miércoles, junio 21, 2023

Cuatro poemas de Gary Snyder

Lluvia en Alleghany

de pie bajo la tormenta de truenos
goterones de agua
            --verano polvoriento--
bebemos cerveza después de conducir
toda la ruta de
            la cuenca de los ríos

laderas rocosas y coches abollados
es una tierra delgada y extraña
como la mano gastada de un minero
            & cómo nos gusta
tomamos cerveza y lluvia,
al parar en el camino,
en Alleghany

Alleghany California, hogar de la Mina Sixteen to One





Bistec

Allá arriba en el risco, las "steak houses"
llamadas "Las brasas"--llamadas
"El hogar"
con una vaca con una sonrisa disney en el letrero
o el orgullo del ganadero--una gran
foto a todo color de un semental Hereford
encima del letrero
su sangriento músculo rebanado
            se sirve;
            "poco hecho"

La Cámara de Comercio come ahí,
el conferenciante de visita,
ganaderos vestidos con trajes Denver,
expertos japoneses-americanos en nutrición animal
            desde Kansas,
            con abalorios budistas;

Y abajo junto a las huellas
en el barro helado, en los terrenos de pastoreo,
alimentadas con grano excedente
(la tierra estafada)
las vacas pacen--
sobrealimentadas.
Humean, patean,
pestañas largas, piensan con lentitud
al ritmo de su
respiración,
helada--despreocupada--
cielo de las praderas temprano por la mañana.





Dos cervatos que no vieron la luz esta primavera

Un amigo en un tipi en las
Rocosas del Norte salió
a cazar ciervos cola blanca con un
.22 y acechó a la manada
que dormitaba, disparó
a lo que él creyó que era un macho.
"Era una hembra y llevaba
un cervato".
Curó la carne sin
sal; la rebanó en el sentido
de las fibras.

Una amiga en la Sierra Norte
atropelló a un venado con el coche.
Se plantó tranquilamente frente a los faros,
"Y cuando la abrimos
tenía un cervato --así de largo--
tan pequeño--bien formado.
Tenía manchas. Y sus pezuñas pequeñitas
eran suaves y blancas".





Incendio de control

Lo que los indios
aquí
solían hacer, era,
quemar la maleza todos los años.
en el bosque, arriba en los cañones,
dejando al roble y al pino en pie
altos y limpios
con hierbas
y kitkitdizze debajo,
nunca con suficiente combustible
como para provocar un incendio.

Ahora, manzanita,
(un fino arbusto por derecho propio)
se amontona debajo de los nuevos árboles
que junto con el azote de la explotación forestal
y un incendio pueden liquidarlo todo.

El fuego es una vieja historia.
me gustaría,
desde un sentido de orden útil,
y de respeto a las leyes
de la naturaleza,
ayudar a mi tierra
con un incendio, un incendio
caliente y limpio.
               (las semillas de manzanita solo se abrirán
               tras un incendio
               o una vez digeridas por un oso)

Y entonces
Se parecería
más,
a cuando pertenecía a los indios

Antes.





Gary Snyder
La Isla de la Tortuga
Traducción: José Luis Regojo
Kriller 71, 2017

miércoles, junio 07, 2023

Ocho cantos y conjuros de mujeres tzotziles


Canción de cuna

¡Duérmete, pichita, duérmete!
Tu tata está borracho.

Y si me viene a pegar,
me voy a escapar al monte.

Duérmete, pichita, duérmete.
Si llorás va venir el Pukuj.

Allí viene ya.
Viene ya tu tata;
tu tata, el Pukuj.

(Petra Tzon Te' Vitz)





Encanto para no tener que ir al otro lado

Toma en cuenta, Kajval,
que te estoy hablando.
Te traigo humo.
Aquí te doy tus flores.

Toma en cuenta, Kajval,
qué tanto me vas a dar.
Los otros tienen caballos.
Tienen borregos.
Tienen gallinas.
Tienen camiones.

Toma en cuenta, Kajval,
qué me vas a dar.

No quiero trabajar en ninguna finca.
No quiero ir a otra casa.
No quiero ningún trabajo lejos.
No quiero ir a Los Ángeles.
No quiero ir a La Florida.

(Xunka' Utz'utz' Ni')





Conjuro para la pexi cola

Recuerda a la gente que me tienen que comprar.
Que no vayan a ir a la otra tienda.

Mándame clientes, Kajval.
Con harta paga, Kajval.

Quiero vender mis cigarros uno por uno,
las galletas, los dulces, la sal.

Que tomen los refrescos;
que no estén aquí enfriándose nada más
porque se oxidan las corcholatas.

Que no se vaya a agriar tu rocío;
que no se vaya a podrir el panta, la pexi.

Que me mantenga el Refresco como un hijo
que trabaja para dar de comer a su madre.

(Loxa Jimenes Lopes)





Canción de la martoma

Sus musiqueros están unidos.
Los quemadores de incienso están unidos.
El que reparte el trago.
Las que hacen las tortillas.
Su cargador de flores.
Todos sus hijos están juntos.

Ya canta su arpa.
Sus sonajas están contentas.
Ya estamos en tu alegría.
Ya brilla blanca ya tu cara en flor, Kajval.

(María Patixtán Likán Chitom)





Para sembrar la tierra

Voy a dar un azadonazo en tu cara, Tierra Sagrada.
Voy a meterme en tu cuerpo.

Voy a enterrar tu santo cuerpo.
Voy a meterme en tu carne.

Voy a sembrar mi milpa.
Voy a sembrar mi trabajo.

La mitad de mis padres,
la mitad de mis madres,

cargan en sus manos,
cargan en sus espaldas,

algo que está vivo,
algo que está completo.

Sus redes están llenas,
sus morrales tienen cosas adentro.

Les pesan sus costales
cuando van por donde andan.

Voy a dar un azadonazo en tu cara.
Voy a meterme en tu cuerpo.

Quiero que llenes mi jícara, Tierra Sagrada.
Quiero que llenes mi olla.

(Jwana te la Krus Posol)




Cena de los muertos

Abran sus tumbas,
abran sus ojos,
padre muerto,
madre muerta:

Vengan a descansar sus corazones.
Vengan a descansar su sangre.
Ya llegamos a su fiesta.
Vengan a recibir sus ocotes
para alumbrar su camino
a nuestra casa.

Vamos a comer.
Vamos a beber
un poquito
su atole,
su tortilla.
Y un traguito como antes tomaban
para mantener su mirada.

Ya no nos vamos a ver.
Ya pasó el tiempo en que comimos juntos
en su mantel de la Tierra.

(María Álvares Jimenes, Me' Avrila) 






Para que el murciélago no muerda al borrego

Hay un murciélago, Kajval.
Hay una mariposa negra
que llega con el viento
y acaba la oreja del borrego.

Culebra mariposa animal.
Deja su lana colorada de sangre.
Sangre su lomo,
sangre su espalda.
Le muerde el corazón, Kajval.

Cierra sus ojos con seis ocotes.
Ciégalo con humo de incienso
para que no mire los borregos,
para que no muerda tus sembradíos.

Tapa su camino del murciélago.
Guárdalo en su caverna,
en el corazón de la piedra.
Que pase al vientre de la montaña.
Que se vaya entre la hierba, Kajval.

Es de puro envidioso
que nos muerde la sangre.
Tapa el camino de las peñas,
de la mariposa, del murciélago, Kajval.

(María Tzu)





A la Madre del Viento

El viento camina por la milpa.
Detrás del viento camina el hambre.

El viento tumba el maíz.
Lo deja todo tirado en el suelo,
porque la Mujer Viento tiene su corazón carmín.
Es una envidiosa,
una ladrona que pasa comiendo elotes.

Pero mi milpa no es la cena del aire.

¡Detén el viento!
¡Detén la nube!

Y si todavía pasa el viento,
que venga por la espalda de la milpa.

Si viene el pulgón,
que lo pare en su camino.

Si hay una Madre del Pulgón
o Padre del Pulgón,
mándalos por otro monte.

Porque ¿qué voy a comer
si no hay mi comida?
De puro maíz estamos viviendo, Kajval.

(Petú Bak Bolom)





Conjuros y ebriedades. Cantos de mujeres mayas
Padremadres del libro: Ámbar Past, Malik Guzmán Bakbolom y Petra Hernandes
Taller Leñateros, 2010