viernes, julio 28, 2023

Cuatro poemas de Berta García Faet

Etzibo

iba yo en el siglo XVII
canturreando popular unas andolas
cuando me vi cercada por mentirijillas

mentirijillas de los hombres
mentirijillas de las mujeres
mentirijillas mías maguer
al principio no lo columbrara!

y qué hice? etzibar suspiros
y etzibo mi canción

remacho castros trapisondas
y mi verdad íntima

y no tengo más
que seguir con mi vía

iba yo en el siglo XXI
etzibando suspiros
cuando me vi cercada por mentirijillas

y qué hice?

etzibando suspiros
estudié de qué sueños están hechas o a lo menos farcidas
las mentirijillas metomentodo
estudié mis sueños estudié el "mis" del "estudié mis sueños"
estudié cómo no voyme a estudiar

he farcido mi silabario
con los pasados remotos de la humanidad y de mis vuelcos

que yo voy masticando
como lascas de viáticos
he farcido mi silabario
con lo que no me columbro con lo que me pescudo
he farcido mi silabario
con apetito de belleza y adelante
he farcido mi silabario
con un afán: belleza verdad y mi destino!
he farcido mi silabario
con lo que me supera
en fuerzas
y se sale
del propio silabario porque es mucho!

y qué hago?

etzibando suspiros

me etzibo y vivo y compongo esta canción
que sabe más que yo

que sabe más que yo!







La tarde canta
pitayas a las doñas.

mi midons va lirando:
quiero una laranja!

yo decidora de amor:
yo quiero ser la laranja!

--se puede tal vez --me dice
el lomo de la montaña
salt & pepper, no tarde--
trocar pitaya en laranja.

si comes, mi om, los limones
de los peligros
y las granzas.

y sin las lástimas!

limoncito del vedado.
de la escarpa.
y lo cantas.

liras para mi doña
si se pone la rosada.

liras para mi doña,
si raudalada.

si se pone la rosada,

mi doña,

encaprichada.

mi doña que es tan lindera
y yo la arrojada.

si se pone la rosada.







(transcribo la letra de mi canto
en esta hoja de arce para los que vengan cras

la transcribo puesto que pienso para mí
que habla una verdad

no porque mi canto sea mío

tal vez lo sea

se avino a mí
se avino solo

solo desde su región

y al nadie estar solo
muchas largas veces me he dicho que no cabe
sino creer que el canto viene de lo que ignoro
para estar conmigo

los que vengan la podrán hablar y será una verdad
o un acompañamiento

musical

sin más la transcribo junto a una conversación
con una hierbadelasno

hierbadelsasno que era mitad dibujo amarillo de flor

mitad hamadríade
de un chopo que amo que vive

más otra conversación
de esta con una luciérnaga
junto a lo que hice yo mientras

conversaciones lentas que dan cuenta
de cómo creció mi canto

por si place a los que gustan
de escuchar historias ciertas

y entreabiertas)







Mi vida es mágica
voy a morirme y es mágico

canción visible
que te pinchas con la rueca de la noche pero soy yo
quien sangra

quemar terciopelo

darle la vuelta al eco

soy mágica







Berta García Faet
Una pequeña personalidad linda
La Bella Varsovia, 2021

viernes, julio 21, 2023

Tres poemas de Mario Montalbetti

Cuando los dioses tenían cabezas de animales

Cuando los dioses tenían cabezas de animales
todo era más fácil.

Un dios con cabeza de chancho:
uno podía entendérselas con eso;

uno podía vivir en los grandes espacios
que se abrían al lado del chiquero.

Luego se hicieron humanos y habitaron
entre nosotros. Y no supimos quiénes eran.

Andan, ahora, dicen, adentro, en nuestras almas,
donde nada es claro.

¡Ah! Dios,

a que no te haces hombre otra vez

y nos vemos a las 6 en la huaca

sin lenguaje

sólo con un cuchillo en la mano
y terminamos esto de una buena vez.





Notas sobre el tercer vodka

I

Gira el colibrí negro en torno a un níspero
emitiendo un chirrido ininteligible.
Yo creo poder adivinar lo que dice.
Dice, digo: es un níspero.

Comparado con el colibrí, yo estoy inmóvil.

Cruzo las piernas y anoto en mi libreta
algo igualmente ininteligible. El colibrí,
girando, cree poder adivinar lo que escribo:
escribo, dice: es un cienpiés.


II

Barcos cargueros en medio de la calma.

Comparativamente yo estoy inmóvil.


III

el colibrí es un inútil de escritorio





Matema
(para Mica)

Tengo la sensación de haberte visto en una vida anterior.

Yo estaba sentado en una habitación vacía
y pensé: debe haber una vida después de la muerte.

O eras una liebre corriendo sobre un campo nevado.





Mario Montalbetti
El cuatro está solo
Tusquets, 2023

viernes, julio 14, 2023

Un poema de Fernanda Laguna

 Yoga

En la clase de Yoga
todos usan ropa blanca.
Lo fundamental son las medias
que también deben ser blancas
o muy claritas.

Las mantas deben ser blancas
o claritas
y aún nadie sabe si se puede usar o no una toalla.

La profesora viste de rosa,
y debe ser
porque ella es la profesora.
El salón es hermosísimo, enorme.
El piso es blando y los alumnos
no precisan usar colchonetas.
¿Para qué usarlas si el piso es blando?
Y no es que sea mullido
pero no duele al hacer los ejercicios.

Los horarios son flexibles
y la cuota es accesible.

Hay cinco puertas ventanas
que comunican al salón
con un jardín de pinos y enredaderas.
Los pájaros no entran
y cantan desde la puerta
o desde la rama.
Todo es un bello paisaje de pinos, piernas y brazos.
De cabezas relajadas que caen hacia adelante
y se deslizan por encima de los hombros hacia atrás,
y luego hacia adelante.

La voz de la profesora es
clara y modulada
porque así todos pueden hacer los ejercicios sin mirar
y si alguien no entiende
sólo mira hacia el costado
para ver lo que lo hacen los demás compañeros
y una vez entendido,
se vuelve a cerrar los ojos.

De la posición de sentados
se pasa a la de acostados
curvando la columna,
apoyando vértebra por vértebra sobre la manta
y así se llega
a la fase de la relajación,
que es la parte más difícil,
según la profesora.
Los ojos deben estar cerrados
pero algunos los abren un poquito
y los vuelven a cerrar.

La tristeza y la felicidad
se funden en una sola invocación,
Ooooooooooommmmmmmm,
tres veces
cada vez más profundo y más largo.
La o vibra en el corazón
y la m sacude todos los pensamientos
vibrando a la altura de la hipófisis.

Los bolsos esperan a cada dueño contra la pared
y se dejan llevar
más livianos que nunca.
Lo blanco resplandece sin hacer doler a los ojos
porque ahora es el reflejo de una luz que sale de los ojos.
Las mantas están secas,
los cuerpos frescos
y más descansados que antes de comenzar la clase.
Las medias están secas y limpias también...





Fernanda Laguna
Yoga
Belleza y Felicidad, 2000

viernes, julio 07, 2023

Tres poemas de Luis Arce

improvisación 30

Un bote carente de remos.
Acercándose a la orilla.
Sin embargo lejano.
Lleva dos personas: un recostada, otra de pie.
La primera está mirando por detrás de su sombrero
a la pequeña luz que averigua en el faro.
La segunda traza surcos en el agua.
Desde la orilla, se acerca un hombre y me pide no mirar tan fijamente
aquella imagen.
"La desolación y el entusiasmo habrán de conducirte a la locura", repite
mientras su mano extiende piedras en metralla
contra el aluminio de un barco en ruinas.





improvisación 51
(Vik i Myrdal, Islandia)

Incapaces de sustituir a los ángeles,
las gaviotas entran en el agua
a velocidades que asustarían a pájaros más coloridos
pero menos notables.
Los peces que se extinguen a la altura de sus bocas,
cada uno partidario de la ecuación mortal,
habrán de contarle a sus crías
sobre las terribles criaturas aladas que aguardan en las alturas.

A medida que entra en el agua,
la sombra del demonio se oscurece,
hasta que ya no hay sombra
y el insoportable batir de sus alas
tintinea en los átomos de hidrógeno
con el timbre de una cuerda de guitarra cuando revienta.

En la casa más cercana a la orilla,
una mujer recibe a los invitados vistiendo un delantal sucio de vísceras y escamas;
siempre cuenta una historia sobre marineros,
pero me cuesta imaginarla.
Esta organización escueta de olas y rocas
no guarda las huellas de aquellos que aquí naufragan.





improvisación 75

Renuncié a todo. Al trabajo, la familia, los Kinks, todo.
Renuncié a Schopenhauer y con él también dejé las vitrinas
averiadas por francotiradores. Cuestiones aparte,
la mano que tiñe la estantería no es la misma que la crea;
tenemos todas estas dificultades, cada uno se las apaña como puede,
y luego, cuando no queda más que deslindarse de lo dicho,
anotamos en sueños que seguimos adelante,
pero renunciando, de la manera más prudente,
a los ejemplos de convivencia que adquirimos en la televisión,
a las normativas del abecedario y a los formatos predispuestos por el entendimiento
de una escena: una línea que divide las cosas según su peso,
primero aquellas que parecen inevitables:
tropiezos, movimientos de lengua alrededor de una goma de mascar,
el camino de ida, donde se escribe esto,
para encontrarse con la inevitable continuidad
del drama necesario, las pausas de un día amoroso,
y el nefasto hecho de saber que no hay absolutamente ningún progreso,
con nada,
con nadie,
en ninguna parte.





Luis Arce
Improvisación sobre motivo
Juan Malasuerte, 2022