conocen mutuamente
cuando se muestran cara a cara
su secreto."

Y ahí bebía, bailaba, me estremecía
con su risa;
y en la oscuridad la música cerraba sus laberintos
de vanas respiraciones,
colores útiles sólo para la desarmonía.

Las muchachas vigías rondaban y
los muchachos zorritos daban en lo alto de lo oscuro
cortos gritos, llamados de vagabundeo.
Y otros zumbaban
soñaban la danza.

Volvió y me preguntó:
"¿ya te cansaste de escucharme...
"pero no chabón, me faltan unos momentos
porque con tu perversión siempre nos estás diciendo que tiene
explicación
la salvación,

"y te mostrás así con los chicos
como el último joven;
como si estuvieras encabalgando
no los versos sino las generaciones..."

Se alejó y fue ametrallando: "...no hay inspiración
hay destino; no hay destino, no hay realidad, hay
deseo; no hay deseo ni pasiones, ¡hay secretos!
Y nuestro secreto es encontrarle una explicación a la
salvación." (Se reía con una risa que jamás oí,
como risa de las sirenas en el mar de Böcklin.
Como risas de las mujeres esquimales que imitan
las risas de las focas.)

Las luces, el arco iris, la atención,
la sorda electricidad.
La noche que terminaba en la noche de la disco.
La apariencia como una luna
que a otra velocidad
paseara. Con los ojos en la oscuridad rosada
de los bailarines más briosos
contra los más
sonámbulos.

Me encuentra Gaspar Noé y me dice
en esa pequeña luz de la salida,
también negra:

"parecés un negrito".




Arturo Carrera
La banda oscura de Alejandro
Bajo la Luna Nueva, 1996.