lunes, febrero 21, 2022

Cinco poemas de Yehuda Amijái

No sé si la historia retorna

No sé si la historia retorne,
pero sé que tú -no.

Recuerdo que la ciudad se dividía,
no entre judíos y árabes solamente,
sino también entre tú y yo,
cuando estábamos en ella.

De los peligros nos hicimos un nido,
y de la guerra mortal un hogar,
cual esquimales
que se construyen un refugio abrasador,
con el hielo polar que mata.

La ciudad otra vez se unificó,
pero no estábamos más juntos en ella.

Ahora ya sé
que la historia no retorna,
como siempre supe que tú -tampoco.





Dios está lleno de piedad

Dios está lleno de piedad,
si lleno no estuviera Dios todo de piedad
habría piedad en el mundo y no sólo en Él.
Yo, que junté flores en la montaña
y reparé en todos los valles,
yo, que traje de las colinas cadáveres,
sé contar que el mundo está vacío de piedad.

Yo, que fui rey de la sal junto al mar,
que estuve parado indeciso junto a mi ventana,
que conté los pasos de los ángeles,
que mi corazón levantó pesas de dolor
en las terribles competencias.
Yo, que sólo uso una pequeña parte
de las palabras que hay en el diccionario.

Yo, que debo descifrar enigmas a pesar mío,
sé que si lleno no estuviera Dios todo de piedad
habría piedad en el mundo
y no sólo en Él.





Y no digas que serás como fuiste

Fuimos felices juntos
como quienes aparecen en un cartel anunciando algo
que no será de ellos jamás.
Y en las señales de las calles fuimos direcciones
y nombres de lugares y muchos números,
y no fuimos un solo corazón latiendo en rojo.


Y no digas que sea lo que sea,
y no digas que lo que fue no fue,
créele a los sueños, créele a las casas abandonadas,
créele a las grutas, escucha su magnífico trayecto,
créele a la cera sobre la mesa
que fue una vela, que fue cera de un panal,
y no digas que serás como fuiste. Y no olvides
que también un oscuro naranjal da flores blancas,
y no me olvides.





Poema-mentira en las vísperas de Shabat

En las vísperas de Shabat, al atardecer de un día de verano,
cuando subían olores a comida y rezos desde todas las casas
y el voto de las alas de los ángeles estaba en el aire,
comencé, en mi niñez, a mentirle a mi padre:
"fui a otra sinagoga".

No sé si me creía o no,
pero el sabor de la mentira era bueno y dulce en mi boca.
Y en todas las casas, a la noche,
se elevaban cánticos de Shabat con mentiras,
para deleitarse con delicias,
y en todas las casas, a la noche,
morían ángeles de Shabat como moscas en la lámpara,
y los amantes ponían boca sobre boca
y se inflaban uno al otro hasta que revoloteaban en lo alto
o estallaban.

Y desde entonces la mentira es buena y dulce en mi boca,
y desde entonces voy siempre a otra sinagoga.
Y mi padre me devolvió una mentira al morir:
"me fui a otra vida".





Spoleto, encuentro de poetas

Mi nombre y el del hotel donde me alojo, entre los restos de la noche.
Una charla en una casa antigua. Un amor abierto en horarios fijos
como en las funerarias, sólo para una exposición temporal.
Domesticados animales salvajes timbran cada hora.
Y como en una fiesta de cumpleaños infantil,
aquí estamos cada año para apagar con un soplido las velitas
en derredor. Incluso las que son en memoria de algo. Una charla
en el puente. Su cabeza es alargada y la mía redonda.
Canciones de cuna sin niños y sin sueño, efusivos
poemas patrióticos sobre tierras inexistentes.
Los poetas son como un congreso de magos:
cada uno haciendo un número de magia con su único truco.

Y cada uno despliega el gran mapa de los lugares de su dolor
y el de las fronteras de su felicidad y el de los amores que se borraron.
Uno llega y enseña la fotografía de su pequeña hija
a la que abandonó. Una charla en el puente. ¿Qué están queriendo decir
estos cipreses? El puente atraviesa
por encima de la ruidosa callejuela, de una casa tranquila
hasta un jardín también sereno. No siempre hubo quietud
entre estos árboles ni proyectaron esa paz
cuando estalló la guerra. "El boleto de ida y vuelta
más barato, con mucha ilusión". Para el próximo año,
aunque no es seguro. Una charla en el puente:
"Oí hablar de un judío que regresó a Praga
cuando la guerra terminó, y encontró su nombre grabado
en una lápida del antiguo cementerio de la comunidad".





Yehuda Amijái
Mira, tuvimos más que la vida. Nuevos poemas escogidos
Selección, traducción del hebreo y prólogo: Claudia Kerik
Elefanta Editorial, 2019.

lunes, febrero 14, 2022

Dos poemas de Mariela Dreyfus


Matar a una mosca

¿De dónde habrá venido, me pregunto, con su mínimo estar
con esa vida que de acuerdo a Gabriel (a sus manuales)
dura apenas un día o a lo sumo, una semana entera así girando,
sobrevolando ciega (o casi ciega) entre lo sucio, el humo,
ciertos trastos?

La miro y la maldigo: imposible cazarla a la volada.
Por ahora ella gana mientras pico cebollas y
tomates (jitomates) y sonríe tal vez ante la chance
del tiempo generoso que le otorgo de puro desidiosa
o es quizás mi mala puntería que la tiene rondándome
elástica y hedionda.

Martín que es avispado sugiere usar spray (santo remedio)
pero no tengo spray y no consigo entrar en lo moderno de
las cosas, la dinámica handy, todo listo, ready-made la comida,
el traje, el modo de matar a la mosca embelesada.




Cómic

A Patti Smith

Ese flaquito que viene caminando
al otro lado de la vereda
y lleva 1/4 de pollo en una de las manos
va al mercado / no trabaja / quiere ser pintor
y se para de golpe y me dice: hola, chiquilla
y además que en su casa hay un poco de yerba.

Este flaquito tiene sus paredes del segundo piso
llenas de árboles que ha pintado con crayolas
y en el rincón dos desnudos:
mujer de espaldas / mujer de perfil
y es difícil para él conseguir una mujer.

Y hace diez o doce años que este César
da vueltas y vueltas alrededor del barrio
atrapado entre su onda de volar o ser economista
y en sus cassettes resplandecen los Sex Pistols
y el brillo de los muslos plomos / vellos pardos
de la que está en el cuadro
es tan cierto como esta desnudez.

Píntame un cuadro, anda, píntame algo
capaz de detenerme envuelta en unos colores toscos
con mis pelos negros y esta risa y estos ojos
fumando intermitentemente en el cuarto del segundo piso
antes que la yerbita baje o la neurosis lo descomponga todo:
el tocatintas / la tv / o tu extraña potencia
encerrada en el maletín que ahora cierras
porque es la una y te esperan para hablar de negocios
ya no hay tiempo, ya vas por los treinta años y creo
parecerme a la del cuadro que tendrías que pintar.




Mariela Dreyfus
Arúspice rascacielos. Poesía selecta
Peisa, 2021.


lunes, febrero 07, 2022

Dos poemas de Cecilia Pavón

How It Feels

No sé por qué la gente odia la televisión
a mí me encanta la vida de los famosos
se divorcian y pelean para seguir adelante
quieren tener una vida verdadera
quieren amar y tener hijos
y además quieren darle todo a su público.
Toda esa gente intelectual que los critica jamás ha tenido un "fan"
y no tiene idea de lo que se siente ser admirado y querido.
La televisión me alegra la noche cuando estoy cansada de trabajar
y le alegra la vida a mi tía que vive sola y no tiene hijos.




Poema para un traje de baño

Camino por Once el primer día caluroso de la primavera
Pienso que el azar me va a llevar hasta mi próximo
Traje de baño.
En alguna tienda pequeña y oscura de este enjambre de locales color arena
Mi próxima bikini tiene que estar esperándome
Será con flores a rayas con lunares de colores blanca negra...
Lo mismo da, solo importa que al comprarla yo me sienta segura
De que es hermosa.
Muchos dirán que la belleza no puede rebajarse a una cosa
Pero he estado caminando durante horas por la parte más fea de la ciudad, dando vueltas narcotizada por el ruido y el sol,
Y no tengo la culpa por sentir que mi salvación está en una bikini que usaré para nadar.
Bueno, tal vez la belleza no esté en la bikini sino en todas las fantasías que mi mente construye alrededor de ella: días en quintas con amigos que no tengo... caminatas por la playa con un esposo imaginario... tardes en la pileta de un hotel cinco estrellas que jamás podré pagar...
En realidad lo que quiero decir, quizás sin darme cuenta, es que la gente pobre y solitaria como yo ama demasiado los objetos.
Sobre todo los objetos baratos
No sé, ¿o son los ricos los que aman los objetos?
O tal vez la bikini simplemente sea hermosa porque tiene colores
Y recuerda a una flor o a una obra de arte




Cecilia Pavón
La crítica de arte
Juan Malasuerte, 2016.