miércoles, septiembre 28, 2022

Tres poemas de Elena Anníbali


prueba del alce llaman a un test de seguridad en el que
vehículos maniobran en un zig zag furioso emulando
situaciones peligrosas: aparición
de animales grandes o pequeños
en ruta, osos fantasmales,
ciertos pájaros de ojos luminiscentes,
espíritus
de los caminos, árboles
que caen por rayos

en el movimiento, los autos, sobre todo
aquellos de gran porte, deben mantener
el equilibrio de, al menos,
dos ruedas: si el conductor
es inhábil o el alce se
espanta y sale corriendo
hacia el auto,
todos mueren
si el alce queda quieto, pero
el conductor enloquece, viendo
en sus ojos, algo que no ha
visto nadie, salvo
el espíritu de las carreteras,
todos mueren

si el conductor, en cambio,
atropella al alce, y el alce
muere, su espíritu
entra en el cuerpo del conductor
para, definitivamente,
hacer derrapar al vehículo
en un vuelo insólito
inacabable, en el que
el tiempo se retuerce
sobre el tiempo y
todos mueren





en Resistencia, gendarmes en el aeropuerto
en la calle, en
el hotel, me rozan
la espalda, me piden
identificación, tarjeta
verde, razones
para estar allí

en la ruta, gendarmes en la ruta
por qué, cuándo,
una mancha de aceite
en el cielo, en
la estación de servicio gendarmes

retiro mis chicles, cigarrillos
aunque no fume, café
para hacer tiempo
me miran
me preguntan: acá,
una mujer sola, ¿por qué?
estoy aterrada de
mi tiempo estoy aterrada
de mi especie

salgo afuera encandilada:
la mancha de aceite
ha caído, los ojos
de los gendarmes
brillan

brillan





estamos de vacaciones, y sin embargo nada
ha cesado: tenemos hambre, sed,
tristeza, cualquier elemento
la puede despertar

fuimos al mar helado en Madryn, la sal,
el sol portentoso, la familia Kanter
y su extraña forma de socializar;
unos lazos de convivencia
anticuados, eficientes,
y desde allí Altares
no paramos

nos reconocíamos
con los otros viajeros
en la piel ardida, la sed,
la mirada huidiza de los que quieren
verse, hablarse, calcular
los kilómetros recorridos
por la cantidad de barro
en las llantas
por el apuro en llegar, el cansancio
de los chicos en las butacas
traseras, sudorosos,
mamaderas de Coca-Cola
agua con hielo, leche
hedionda

nadie dice, todos
diligentes, llenando
los tanques, mirando
el vibrato del sol
afantasmando las rutas
el eco
de los precipicios
en los huesitos
la ardiente vegetación





Elena Anníbali
El viaje
Salta el Pez Ediciones, 2022

miércoles, septiembre 14, 2022

Cuatro poemas de Draupadí de Mora

echados en la arena
contemplamos la vejez en cueros
algunos tienen parejas jóvenes
con hilos dentales
otras
se enfrentan al mar
con la sola fiereza de sus brazos flácidos
parecen cascarillas de nuez
azotadas por el oleaje

una viejita lucha por entrar al mar
el agua la arroja playa adentro
me distrae el vuelo de un pájaro
cuando miro
cruzó la frontera de las olas
y es apenas un punto oscuro     a lo lejos





recuerdo
interiores de casas
señoras recostadas en hamacas
calor y mosquitos
bardas de tecorral
mujeres que abrazan con olor a humo

el suelo es de tierra pisada
hay un pastel blanco sobre la mesa
habitaciones oscuras
pocas ventanas
la gente me parece demasiado seria
o melancólica

hace frío en las casas llenas de plantas
junto al río
o la barranca





recuerdo
de niña escribía
para mi madre para las tías
a mi hermana nunca le escribí nada
a papá tampoco
escribía a prisa entre el claxon y el café
sobre perros
tortugas
cumpleaños de abuelas

un día murió la más gorda de las perras
la más perra gris de todas
ese poema     al fin     nos incluía a todos
deseaba que estuviésemos muertos
como ella

fue la única vez que escribí
poesía comprometida





recuerdo
los mapas de national geographic
brillantes
incomprensibles
áfrica era café
américa verde
europa amarilla

si los desdoblabas
no los volvías a doblar
jamás





Draupadí de Mora
Obeliscos
Dharma Books, 2021

miércoles, septiembre 07, 2022

Cuatro poemas de Roger Santiváñez

Tinta mojada

Poema 4

Perfecto asolador dentro de la música
Estás soñando, guitarrista
Dejaste tu sonrisa en una hipodérmica
Rasgueo infinito de adicto, susurro,
Pasos silenciosos pavorosos de seguir
O cruzar las orillas
Tus manos de enebro circulan y suenan

Pocos descubren en noches inertes
Al salvaje violeta cabello de muchacha
Arrastrando las horas en tu amplio jardín
De quietud irreversible oh muerte

Perfecto asolador
Llegó hasta tu sombra
La cálida y triste
Última canción de una aguja
Hacedor silencioso y vago, de bares invisibles
Tocando en el fondo, enloquecido y único,
En la forma de tu guitarra acariciaste
El sacrificio, amargo





Poema 5

He organizado mi soledad
De tal manera
Que ni la hierba

Claire:
Me sucedió tu cuerpo
Me sucedió tu visita
Siempre por sobre los acantilados
Y no recuerdo la oscuridad
La bella oscuridad
Que aún nos propusimos
Ser mudos, incoherentes
Tomar las hojas muertas
No fue un sueño

Qué poco estuvo tu cintura
Acariciada por la sombra
Nos acercamos al silencio
Sin entender los senderos en los parques
--otra vez los dibujos de un jardinero--
Claire, mis juguetes
El fucsia de tu chompa,
No hubimos de hacer caso a los semáforos





Tinta seca

Poema 2

Mi primo se casó
Y en sus ojos el sabor del alcohol,
Su cuarto todavía huele a amor
A muchacha desnuda.
La cama no habla
Y mi primo fuma un cigarro
Un corazón crespo
Sobre la noche
Y en el vientre de las minas
Mi primo busca una muchacha,
Como en el tiempo del verano
Las avenidas y la soledad de
Los night-clubs
Sabor de limón, baile caliente.
Ha venido cierta gente al matrimonio
Pero él no comprende
Qué hace aquí esa turba,
Efectivamente solo quieren mirarlo
Y observar el peinado de la novia.
La noche es etílica, los cisnes de plástico.
Ninguna muchacha
Cerebro dónde te vas
Mi primo dice
Que se va a quedar calvo





Poema 4

Los aviones en la pista del aeropuerto
Van soñando los senos de la más
Hermosa flight hostess
He llegado al aeropuerto y no
Supe quién era yo entre las lunas
Los vidrios más rotos que hube de amar
Para llegar al aeropuerto
Es fácil estar en hierba
Porque el viento que a algunos
Poetas jode y a otros no, a mí
Me da frío simplemente
O me place sentirlo en setiembre
Llegar al final de la fiesta
Es lo que siempre escribo en mis
Poemas y la soledad de las
Noches las voy arreglando con
Dibujos para muchachas pitos
Esperar en el aeropuerto cansa
Y las horas caben en un avión
Que nunca empieza a cantar
Permaneciendo desnudo y frágil
Con mil posibilidades de desolación
Pero los aviones son corazón
Y también otros brazos en mis brazos
Unas horas de alegría, un altoparlante,
Pistas más amplias, una voz estereotipada





Roger Santiváñez
Something going
Personaje Secundario, 2020

jueves, septiembre 01, 2022

Cuatro poemas de Tania Carrera

2012

Vi la muerte en la carretera,
esa misma noche me visitó en un sueño
y en un sueño decidí llevarme a toda la familia,
descendencia incluida, como parca.
Fue una imaginación piadosa
pero nunca se la conté a mi madre en la infancia.

Mi madre y yo sabemos que si en el autobús ponen 2012,
protagonizada por John Cusack,
el camino va a ser largo.
Bloqueos en la caseta, un gran accidente,
qué sé yo.
180 minutos en lugar de 120, mínimo.
Imagínate además que esto sucede aún en el 2018.

El chiste es morir todos al mismo tiempo.
Lo más cercano al paraíso.
Si la película va a negros,
hemos de regresar a nuestras cavidades.
Así se devastó el imposible,
para ingresar la cinta y reproducir
                                                       la muerte.

El presente es como 2012,
un argumento mediocre con una producción monumental.
Un chiste malo y muy largo del que fingimos reírnos
para no llorar en la oficina.





Espectros

Se me apareció el zodiaco una noche
al cambiar la posición de la cama.
Una simple rotación
y se abrió el espacio,
tanto que llegó un sueño protegido.
Se recostaron junto a mí los animales,
y el fuego y el agua;
y adentro del adentro, el aire
jugaba con el silencio.
Mi cuerpo sembrado en la planta alta de un minúsculo
hogar.

No sé nada sobre los símbolos,
pero me oriento al detenerme a organizar mis cosas.
La gravedad es absoluta.
Como un perrito giro y concilio,
finjo creer en otras fuerzas, me arrullo
para rendirme con estilo.





Patitos

Aquí va otra piedra desde la orilla.
A ver si rasura el agua
                                                           una vez,
tal vez,
y luego se hunde.
Apenas una lápida,
se perderá a pocos metros.
Lanzo una piedra.
En el espejo una piedra
es una masa definitiva:
el lastre de los estancado,
el arrojo
                                                           otra vez
¿y qué?
También se hunde.

Y viene la fantasía de la flecha:
ha caído en el centro,
el centro de su único blanco
porque en el fondo una piedra
es el peso de un solo puño.

Una piedra hacia el más allá
donde crece la lama que no me toca.
Y mientras se está yendo:
si el ángulo es correcto,
si el viento afecta las probabilidades,
si el temblor de mi brazo no definió la trayectoria,
si la piedra es ovalada o circular,
si la piedra tenía que ser ovalada o circular,
si lo que acabo de lanzar es un tabique,
si desconozco el mito,
si continúo desconociendo el mito,
si, a pesar de arrojarme, nunca conoceré el mito,
que me garantice
que mi piedra rasurará el agua
                                                           una vez
                                                                              y dos,
tal vez,
porque si llega a tres
ya sería demasiado.





La formación (fragmentos)

Si te enfermas de saber muy chico
te crecen desiguales los significados.

A medio proceso, la intemperie
te tuerce la boca.
Ni para atrás ni para delante:
hecho bocado,
palabras rengas, dichos,
bolo vagido, bolo,
lengua larga.

Si te enfermas de un saber muy chico: pantomima.
Pura rima brilla en la cáscara.
Verbo mimado,
pasitos tiernos en suela blanda
y hasta la tumba vuelta
y vuelta en el espejito pulido, idiota.

No quiero decirlo,
pero te lo dije:
que te iban a salir chuecos,
unos más largo que el otro,
otro muy pálido,
la mayoría para dentro.

*

La palabra formación
en esta escuela
significa tomar distancia.





Tania Carrera
Gruta
Herring Publishers, 2022