viernes, noviembre 07, 2014

Cuatro poemas de Daniel Bencomo


(Podríamos maquilar cuatro, seis mil, n realidades:
en ellas se incinera
una hebra de lo Real. Qué profusión la de lo abstracto:
es un mar Muerto,
flotan sobre él nuestros queridos espejismos:
sal en demasía en un Yo en un Ello
en un Aquello. Tiembla la lengua, no es de nadie, es Nadie:
es un encefalograma de sí misma.
En el E tampoco hay alguien:
tres umbrales sí, ni resonancias frescas,
Trivium de la ciencia lisérgica: copos de nieve
perdidos en la nieve.
Corren como potros las voces,
hay un alce pastando en tu cerebro,
crujen mecanismos de madera,
hay un alce pastando en tu cerebelo)




Interior C

a H.V.T.

Eres un legionario en el cono sur
el que espera a las focas
el hueco en el hielo hacia la amnesia marina

eres un cosaco o su fantasma
esperando en Siberia el último gulasch

dos farolitos alumbran tu cabeza
dos arlequines invaden tus cortes

bufo: entre dos maniqueos una gresca por ti
no hace tanto vivías de rastrear viejas señales

ondas cortas rosarios radamanes

y esperas un calor de bajas radiaciones
en el coche bomba de todos tus ancestros

el día es un jardín japonés tensado entre tus cejas
el circo un monstruo de gila en tu esternón

--a sólo veinte la preventa                   en taquilla un poco más
          a sólo veinte la preventa
                                                                                     no faltes
                                           no faltes
                                                                   no faltes--

y en el hiato de tus viejos renglones
se van borrando los segundos
segundo versus segundo
horror versus efecto doppler




Interior B

Nada tiene una causa porque
nadie mide la fuerza.
El celo es una fuerza.
El coito es una fuerza irrepetible.

Fuera de sí, fuera de voz. Nadie mide la fuerza,
porta el azar una bacteria
que sonríe mientras pudre.




Interior C

Error 403: Forbidden.

Error 403: Forbidden.

Error 403: Forbidden.




Daniel Bencomo
Alces, Rejkyavik
Libros Magenta, 2014.

martes, octubre 28, 2014

De After Lorca

Querido Lorca:

Cuando has terminado un poema, ¿qué habría querido éste que le hicieras? ¿Era suficiente que existiera o exigía imperiosamente que lo compartieras, como la belleza de una persona bella la obliga a buscar en el mundo a alguien a quien pueda manifestarle esa belleza? ¿Y dónde buscan tus poemas a la gente?

Algunos pueden darse con facilidad. Se entregan a quien sea y quien quiera que sea apto físicamente puede recibirlos. Pueden ser bellos (ambos hemos escrito algunos así) pero son unos farsantes. Desde el momento de su concepción te notifican, con voz melosa, que gracias, que ellos pueden valerse por sí mismos. Juro que si uno de ellos estuviera escondido debajo de la alfombra, se pondría a vociferar y seduciría a alguien. Los poemas tranquilos son los que me preocupan, aquellos que deben seducirse. Durante años pueden viajar conmigo y nadie los advierte. Y aun así, debidamente unidos, son más bellos que sus primos promiscuos.

Pero estoy hablando de la primera noche, cuando salgo de mi departamento casi sin aliento, buscando a alguien a quien mostrarle el poema. A menudo no hay nadie. Mis colegas poetas (aquellos a quienes mostraba mis poesía hace diez años) están tan poco interesados en mi poesía como yo en la de ellos. Ambos comparamos nuestros poemas (desfavorablemente, desde luego) con los poemas que escribíamos hace diez años cuando podíamos aprender uno del otro. Somos amables pero como si estuviéramos intercambiando instantáneas de nuestros hijos, viejas relaciones que desaprueban a sus esposas respectivas. ¿O tú eras más generoso, García Lorca?

Por supuesto, se trata de los jóvenes. Últimamente he sido reducido a ellos (o al menos mis poemas). La ventaja que tienen es que no saben exactamente qué clase de poesía escribirán y siempre están buscando qué recurso tuyo pueden aprovechar. El problema es que es tuyo. Es tuyo y no del poema. Leen el poema una y otra vez para pescar las huellas de tu estilo. Y si son muy sutiles, para buscar si existe una referencia a ellos en el poema. Eso es todo. Lo sé. Solía hacerlo.

Cuando estás enamorado no hay ningún problema verdadero. La persona a la que amas está siempre interesada porque sabe que los poemas siempre tratan de ella, aunque sólo sea porque alguna vez se dirá que cada poema pertenece al período Sutanita o la etapa Perenganito en la vida del poeta. Es posible que no sea mejor poeta cuando estoy enamorado, pero al menos soy uno con menos frustraciones. Mis poemas tienen una audiencia.

Por último, están los amigos. Únicamente ha habido un par en mi vida que podían leer mis poemas y uno de ellos prefiere imprimirlos para poder verlos mejor. El otro está muy lejos.

Todo esto es para explicar por qué siempre dedico mis poemas a alguien.

Con cariño,
Jack



Jack Spicer
My vocabulary did this to me. The collected poetry of Jack Spicer
Wesleyan University Press, 2008.
Versión del traductor para Nueva Provenza: Rodrigo Flores Sánchez

martes, octubre 21, 2014

Tres poemas de Martín Gubbins


Caso de emergencia

Encender las luces bajas
Quitarse los lentes de sol
No utilizar el celular
No detenerse salvo en caso de emergencia

Si se incendia el vehículo
Apagar el motor
Dejar puesta la llave
Abandonarlo

Si se incendia otro vehículo
Mantener distancia prudente
Si se puede continuar el viaje
Por favor hacerlo

No detenerse salvo en caso de emergencia
Encender las luces bajas
Apagar el motor
Por favor hacerlo

Si la circulación se ha detenido
Seguir las instrucciones del personal
De la autopista o Carabineros

En caso de evacuación acercarse
A una salida de emergencia
Ayudar a otras personas
Acceder a zonas seguras

Estar atento a los mensajes
De radio y altoparlantes
Pedir auxilio en la estación
Más cercana
Si se puede continuar el viaje
Por favor hacerlo




Declaración universal

Todos los seres humanos nacen
Dotados como están
De razón y conciencia
Toda persona tiene
No se hará distinción alguna
Todo individuo tiene derecho a
Nadie estará sometido a
Nadie será sometido a
Todos tienen derecho al
Todos los seres humanos son
Derecho a
Todos son
Sin distinción
Todos tienen
Toda persona tiene derecho a
Nadie podrá
Toda persona tiene derecho a
Toda persona
Nadie será
Nadie será objeto de
Toda persona tiene
Y a
Este derecho no podrá ser
A nadie se le
Los hombres y las mujeres
Sólo mediante
La familia es el
Toda persona tiene derecho a
Nadie será
Todo individuo tiene derecho a
Toda persona
Nadie podrá
Toda persona tiene
La voluntad del pueblo
Toda persona es
Toda persona
Toda persona trabaja
Tiene derecho a
Toda persona
Derecho tiene
Toda persona
En el ejercicio de sus derechos
Estos derechos
Tampoco podrán
Toda persona nada
En la presente
Declaración universal




La pista de un consumidor

Qué
Hago con las
Cosas que
Compro en el
Supermercado
Qué
Hago con
Los vales en vez
Qué
Hago con las
Historias que
Leo en los diarios
Qué es lo que en
Tiendo de las
Noticias e informes
Qué
Hago con los
Lugares que veo
Los
Movimientos que hago
Las
Personas que conozco
Los
Tragos que tomo
Las
Cosas que fumo
Qué
Hago con ellas
Qué en
Tiendo de ellas
Qué
Puedo hacer
Qué
Puedo decir
De los
Recorridos de buses
Qué es lo que en
Tiendo de los
Avisos que veo
Qué
Debo hacer
Qué
Debo decir
Qué
Veo en vez
Dónde
Puedo ir
Cómo
Podría ir
Qué
Hago
Qué es lo que en
Tiendo de mí al tomar las
Ofertas que me hacen
Las
Promociones que encuentro
Qué
Hago con ellas

Me las
Como
Las
Uso
Me las
Pongo
Las
Detesto
Las
Requiero
Me las
Trago
Las
Añoro
Las
Escucho
Las
Congelo
Las
Persigo
Las
Requiebro
Las
Observo
Las
Boto al basurero después de que las
Gasto
Las
Vomito
Me las
Meto
Las
Tomo y las
Apropio
Las
Descarto y las
Desecho
Voy andando por ahí
Trampeando con ellas
Truqueando
Engañando
Persistentemente
Mordisqueando
Mordiendo
Trotando
Haciendo creer que ellas
Pasan

Soy una rata
Soy un ratón
Tengo orejas largas
Y ojos mentirosos
Mi boca es tan larga
También mi cola
Me carga mi
Cara también
Mi ho
Cico filudo
Lo
Vi tantas veces
Yo
Correteo
Yo
Que escurro
Lo odiaré como lo he hecho
Soy una rata
Soy un ratón
Me escondo en mi co
Vacha
Debo callar la
Boca
Me tengo que en
Cerrar




Martín Gubbins
Fuentes del Derecho
Ediciones Tácitas, 2010.

martes, octubre 07, 2014

Cuatro poemas de José Luis Bobadilla


               inmóvil
                    agita su agua sucia

                  una
                     pero única
        en la larga fila de su estirpe
                              tortuga en una tina
que es sin más

               y sólo para ella

          el universo

               nada y no
                     se asolea

               dueña de sí

          aun
en ese caldo aceitoso




y la niebla que pisas
  y la rama que pisas
    y los pastos y carrizos que pisas
  y la rana que pisas
        y los hongos

     -que también seguramente pisas-

          y los charcos que pisas
        y los grillos negros que pisas
            y las hojas secas y húmedas que pisas
          y el lodo

          -el musgo y el volcán-

        y el acanto salvaje
                los murmullos

           -lo que es también
                      todo lo que pisas
                        ahora que lo pisas-

              sin siquiera notarlo...




sobre la chimenea un plato japonés
con un grabado del siglo XVII

una arbitrariedad

aún el sol
el espacio de aquí
a la calle

la banqueta

una pestaña de cemento
que nadie quiere ver

la primavera
calienta el rumbo de la avispa

y en medio

entre los muros y la calle

un piecito dejado
una huella abandonada

nada importa
si no quieres que importe




lo que nos rodea
         sí        lo de aquí
     lo que está allá

ni más ni menos

         el desmoronamiento de la tarde
bajo la sombra tejida de un mezquite

                lo que es que está

         me refiero
                      lo que es que está
ya sabes
            esto       aquello y más
        sabes
           me refiero

lo que es que está y también
         esto     aquello y más
lo fuera de esto también pero que está
                ya sabes         me refiero
digo:     ya sabes     sabes

           lo que quizá tal vez seguramente
lo que sin duda y no tal vez
           lo que seguramente se aleja y se aproxima

algo que como todo          ya
luego se aleja:

una onda de agua una onda de agua

l o s  c o s t i l l a r e s  d e  u n a  o n d a  d e  a g u a




José Luis Bobadilla
un mundo,
La Calabaza del Diablo, 2014.

domingo, septiembre 28, 2014

Gracias x nada


Para mi septuagésimo cumpleaños, 2006


Quiero ofrecer mi agradecimiento a todos por todo,
y como una muestra de mi aprecio,
quiero corresponderles con mis buenos y malos hábitos
como magníficas joyas inestimables,
gemas que satisfacen todos los deseos que se necesiten y quieran,
muy agradecido, muy agradecido, muy agradecido,
gracias.

Que cada droga que alguna vez consumí
regrese y les produzca efecto,
que cada vaso de vodka y vino que bebí
regrese y les haga sentirse realmente bien,
entumeciendo sus terminales nerviosos,
permitiendo que la natural claridad de sus mentes flote libre,
que todos los suicidios sean himnos de ambición,
gracias porque las malas noticias siempre son ciertas,
que todo el chocolate que alguna vez comí
regrese precipitándose a través del torrente sanguíneo
y les haga sentirse felices,
gracias por permitirme ser poeta,
un noble esfuerzo, fatal, pero la única alternativa.

Quiero agradecerles por la amabilidad y los halagos,
gracias por celebrarme,
gracias por los aplausos ruidosos,
quiero agradecerles por llevarse todo para ustedes
y no dar nada a cambio,
siempre se estuvieron autocomplaciendo,
gracias por explotar mi gran ego
y por convertirme en una estrella en beneficio propio,
gracias porque nunca me pagaron,
gracias por toda la inmoralidad,
gracias por ser malos y rudos
y por reírse en mi cara,
estoy feliz de que me hayan robado,
estoy feliz de que hayan mentido,
estoy feliz de que me hayan ayudado,
gracias, grazie, merci beaucoup.

Que puedan ustedes fumar un porro con William,
y pasen instantes de intimidad con su mente,
más profunda que ningún libro que haya escrito,
les envío un enorme agradecimiento a mis amantes,
hombres hermosos con mentes geniales,
grandes artistas,
Bob, Jasper, Ugo,
que vengan aquí ahora
y les hagan el amor a ustedes,
y que todos mis muchos otros amantes
de sexo totalmente esplendoroso,
innumerables amantes
de fabuloso sexo sin límites
innumerables amantes de fabuloso sexo sin límites
innumerables amantes de fabuloso
sexo sin límites
en la edad de oro
de la promiscuidad
que todos ellos vengan aquí ahora,
y les hagan el amor,
si lo quieren,
que cada uno de ellos los tome en sus brazos
jodiendo
a sus corazones
con delicia,
jodiendo a sus corazones
con delicia
jodiendo a
sus corazones con delicia
jodiendo a sus corazones con delicia.

Que todas las personas que están muertas
Allen, Brion, Lita, Jack
y yo no echemos de menos a ninguno de ustedes,
yo no echo de menos a ninguno de ellos,
no hay nostalgia,
fue maravilloso nos amamos mutuamente
pero no quiero a ninguno de regreso,
ahora, si alguno de ustedes
se siente atraído hacia cualquiera de ellos,
que puedan regresar de entre los muertos,
y hagan lo que sea su voluntad,
que se multipliquen,
y sean esclavos
de quien los solicite,
complaciéndoles en cada capricho y deseo,
(pero no los querrán como amos
porque son demonios),
que Andy venga aquí
y se enamore de ustedes
y haga de cada uno una superestrella,
todos pueden
poseer a Andy,
todos pueden poseer a Andy,
todos pueden poseer un Andy.

Grandes abrazos para los amigos que me traicionaron,
cada amigo se convirtió en un enemigo
más tarde o temprano,
grandes besos para los amores que fracasaron,
me complace que sean aspiradoras
extrayéndolo todo para sus bolsas de polvo,
no son más que un reflejo de mi mente.

Gracias por el problema de la depresión
y por sentirme suicida
todos los días de mi existencia,
y ahora que cumplo setenta,
afortunadamente casi he llegado.

Veinte billones de años atrás,
en el originario caldo de la sabiduría
más allá de la comprensión y de lo descriptible,
algo carente de sustancia se movió ligeramente,
y se convirtió en algo impalpable,
se movió otra vez y se transformó en algo invisible,
se movió otra vez y produjo una partícula y partículas,
se movió otra vez y se transformó en un quark,
otra vez y se transformó en quarks,
se movió otra vez y otra vez y se transformó en protones y neutrones
y en las doce dimensiones del espacio,
pequeñas bolas de fuego de energía ordinaria
trozos lanzados de aquí a allá
en un juego de lucha libre entre partículas,
transmitiendo luz electromagnética
y viajando rápidas, 40 millones de veces por segundo,
hasta donde el pedrusco golpea al agua,
allí es donde empezó el problema,
algo insustancial se volvió algo con sustancia,
¿por qué fue así?
porque algo sin sustancia
tuvo la sensación de estar perdiéndose de algo,
no
lo estaba obteniendo
no lo estaba obteniendo,
no lo obtenía,
no lo obtenía,
impalpablemente no obtenía algo
cuando no había nada que obtener,
aferrándose a una idea acerca de la realidad,
desde la potencial infinitud originaria
hasta la realidad del presente,
veinte billones de años más tarde,
me crearon,
me parieron a mí y a mi estúpida mente que se aferra,
me hicieron a mí y a ti y a mi mente que se aferra.

Que Rinpoche y todos los grandes maestros tibetanos que me amaron,
regresen y los amen a ustedes más,
los amparen con la sabiduría de sus corazones,
los bañen en la compasión omnipresente,
les ofrezcan instrucciones clave,
y que con la entrega de atletas olímpicos
practiquen la meditación,
y con total seguridad descubran la naturaleza verdadera de la mente.

Estados Unidos, gracias por el abandono,
lo hice sin ti,
permítenos celebrar la justicia poética,
tú y yo nunca fuimos,
nunca intentamos hacer nada
y nunca tuvimos éxito,
quiero agradecerte por mostrarme
el rostro de la mente desnuda,
gracias x nada.



John Giorno
La sabiduría de las brujas
Traducción: Martín Rodríguez Gaona
DVD Ediciones, 2008.

domingo, septiembre 21, 2014

Mogoles


-En el interior de la boca el paladar es cóncavo.


-Además, tienen la "tara Gengis Khan" en las manos, es decir que tienen el dedo corazón de cada mano un poco torcido hacia el exterior, en dirección al meñique.


-Verificamos en su boca que estamos norteados al oeste.


-Puedo verificar por mí mismo el origen mogol o no de mis ancestros.


-Les enseñamos a saludar ampliamente.


-"Un poco torcido" se transforma pronto en curva decidida; enviamos a lápiz unas manos dibujadas cuyo dedo sobresale y gira.


-Al acariciar con el índice el interior de su boca, atroz decepción.


-La pronunciación de una d con un paladar cóncavo no es la misma que con un paladar convexo, señala B., nuestro lingüista.


-Una vez determinada su convexidad, hay que retirar de las bocas la coca que las llena.


-Pues la pronunciación de una d no es la misma: "Con coca en la boca, es otra palabra", dicen los etnólogos prudentes.


-¿De qué significación se carga una frase dicha en la coca?


-¿La palabra "gallina", dicha invariablemente en la coca, tiene un sentido idéntico cuando es pronunciada sin ella?


-¿Qué tipo de sentimiento (qué cualidad) añade al discurso?


-¿A partir de una cierta edad, la coca forma parte del aprendizaje de la lengua?


-¿El que habla sin mascar es considerado un retrasado?


-¿Qué implica la separación entra la acción de mascar y la acción de hablar?


-¿El hecho de mascar la coca hablando conlleva un adormecimiento de la lengua?


-¿La lengua adormecida es menos apta para dar la dirección del otro?


El español no tuvo la paciencia de que el indio acabara su frase


o
falsamente orientado por una media palabra todavía hundida en la hipnosis, tomó la dirección equivocada


y
-"¿Es la India? ¡¿Esto es la India?!": asentían en porciones ralentizadas.


Américo, feliz, degustaba la coca, aunque deploraba los fragmentos de hojas que quedaban encajados entre sus dientes.




Nathalie Quintane
Una americana
Traducción: Octavio Moreno Cabrera
Cabezaprusia, 2014.

domingo, septiembre 14, 2014

Dos poemas de Meng Jiasheng


El hombre que oculta el brillo y cultiva la oscuridad

En la foto pequeña que los taxistas
cuelgan como un talismán del espejito,
en el mural pintado bajo una recova
o el póster barato comprado sobre un puente,
viste ese año la cara del hombre sin brillo,
la cara sin brillo con su sonrisa helada.
En la mirada de los burócratas nostálgicos
que caminan al atardecer entre la multitud
por las calles en torno del palacio vacío,
en la voz de los vendedores de baratijas
y el humo de los fumadores silenciosos,
viste la cara y viste también a esos hombres
siguiéndola hechizados igual que un niño
que mira en un vaso las hojas lentas de té.
La viste en calcomanías, tatuajes y remeras
ese año, y pensabas en algo, en alguien.
En quién o en qué: es lo que ahora no podés recordar.




Destino (a Xuehua)

Cómo iba a saber entonces, hace diez años,
esa noche en el cumpleaños de un amigo en común
cuando me dibujaste con el índice de tu derecha
sobre mi palma el ideograma de tu nombre,
que esa marca invisible iba a quedar en mí,
que iba desde entonces marcado igual que un animal
para siempre. Se enfrió lo que me quemaba
y me quedé mudo, mirando por la ventanilla de un micro
los campos pelados del invierno del norte,
pensando en matemáticas, en sumas y restas.
Te perdí el rastro y volví a encontrarlo de vuelta,
y a perderlo y a encontrarlo, una y otra vez:
tenías el pelo más corto, luego más largo de nuevo,
teñido de tal color, anillos en las manos,
y un tatuaje rústico con el nombre de un novio.
Todo esto pudo confundirme en la superficie
pero nunca dejé de pensar en lo que me dijiste esa noche
en el bar: quizás otra vez, en un par de años...
Pasaron diez. Los dos seguimos escribiendo.
Leer tus poemas cada vez más hermosos me da escalofríos,
me emociona. Las hojas están bailando en la esquina
para recibir la primavera, los pájaros cruzan el cielo,
los campesinos instalan en las esquinas de la ciudad sus puestos
con fruta. Envuelto en la humareda leve del té
leo un destino ambiguo en las líneas de mi mano.



Meng Jiasheng
Un país mental. 100 poetas chinos contemporáneos
Selección y traducción: Miguel Ángel Petrecca
Gog y Magog, 2011.

domingo, septiembre 07, 2014

Dos poemas de Mirko Lauer


Tormenta de la introspección
(25 al 29 de agosto, 2008)

La necesidad de desaparecer de su vista

La fuerza gravitacional de su cuerpo distante

La espera del instante secreto en que empiezo a ser desamado

Ella se vuelve menos su propio ser y más el fantasma de mis secretos

Preciso estar fijado para no caer

Pero quiero la libertad de caer

De avanzar hacia lo que ahora ya no es

El terror de desaparecer de un cierto corazón

El pasado se bebe todo el aire del presente

Interrumpir un instante que no se mueve

Arrojado al mundo

Un misterioso temor frente a la fuente de la fatiga

Sobrevivo cerca de una muerte que no se atreve a mostrar su siguiente rostro

Sufrimiento en mí mismo, el cual no termina en otro

Animal grande asustado por la distancia y que espera un perdón sin forma

Hacer un regalo de mi desaparición

Reino de las hipótesis, formas complicadas del miedo

Castrado por una sola palabra orígenes

Presencia, paciencia del dolor, que es una madre

Immer ohne Frage



La cena en el jardín

Almorzarás colibríes
Dioses y hombres de Huarochirí

El diminuto colibrí es comestible, igual lo son
100 colibríes sobre una fuente y luego
Otros 100 brotando de un pastel, como un eructo de agua mineral.
Colibrí-encanto-confusión-velocidad en sus colores
De diminuta cola de pavorreal tan como los suyos.
Una anchoveta voladora. ¿Se me permite?

El menú: Involtini di colibrí.
Silencio aterrado de niños envueltos en torno a los colibríes.
Hummingbirds in the dark fibre
A la velocidad de la pérdida sentimental.

El colibrí evoca lo adorable-inasible. No hay forma de no saberlo
Cuando se desliza una lenta mirada por su lomo.
El colibrí da pasos de aire, como un caballito verde casi negro,
O un único guindón relleno de una sola aceituna.
La cena: un plato yucateca de colibríes ahogados en sopa de limón
& el famoso pastel victoriano de colibrí sans colibrí.

Servidos al final de la tarde entre grandes candelabros,
Brillan tendidos, en una secuencia de largos nudillos
De una mano con demasiados dedos cansados de apretar.
Ayer cuando volaban nadie los podía sujetar.
Ahora un agrio sabor a curvo pico de colibrí perfora mi lengua.
La experiencia no se ha justificado.

¿Voy a seguir comiendo lo sublime? El libro sagrado
Habla de un hombre devorado por mil colibríes
En un gozoso instante.
Un hombre-flor. Un jardín de platos dispuestos para el sacrificio humano.
La última visión es que por fin bajaron
A detener sus alas sobre mi pecho. Tanto los he esperado.



Mirko Lauer
Alcools
Paracaídas Editores, 2013.

jueves, agosto 14, 2014

Tres poemas de Raciel Quirino


el barco frente al que hicimos la promesa de pasar toda la tarde en el mar
avanza con un grupo de cumbia en cubierta
el mar es una bebida
inventada por el dueño de un hotel llamado Verano Beat
la tonada que recuerdas al quedarte de pie
inmóvil mientras sientes arena entre el elástico del traje de baño y la ingle

intento grabarme el sonido de la playa y el sonido de la avenida
que circunda la playa
al mismo tiempo
cuánta concentración se requiere para mirar
el desplazamiento de un buque de una punta a otra de la bahía
cuánta del muelle a la desaparición




nunca sonríe mi padre cuando me ve
a cuadro en la cámara de video

ahora descubro un alce miniatura en mi huevo kínder

ahora le quito las chispas de luz a una pelota de goma

mi padre llora en el baño

se moja la cara

le baja al retrete
sale con expresión tranquila




queridos padres de familia
Copperfield está sujeto por dos pares de cuerdas

hechas de múltiples hilos de kevlar
que permanecen invisibles
contra el fondo del escenario celeste

al final del sorprendente vuelo
la audiencia sospecha que
puede estar sujetado por alambres

no tenemos de qué preocuparnos




Raciel Quirino
Poemas inéditos cedidos por el autor para Nueva Provenza.

jueves, agosto 07, 2014

Llamado a algunos doctores


Dicen que no sabemos nada, que somos el atraso, que nos han de cambiar la cabeza por otra mejor.

Dicen que nuestro corazón tampoco conviene a los tiempos, que está lleno de temores, de lágrimas, como el de la calandria, como el de un toro grande al que se degüella, que por eso es impertinente.

Dicen que algunos doctores afirman eso de nosotros, doctores que se reproducen en nuestra misma tierra, que aquí engordan o que se vuelven amarillos.

Que estén hablando, pues: que estén cotorreando si eso les gusta.

¿De qué están hechos mis sesos? ¿De qué está hecha la carne de mi corazón?

Saca tu larga vista, tus mejores anteojos. Mira, si puedes.

Quinientas flores de papas distintas crecen en los balcones de los abismos que tus ojos no alcanzan, sobre la tierra en que la noche y el oro, la plata y el día se mezclan. Esas quinientas flores son mis sesos, mi carne.

¿Por qué se ha detenido un instante el sol, por qué ha desaparecido la sombra en todas partes, doctor?

Pon en marcha tu helicóptero y sube aquí, si puedes. Las plumas de los cóndores, de los pequeños pájaros se han convertido en arcoíris y alumbran.

Las cien flores de la quinua que sembré en las cumbres hierven al sol en colores, en flor se ha convertido la negra ala del cóndor uy de las aves pequeñas.

Es el mediodía; estoy junto a las montañas sagradas: la gran nieve con lampos amarillos, con manchas rojizas, lanza su luz a los cielos.

En esta fría tierra, siembro quinua de cien colores, de cien clases, de semilla poderosa. Los cien colores son también mi alma, mis infaltables ojos.

Yo, aleteando amor, sacaré de tus sesos las piedras idiotas que te han hundido. El sonido de los precipicios que nadie alcanza, la luz de la nieve rojiza, de espantado, brilla en las cumbres. El jugo feliz de los millares de yerba, de millares de raíces que piensan y saben, derramaré tu sangre, en la niña de tus ojos.

El latido de miradas de gusanos que guardan tierra y luz; el vocerío de los insectos voladores te los enseñaré hermano, haré que los entiendas. Las lágrimas de las aves que cantan, su pecho que acaricia igual que la aurora, haré que las sientas y las oigas.

Ninguna máquina difícil hizo lo que sé, lo que sufro, lo que gozar del mundo gozo. Sobre la tierra, desde la nieve que rompe los huesos hasta el fuego de las quebradas, delante del cielo, con su voluntad y con mis fuerzas hicimos todo eso.

No huyas de mí, doctor, acércate. Mírame bien, reconóceme. ¿Hasta cuándo he de esperarte? Acércate a mí; levántame hasta la cabina de tu helicóptero, yo te invitaré el licor de mil savias diferentes.

Curaré tu fatiga que a veces te nubla como bala de plomo, te recrearé con la luz de las cien flores de quinua, con la imagen de su danza al soplo de los vientos; con el pequeño corazón de la calandria en que se retrata el mundo, te refrescaré con el agua limpia que canta y que yo arranco de la pared de los abismos que templan con su sombra a nuestras criaturas.

¿Trabajaré siglos de años y meses para que alguien que no me conoce y a quien no conozco me corte la cabeza con una máquina pequeña?

No, hermanito mío. No ayudes a afilar esa máquina contra mí, acércate, deja que te conozca, mira detenidamente mi rostro, mis venas, el viento que va de mi tierra a la tuya es el mismo; el mismo viento que respiramos; la tierra en que tus máquinas, tus libros y tus flores cuentas, baja de la mía, mejorada, amansada.

Que afilen cuchillos, que hagan tronar zurriagos; que amasen barro para desfigurar nuestros rostros; que todo eso hagan.

No tememos a la muerte, durante siglos hemos ahogado a la muerte en nuestra sangre, la hemos hecho danzar en caminos conocidos y no conocidos.

Sabemos que pretenden desfigurar nuestros rostros con barro; mostrarnos así, desfigurados, ante nuestros hijos para que ellos nos maten.

O sabemos bien qué ha de suceder. Que camine la muerte hacia nosotros; que vengan esos hombres a quienes no conocemos. Los esperaremos en guardia, somos hijos del padre de todos los ríos, del padre de todas las montañas. ¿Es que ya no vale nada el mundo, hermanito doctor?

No contestes que no vale. Más grande que mi fuerza en miles de años aprendida, que los músculos de mi cuello en miles de meses, en miles de años fortalecidos, es la vida, la eterna vida mía, el mundo que no descansa, que crea sin fatiga; que pare y forma como el tiempo, sin fin, y sin principio.



José María Arguedas
Katatay
Instituto Nacional de Cultura, 1972.

lunes, julio 21, 2014

Un poema de Sergio Loo


Aquí
el agua de la playa es fría
aunque caucásicos turistas nadando para imitar
     a paradisiacas postales
Aquí     Barcelona o mi voz
conectada a mis ojos y mis ojos a mis manos o
el blanco de la página desde donde ensamblas mi voz
y me escuchas a partir de signos     hermana
     hermanita     el agua del mar
está helada (no la niñez de recoger
     conchitas rotas) (no la niñez exacta donde
     anclamos las razones para querernos)
Te hablo de la playa porque no puedo decirte lo
     que aquí está pasando
Te describo la playa con anagramas detallados
     para que entiendas lo que no te puedo
decir (estoy leyendo el Infierno
de la Divina Comedia en una edición barata) (los
     turistas
caucásicos forman anagramas que no logro
     traducir) (pasé
la mañana vomitando) (no he desempacado todavía) (al llegar saqué la cámara fotográfica y la reventé contra el piso) (no rescaté la memoria) (pisoteé la cámara hasta lograr los pedacitos de plástico) (descargué toda la ira exacta de niñez de conchitas de quedarme amarrado a la silla durante las tardes hasta que regresara del trabajo mi madre) (de mis problemas con el tiempo florece un resentimiento contra la fotografía) (o no regresar) (o no regresar jamás) (o quedarme aquí es ningún lado) (o jamás volverlo a mencionar para que el pasado una vil mentira) (desanclar desmitificar el afecto) (aniquilar a la gente que quedó atrás) (cerrar las ventanas y quedarme dentro) (no decir los nombres de los muertos) (cerrar los ojos hasta olvidar cada nombre) (borrar mi nombre escrito en la playa de nuestra niñez ahora toda tuya) (las fotos de paisajes me conducen a experiencias ajenas / reconfortantes / de plástico) (decir de mi pasado un nuevo plástico) (decir de mí una playa artificial --llena de bosques de bondad-- y ejecutarla) (fui feliz) (destruí la cámara como a la amenaza de un futuro álbum fotográfico) (no más recuerdos) (decir fui feliz y sonreír como una playa recién inventada) (abolir la construcción de un nuevo pasado) (enterrar nuestra niñez de conchas rotas destrozadas para siempre junto al cadáver de nuestro padre) (tuve que hacerlo) (enmarcada la foto de mi padre en un muro al que no pienso volver) (romper el marco o llegar aquí) (no regresar)

Hermanita
pienso mucho en nosotros



Sergio Loo
Postales desde mi cabeza
Universidad Autónoma de Nuevo León, 2014.

lunes, julio 07, 2014

Tres poemas de Rafael-José Díaz


La lluvia, ayer

Un sueño de luz, la lluvia, ayer,
tocó los nidos nuevos
que aún guardaba la noche.

El alborozo
de los picos, los ojos dislocados
que bebían las gotas,
el temblor de las alas que se abrían
no ya para volar, no ya en la fiesta
del alimento cotidiano:

alas abiertas para el agua
que llegaba de un sueño
hasta los nidos nuevos, ayer, antes del alba.



Escena

Sentados en el borde
de la piscina junto al mar: dos cuerpos.
Uno moreno, el otro rubio.
Hablan, sonríen, a veces se tocan,
pero con disimulo. Mueven
sus piernas en el agua. Entonces se levantan,
se zambullen, bracean hasta
llegar al otro extremo,
salen, bordean la piscina
hasta que alcanzan la baranda
frente al mar, continúan
hablando, a veces
una mano se apoya sobre un hombro,
pero con disimulo. Luego
regresan a la hamaca
donde tienen sus bolsos, sacan
las toallas, se secan, el moreno
enciende un cigarrillo, hablan,
sonríen, se contemplan
con deleite los cuerpos
y alguna vez se tocan, pero
con disimulo.



El árbol blanco

Aún no he encontrado, madre,
el árbol que te salve de la muerte.

Recorrí esta mañana, hasta extraviarme,
los senderos suspendidos
del jardín botánico, vi,
para que tú los vieras con mis ojos,
árboles de copas altísimas,
flores exóticas que me miraban,
extrañadas, desde la tierra
de su herida, de su destierro,
hojas que arrastraban mis pies
silenciosos, alzados lentamente
y con esfuerzo, como si caminaran
por un sueño vacío.
Y no vi, madre, el árbol que buscaba,
el árbol vivo, luminoso,
el árbol que ha de tender sus ramas
para que no te toque la muerte.

Y como no lo hallé,
como no me deslumbraron
su cuerpo vivo, su presencia,
ahora estas palabras me traen
tu infancia, y eres una niña
que corre infatigable, por el parque
de su ciudad natal,
y llama a sus amigas, y alza ramas
y cañas, y ve siempre a su madre
asomada a la ventana que da al parque,
sonriendo, esperando que su hija regrese
para que la casa esté llena.

Y ahora eres tú esa madre que espera
y tu hijo está mucho más lejos, buscando
un árbol que te salve de la muerte.
Como no lo halla,
ha encendido un poco de incienso,
ha abierto un cuaderno
y ha empezado a escribir, en la noche.
Y ahora que está llegando ya al final
de su ciego camino, de repente,
sobre el cuaderno, ha caído una tromba
de ceniza que ha manchado de blanco
las figuras de tinta.
Enseguida he soplado, y se ha formado
un árbol aéreo, de blancas
cenizas, y sus ramas
han alzado estas palabras, madre,
para que nunca te toque la muerte.

(Madrid, otoño de 1994)



Rafael-José Díaz
La crepitación. Poesía reunida (1991-2006)
La Garúa Libros, 2012.

sábado, junio 28, 2014

Cuatro poemas de Juan Manuel Portillo


La enorme luna roja de solsticio de invierno
cernida sobre la ciudad

en el eclipse
¿todos los animales se supieron mortales?

en esa larga noche de huesos en el frío
bajo delgadas pieles -insisto-
¿se supieron mortales?





Del álbum fotográfico me detengo
en un jardín

ajusto márgenes

una flor amarilla, daffodil

por semanas inmóvil y de pronto, un día cualquiera
se extendió por el pueblo

luego vinieron otros colores





Caminatas nocturnas
un parque, un conejo

conejos en el campo de algodón huyendo de los reflectores
(tiene que ser un campo de algodón para entregarme suave ese recuerdo)

Fingir la lejanía
cuando todo se aleja, ¿es arte?

ajusto la forma de la frase a ese alejamiento





En un cuaderno rojo de costuras muy finas dibujé un cardenal, escribí
rojo sobre rojo

figuritas de luz que se filtraban en el duermevela

panoramas enteros, carreteras, colinas
sólo alcanzables en el umbral del sueño

entrar o salir:

detrás el árbol detrás el bosque detrás

unos ojos azules, otro cielo: vuelo del cardenal

Escribí
la vista más hermosa de aquel pueblo del este
desde las altas piedras de un cementerio
el río que duplicaba árboles y edificios

escribí
¿un pueblo es una polis?
¿el lenguaje político se contempla mejor desde los muertos?





Juan Manuel Portillo
Bla
Vena Cava Books, 2012.

sábado, junio 21, 2014

Cinco poemas de Yoko Ono


La conexión III

En la tarde, antes del crepúsculo,
aléjate lo más que puedas de tu casa
sin perderla de vista.
Obsérvala un tiempo.
Piensa en todas las cosas que han sucedido ahí
y en las millas que has recorrido en sus cuartos.
Un día, tal vez te mudes.
Un día, tal vez pases junto a ella.

Sé amable contigo esta tarde:
a) cómprate algo.
b) llévate a comer.
c) mira al espejo y date una sonrisa.



La observación III

Sal de ti.
Obsérvate caminando en la calle.
Haz que tropieces con una piedra y caigas.
Observa.
Observa cómo mira la otra gente.
Observa con cuidado cómo caes,
cuánto tardas y con qué ritmo caes.
Observa como si fuera una película en blanco y negro.

Observa cómo te levantas de la caída.
Ve cuánto tardas en levantarte, cómo te paras
y qué haces después.
Observa como si fuera una película en tecnicolor.



La limpieza II

Haz una lista numerada de tristezas en tu vida.
Apila piedras que correspondan con esos números.
Con cada nueva tristeza, agrega una piedra.
Quema la lista y aprecia el montón de piedras por su belleza.

Haz una lista numerada de tus alegrías.
Apila piedras que correspondan con esos números.
Con cada nueva alegría, agrega una piedra.
Compara ese montón de piedras con el de la tristeza.



El baile V

Camina de una habitación a otra
abriendo y cerrando puertas.
Hazlo muy lentamente.

a) imagina que abres y cierras
tu cerebro cuando lo hagas.
b) imagina que abres y cierras
tu corazón cuando lo hagas.
c) imagina que abres y cierras
la mente de la gente cuando lo hagas.



La ciudad IV

Imagina que amarras globos en el techo
de cada edificio de la ciudad.
Deja que los globos ondeen con la brisa.
Fíjate si los edificios son más ligeros gracias a eso.



Yoko Ono
Acorn
Traducción: Julio Trujillo.
Aguilar, 2014.

sábado, junio 14, 2014

Tres poemas de Enrique Verástegui


El arte de la yerbaluisa

Beber un sorbo, después otro sorbo y después otro sorbo, como si probara suspiros limeños. El primer sorbo, no muy caliente, llena todo el paladar, impregnándolo de un sabor delicado mientras se escurre por la garganta hacia el estómago. Ese primer sorbo, definitivo, como el big-bang, llena de excelsitud al ser y ayuda a comprender la estetización mental de la biología. El segundo sorbo, probado cuando se ha llegado a la excelsitud del ser, rememora el sabor del primero y ayuda a comprender la infinitud del universo. El tercer sorbo, y los siguientes, hasta agotar la taza de porcelana oriental, sitúan la mente en el mundo y al cuerpo en su máximo de comodidad. Esta planta se puede recortar y, colocada bajo los rayos del sol, ponerse a secar para utilizar luego en la infusión. Un puñado de trozos de oro en la mano. Si se desea, se puede echar en la taza de yerbaluisa tres cucharaditas de azúcar.



Simetría

Tan bello como hacer el amor es pensar simétricamente al mover las piezas del ajedrez: 64 cuadros fundan la variación infinita de la mente, tanto como el placer causado por las 64 posturas fundamentales del Kamasutra. Tanto el perfume francés Chanel como el pachulí hindú, convenientemente usados, constituyen un despertar espléndido de la poderosa sexualidad armonizada en todas las chakras del cuerpo humano. Si mis trabajos filosóficos son superiores a Platón y Aristóteles no es por otra cosa más que por la invención magnánima de mis matemáticas que expresa la riqueza hecha universo.



A ti te gusta la poesía

Nada más claro en estos días como esas palabras
                          con sabor a yerba fresca que tú y yo,
                por detenernos delante del mar
                          en Barranco
deseé apoderarme de ti o mejor, toqué tus cabellos,
                          esa soledad maldita en la que estuvimos
metidos antes y después de noviembre.

Esta vida no es lo que es ni lo fue y ahora mismo,
           con todo lo dura que es para mí,
                          un ángel volando a ninguna parte
en el centro del gran enredo en que todos,
                algunas veces,
cuando equivocamos la página,
                volvemos a caer en lo mismo: un sándwich
                          barato higos secos
                                        y Mozart es apenas
                una sonata que ningún aprendiz
estudiante de piano puede limpiar sobre las teclas
                          como antes o siempre
                alcanzamos a gustar de este idioma perdido:
                                        sinrazón
que aparece como el día y la noche
                porque en nuestra lengua el sueño
aún no tiene nombre ni forma ni punto de partida.

Hoy es un día más de todos los que hasta ahora hemos
conocido -- hoy es el día
o sencillamente una palabra ha reventado en nuestra mente
fugándose lejos de la esfera de acción de estas líneas,
de este deseo.

Te queda muy hermosa esa cabellera -- te lo dije una vez
y te lo vuelvo a repetir.
                          Recuérdalo, estoy en ti en tu manera
                de arrancar los geranios más tiernos
esta primavera mientras todo,
                el viento, la angustia, rompían tu serenidad
                                        y no éramos
sino restos del naufragio de estos días,
                un rastro solitario en la playa.

A ti te gusta la poesía
                pero no tanto como un pastel de fresa.
                                        Esa poesía
hecha a la exacta medida de un brassier
que pueda resistir a tus senos.
                ¡Cúbrete, está lloviendo fuerte aquí!
A ti te gusta la poesía y ya no hay pastel de fresa.




Enrique Verástegui

Tratado sobre la yerbaluisa
Caja negra, 2012.

En los extramuros del mundo
Caja negra, 2012.

sábado, junio 07, 2014

Dos poemas de Jorge de Sena

«Ser un gran poeta»

Ser un gran poeta
muerto y nacional
es atraer a las moscas
como idiotas y
a los idiotas como
moscas.

Ser un poeta mediocre
vivo y universal
es atraer a los catedráticos
de literatura como
idiotas y moscas.

Ser apenas un poeta
ni vivo ni muerto
o nacional o universal
es apenas atraer a los poetas
como moscas idiotas.

Moraleja: no hay salida.

5/1970





Camões se dirige a sus contemporáneos

Podrán plagiarme todo:
las ideas, las palabras, las imágenes,
y también las metáforas, los temas, los motivos,
los símbolos, y la maestría
en los dolores de un idioma nuevo,
en la comprensión de otros, en el coraje
de combatir, juzgar, de entrar
en calles de amor a las que están negados.
Y podrán después no citarme,
suprimirme, ignorarme, ovacionar incluso
a otros plagiarios más alegres.
Nada importa: el castigo
será enorme. No sólo cuando
sus nietos ya no sepan quiénes son,
habrán de conocerme
mejor de lo que ustedes fingen ignorarme,
y todo, todo lo que trabajosamente roban,
regresará a mi nombre. Incluso será mío,
tenido por mío, contado como mío,
también aquello poco y miserable
que, sólo por ustedes, sin plagio, hayan hecho.
Nada tendrán, nada de nada: ni los huesos,
un esqueleto suyo tendrá que ser buscado
para pasar por mío. Y para que otros ladrones,
iguales a ustedes, de rodillas, le lleven flores a la tumba.

Assis, 11/6/1961




Jorge de Sena
A perspectiva da morte: 20 (-2) poetas portugueses do século XX
Selección y prefacio: Manuel de Freitas
Assírio & Alvim, 2009.
Traducción del portugués para Nueva Provenza: Inti García Santamaría

miércoles, mayo 28, 2014

Dos poemas de Juliana Spahr


20 de enero, 2003

Alguno dice caballería multitudinaria, algunos dicen soldados a pie, otros lo llaman flota.

Alguno dice un ejército de caballería, otros de infantería, otros naves.

Alguno dice jinetes o soldados a pie o remeros.

O una tropa de caballos, el marcado rango de los marchantes, una noble flotilla, alguno dice.

Alguno dice ciento veinte tanques Challenger Two, de infantería, o una flota de naves.

Hay aquellos que dicen un montón de caballería, tanques M1A2 Abrams y, otros de naves, y otros Howitzer de 155 mm.

Alguno dice vehículos de combate Warrior atestados, algunos dicen soldados de a pie, otros lo llaman una flotilla de las más bellas vistas que la oscura tierra ofrece.

Alguno dice que la más linda cosa sobre la tierra oscura es un montón de helicópteros de ataque AH-64 antiblindaje, y, otros, de nuevo, una flota de naves.

Alguno dice que la más bella cosa sobre la tierra oscura es un ejército de tanques de artillería AS90; otros, infantería; aun otros, naves.

Sobre esta tierra oscura, alguno dice que la cosa más adorable, son las treinta mil tropas de asalto de Bretaña que se unen hoy a las sesenta y dos mil estadounidenses movilizadas en los diez días pasados y un estimado de sesenta mil de los EU que van en camino.

En esta tierra oscura, sobre la tierra oscuro carbón, alguno dice todo esto y más.

Pero yo digo es lo que más amas.

Yo digo que eso son las personas que amas.

Digo que son esas cosas, cualquiera que sean, que uno ama y desea.

Digo que es lo que uno ama.

Es lo que uno ama, la más bella cosa es quien uno ama.

Digo es quien quiera que una persona ame.

Digo que para mí son mis amados.

Para mí, y nadie más, son mis amados, eso es la más adorable vista.

Digo la visión de los que amas.

Lo digo de nuevo, la visión de los que amas, aquellos que has conocido y aquellos que no.

Lo digo de nuevo y de nuevo.

De nuevo y de nuevo.

Trato de seguir diciéndolo para que siga pasando.

Lo digo de nuevo, la visión de los que amas, aquellos que has conocido y aquellos que no.




30 de noviembre, 2002

Amados, nos levantamos en la mañana a la oscuridad y la vemos volverse claridad con esperanza.

Cada mañana la esperamos en nuestra cama escuchando a los loros y su alharaca.

Amados, las ramas de los árboles se bifurcan sobre nuestro techo, sobre nuestra cama, y sepan que cuando hablo de los loros hablo del amor y de sus colores verdes, del amor y de sus graznidos, del amor y de la discordia que traen a la tranquilidad de la mañana, que es la discordia del despertar.

Cuando hablo de los loros, hablo de todo aquello a lo que despertamos esta mañana, de la caída del índice Dow, aun cuando ayer terminó en un ánimo positivo, Contro de la Misión, el transporte espacial, el testamento enorme de George Harrison, los hare krishna, la ciudad de Man, la ciudad de Danané y el Movimiento por la Paz y la Justicia y el Movimiento Marfileño Popular del Oeste, desplazados y golpes fallidos, algunas pistas sobre el atentado en Kenia

Hoy aún hablo de los catorce que han muerto en Kenia al inicio de esta semana, algunos por su propia decisión, algunos por la decisión de otros, mientras hablo de los loros.

Y como hablo de los loros, hablo del clima del día aquí, la suave brisa y la sábana que pongo sobre mí esta mañana en el subtrópico y luego hablo de África del Este, aquellos detenidos para interrogarlos, fronteras porosas, sobre la fácil disponibilidad de pasaportes fraudulentos.

Hablo de largas líneas costeras y del cuerpo y del cuerpo de Alejandro Dumas cubierto por un paño azul con las palabras "todos para uno, uno para todos".

Hablo de los nietos de los esclavos haitianos negros que se van y de lo que significa ser francés.

Hablo de la Jihad global, de clérigos radicales, planetas gigantes, Júpiter, gas y polvo de estrellas, aumento gravitacional, dinámica de los fluidos, evolución protoplanetaria, la imparable diseminación global del sida.

Cuando hablo de los loros hablo del par de mascotas liberadas en algún momento entre 1986 y 1987 que ahora suman por lo menos treinta.

Hablo de cómo empiezan su día al amanecer, y vuelan a las copas de los árboles mirando al sur para descansar en las ramas cercanas a nuestra cama, amados, donde reposan por cerca de una hora para comer, acicalarse y socializar antes de moverse en busca de frutos y semillas de ciruela silvestre, baya de Navidad, papaya, guayaba roja, y otros arbustos y árboles que han sido, como ellos, como nosotros, traídos desde algún otro lugar.

Hablo de nuestra mañana por venir, cotidiana, con las noticias de todo ello, con su hora para alimentarse, acicalarse y socializar restringido antes de volver a nuestras computadoras individuales y a la amplitud de sus conexiones y al probable cambio de temperatura cada hora entre los 26 y algo por debajo de los 27 grados que tendrá el día, con vientos que empiezan con 19 y lo finalizan con 12 km/h.

Cuando hablo del verde de los loros, hablo de ustedes y de mí, y de nuestras raíces al fondo del cráter una vez llamado Le'ahí, ahora llamado Cabeza de Diamante, y hablo de aquellos que nos animan a pensarlos como instalados con nosotros, Mariah Carey, Jermaine Dupri, Jimmy Jam y Terry Lewis, Jay-Z, Cam'ron, Justin Timberlake, Nick Carter, Rod Stewart y Shania Twain.

Y hablo del aleteo de los loros mientras llegan hasta el árbol que se extiende hasta la cama y del aleteo indefenso de nuestras alas en nuestra mente, nuestras alas aleteando mientras yacemos sobre nuestras espaldas en nuestra cama por la noche, incapaces de volver o alejarnos, el banco de tres patas, con su parte política, la militar, y la del desarrollo, que ha entrado a nuestra cama por la noche manteniéndonos sin sueño como los loros han entrado en este hábitat muy lejos de su origen porque alguien los liberó, alguien los liberó, y vuelan de un lugar a otro, ruidosamente, para recordarnos que es de mañana y aun cuando, atascados de espaldas en la cama, las alas agitándose, es bienvenida cualquier distracción de las partes del banco de tres patas.




Juliana Spahr
Esta conexión de todo aquello con pulmones
Traducción: Benjamín Moreno y Minerva Reynosa
Mantis Editores, 2012.

miércoles, mayo 21, 2014

Tres poemas de Gregory Corso


Sobre las paredes de un cuarto amueblado y cursi

Colgué fotos viejas de las chicas de mi niñez;
con el corazón roto me siento, codo sobre la mesa,
mentón en la mano, y estudio
       los orgullosos ojos de Helen,
       la débil boca de Jane,
       el cabello dorado de Susan.



Hola...

Es desastroso ser un ciervo herido.
Soy el más herido, los lobos merodean,
y también tengo mis fallas.
¡Mi carne está atrapada en el Gancho Inevitable!
De niño vi muchas cosas que no quería ver.
¿Soy la persona que no quería ser?
¿Esa persona que habla consigo misma?
¿Esa persona de la que los vecinos se burlan?
¿Soy quien, sobre escalones del museo, duerme de costado?
¿Visto las ropas de alguien que falló?
¿Soy el tipo loco?
En la gran serenata de las cosas,
       ¿soy el pasaje omitido?



Anoche manejé un auto...

Anoche manejé un auto
       sin saber manejar
       sin tener un auto
Manejé y noqueé
       a gente que amaba
       ...iba a 120 por el pueblo.

Me detuve en Hedgeville
       y dormí en el asiento trasero
       ...emocionado por mi nueva vida.



Gregory Corso
Gasolina
Traducción: Aurelio Meza
Palacio de la fatalidad, 2014.

miércoles, mayo 14, 2014

Aubade


Trabajo todo el día y me embriago en la noche.
Despierto a las cuatro en la oscuridad sorda, miro.
Con el tiempo, las orillas de la cortina se iluminarán.
Hasta entonces, veo lo que en realidad ha estado allí siempre:
la muerte infatigable, cada día más cerca,
anulando todo pensamiento salvo cómo
y dónde y cuándo moriré.
La pregunta es difícil. Sin embargo, el temor
de agonizar, y a estar muerto,
destella otra vez para quedarse y horrorizar.

La mente se queda en blanco. No por el remordimiento:
el bien no realizado, el amor no ofrecido,
el tiempo desperdiciado; ni tampoco por la desdicha
porque una vida puede tardar tanto en enmendar
sus primeros pasos, y puede que nunca lo logre;
sino por el vacío total, eterno,
el inevitable final hacia el que vamos
y en el que nos perderemos para siempre. No estar aquí,
ni en otra parte,
nada más terrible, nada más cierto.

Esta es una manera peculiar de tener miedo
que ningún truco ahuyenta. La religión solía intentarlo,
ese vasto brocado de música apolillada,
inventada para hacernos creer que nunca morimos,
con el argumento engañoso de: ningún ser racional
puede temer algo que no sentirá, sin darse cuenta
que eso es lo que tememos: sin ver, en silencio,
sin tocar o degustar u oler, nada en qué pensar,
nada con qué amar o con qué vincularse,
la anestesia de la que nadie despierta.

Así, justo al filo de la mirada, permanece, como una pequeña
mancha desenfocada, un persistente escalofrío
que adormece cada impulso hasta la incertidumbre.
La mayoría de las cosas nunca sucederán, esta sí,
y darse cuenta de ello aviva
el temor cuando nos encuentra sin gente
o sin tragos. Ser valiente no sirve,
no significa asustar a otros. Tener agallas
no ha salvado a nadie de la tumba.
La muerte no es distinta si se le llora o se le enfrenta.

Lentamente amanece, el cuarto toma forma.
Está ahí como un ropero: lo que sabemos,
lo hemos sabido siempre, sabemos que
no podemos escapar de ella, ni tampoco
aceptarla. Un día tendremos que decidirnos.
Mientras tanto los teléfonos se agazapan,
listos para sonar en oficinas cerradas y todo el indiferente,
intrincado y provisional mundo empieza a levantarse.
El cielo es blanco como la arcilla, sin sol.
El trabajo debe hacerse.
Los carteros como los médicos van de casa en casa.



Philip Larkin
Aubade
Traducción: Argel Corpus y Evelio Rojas
Ditoria Hormiga, 2013.

miércoles, mayo 07, 2014

Tres poemas de José María Eguren


Las niñas de luz

Las niñas de luz
que al sol rodean,
centellean
y sonríen;
como cambiante pedrería,
van por la nube harmonía.
Las niñas del sol,
de albinos cabellos
y purpúrea tez
nadan en ígneos destellos.
Desde un arrebol
su vuelo aseguran,
aterrizar procuran;
y, cual coloridas notas,
mueren en las nublas remotas.
Las niñas de luz
que al sol rodean,
centellean
y sonríen.



Marginal

En la orilla contemplo
suaves, ligeras,
con sus penachos finos,
las cañaveras.

Las totoras caídas,
de ocre pintadas,
el verde musgo adornan,
iluminadas.

Campanillas presentan
su dulce poma
que licores destila,
de fino aroma.

En parejas discurren
verdes alciones,
que descienden y buscan
los camarones.

Allí, gratos se aduermen
los guarangales,
y por la sombra juegan
los recentales.

Ora ves largas alas,
cabezas brunas
de las garzas que vienen
de las lagunas.

Y las almas campestres,
con grande anhelo,
en la espuma rosada
miran su cielo.

Mientras oyen que cunde
tras los cañares,
la canción fugitiva
de esos lugares.



La noche de las alegorías

Es la noche; celosías,
fondo oscuro, alegorías.

Caperuzas y oropeles,
mariposas moscateles.

La falena y el fantoche
de la caja de la noche.

Se ha sentido la avionera,
de las sombras pasajeras.

Se percibe de hora en hora
la mantide rezadora.

Se ven sombras capuchinas
en el hall de las neblinas.

Al panteón de la ladera
vuelve el ánima enfermera.

No es violeta de los faros
es la noche de ojos claros.

Con figuras encendida
la pantalla de la vida.



José María Eguren
Antología poética
Comunidad Latinoamericana de Escritores, 1974.

lunes, abril 21, 2014

Tres poemas de Clayton Eshleman


Para Caryl

Lespinasse, 1974: Salimos con nuestra cena a la mesa de piedra
en el descanso junto a nuestro departamento en el segundo piso en
[Bouyssou.
La granja sobre una loma que descendía entre un huerto de manzanas.
Sentados a comer, mucho antes del atardecer, fue nuestro el espectáculo
de un cielo extraordinario. Las nubes flotaban llegando sobre las
arboledas, dilatadas sobre nosotros. Colisión de masas, orejas de Mickey
[Mouse,
gárgolas desgarradas, torretas, valles, apariciones de mamuts que se
[adensaban
y se destrozaban. Tantas nos recordaban a las imágenes
que buscábamos discernir en los muros de la cueva. Sentados a la mesa
de piedra --qué experiencia-- enamorados, ahí, uno de los momentos más
vitales de nuestros años juntos. Tanto de lo ocurrido
--los "aspectos de los eventos"-- en nuestra primera primavera y verano
[en la
Dordoña se dispersó como esas nubes que solíamos observar--
y aún se inflama en nosotros, nube envolvente, cuyo corazón es nuestro.




Los auriñaciences tienen la palabra

Para Gary Snyder

La nutria sin garras de Camerún, su gama entera
en peligro, avanza contoneándose
llevando un pedazo del arco de MacDonald.

Todo se debe a todos.
Nada se debe a nadie.
Mucho se debe a la mayoría

y algo horrendo se debe a
cierta dominación que no
peligra en Shah o un campesino

--claro, yo sé que hay una diferencia,
pero la nutria no coincidiría con eso
y es esa nutria la que me preocupa,

preguntándome qué es lo que recuerda mientras pasa,
como especie, fuera de la existencia.
Me pregunto si pasará a través

del ensamblaje auriñacience.
Me gustaría escuchar los discursos
defendiendo su inteligencia de ogro

con sonidos afianzados con el susurro del agua.
¿Hablará del tronco negro que
arde sin llama en este "nuevo páramo",

¿la negatividad inherente en haber olvidado
extinciones del final del Pleistoceno?
Es hora de dejar que los auriñaciences tengan

la palabra. Sus formas de cúpula
talladas en losas funerarias
sugieren un pileus que en la muerte

un tallo crece hasta ser estalagmita,
filtrándose en las quebraduras de nuestro
escaneo subliminal.

En el nudo flojo de senderos sobre senderos,
aceptaré la propuesta auriñacience
de que el abismo puede grabarse

y termina en cuevas manifestando
la separación homínida. El yo muerto bajo
el yo hago. Mi vertical se apoya en mi cero.

Es posible ahora despostillar
el centro vivo del objetivo,
el bisonte esbozado por cuyo cuello

de manganeso yo pinto a la nutria sin garras
con la plata oxidada
de la estaca de Drácula.




Como violetas, dijo él

Jacques Marsal (1925-1988), con sus pulcras zapatillas de gamuza, nos conducía a la oscuridad de Lascaux. Fue necesaria su ausencia, en nuestra cuarta visita, para hacer evidente hasta qué punto su presencia determinaba qué es Lascaux. Siendo uno de sus descubridores, Marsal permaneció rodeado por la pasmosa frescura de ese enebro caído y colapsado bajo el cual cuatro niños se retorcían buscando entrar. El hecho de que Marsal continuara, por casi cincuenta años, fue un florecimiento más en el tallo de la cueva, y me conmueve la diferencia que una sola persona puede hacer en la personalidad de un lugar, no por mera declaración o información sino por estar envuelta, oblicuamente, por llevar consigo a Lascaux, haciendo su gracia florecer y permitiéndonos a nosotros, conscientes apenas de sus movimientos, leer a través de su luz.

                                         Los hombres retoñan como violetas
                                         cuando hace falta, dijo Olson,

        Blackburn, al final de su vida,
        lamentaba la desaparición de un mesero
        de Barcelona, un hombre viejo
        que se movía con tal precisión y gracia
        entre la clientela. Paul escribió:
        "No hace falta saber
        el nombre de alguien para poder amarlo."

Es por Marsal que conozco Lascaux de memoria
igual a un niño livianísimo
enmarcado por el trueno y el cielo disgregado y lívido,
un niño de pie sobre la sensación de eternidad,
eternidad decible, apenas por debajo del polvo.


[Hotel Cro-Magnon, septiembre, 1990]




Clayton Eshleman
Mecha de enebros
Traducción: Hugo García Manríquez
Aldus, 2013.

lunes, abril 07, 2014

Tres poemas de Yaki Setton


Blues & roots


¿Soy Rosa Parks el 1o de diciembre
de 1955 en Montgomery negándome
a ceder el asiento a un hombre blanco
o Emmet Till muerto a los golpes
en Mississippi por haber saludado
a una chica blanca? ¿Qué fui antes de ser
esclavo? ¿Viola Liuzzo muerta a tiros
por el Ku Klux Klan? ¿Harriette Moore
asesinada al explotar su casa en la navidad
de 1951? ¿Qué fui antes de ser mulato
negro, sueco, inglés o chino? ¿Louis Armstrong
obligado a divertir a los blancos?
¿Y qué antes de ser Charles Mingus?
¿El mulato al que desangran
a latigazos por ser negro? ¿El negro
al que cuelgan desnudo por ser blanco?
Estoy abrazado a un campo de algodón
lleno de hermanos encadenados en medio
de esta oscuridad engañosa y el mango
del contrabajo cruje con sus cuerdas
que vibran bajo mi cuerpo sudoroso
mientras la boca canturrea freedom
for your daddy freedom for your mama
freedom for your brother freedom
for your sister ¿Por quién más debo
pedir? ¿Por quién tengo que escapar?
(but no freedom for me).



Locche


¿Se gana una pelea sin pegar?
La ceja no sangra ni tiembla
mientras tu cuerpo se adelanta
milimétrico hacia el adversario
que quiere golpearte sin cesar.
¿Ves la mano que asoma
por la derecha? ¿Y el gancho
de izquierda? Tu boca
con el protector parece furiosa
la frente apenas se agita
y los guantes te rozan o pasan
de largo en tanto Kid Pambelé
con su figura brillosa y negra
te abraza y se esfuerza por herirte
pero es inútil. ¿Cómo se mueve,
Nicolino, tu cuerpo en el ring?
Levantás la cabeza con cuidado
erguís la columna y los brazos
se relajan al costado de tu cintura:
eso es bajar la guardia y esperar
a que alguien se canse de darle
al aire para encontrar tu humanidad.



Museo


I
El edificio está vacío. Es el Casino de Oficiales
y no hay nadie ya que entre por su explanada
o sea recibido por un oficial que lo invite a comer.
Ni siquiera un Falcon de donde se baje a golpes
algún prisionero encapuchado. Se han ido
pero no dejan de resonar sus tacos contra el piso
al mismo tiempo que ponen su mano derecha
rígida sobre la sien y gritan ¡Buenos días almirante!

II
Sólo hay silencio en esta planta en ele.
A la derecha reconozco las pequeñas celdas
de "capucha" y sus ventiluces. Avanzo y un techo
de chapa gris en declive con sus finas vigas
me obliga a bajar la cabeza y mirar al piso.
Ya no hay nada: no hay secuestrados,
no hay picana, no hay grilletes ni Pentonaval.
Del campo de concentración sólo quedan
estas paredes peladas.

III
¿Qué es la ESMA sin los marinos que tiraron
a sus secuestrados vivos desde un avión
sobre el Río de la Plata? Qué es la Escuela
de Mecánica de la Armada sin los jóvenes
estudiantes de marina haciendo guardia
frente a los engrillados. Quién sabe dónde estarán.



Yaki Setton
Nombres propios
Bajo la luna, 2010.

viernes, marzo 28, 2014

Tres poemas de José Eugenio Sánchez


sentado en una pila de heno
tomando vino re-escribiendo haikus


un momento extraño -el muchacho
           y la luna llena
se miran a través del telescopio


                              (y la luna clara
                                           y callada
                              es un haiku)


la luna
           llena el silencio
de la pupila


                              y la luna en el telescopio
                                           y en el ooo
                              que exclama el muchacho al verla




the only cure for morphine
poisoning is more morphine


este es el río hudson emblema del ancestro que acabó con los bisontes
lugar para encender la radio del oldsmobile
recargarse en el hombro del atardecer y el peor merlot y tirar la ropa
[al agua
lugar donde jack y allen observan a matt
meando en el río
que repara ante el chorro con un leve crujir de rocas
la verga es larga cual cola de gato y se ve muy dura
en comparación con las piedras que parecen de plastilina
allen ve en esa carne un huerto de manzanas abandonado
en algún pedazo del panorama
y se le antoja la sidra
la tarta             la jalea
las incontables unidades de vitamina c que hay en su pulpa
: matt tiene esa risilla que tienen los tontos
y a jack le encanta
le pregunta si escucha coltrane
si conoce el oscuro bar sin anuncio del village
y después de un silencio
si le apetece que le muerdan el glande ya
y el cauce del hudson suena
como si sus dedos acariciaran la espalda de los estados unidos




how can people be so furious
in this metaphysical void
(testimonio de michael)


a la verga la política la fe el corporativismo
y cualquier pendejada que permita vivir en paz a los poderosos
a la verga la estrategia: puntualicé

y allen propuso unilateralmente: ahora todos nos vamos a méxico
[y bla bla bla
yo reiteré: robert duncan es el poeta más importante de la costa oeste
y bla bla bla
y entonces gregory saltó sulfurado y me tomó del cuello y dijo entre
[dientes: michael eres un bla bla bla
lo empujé tirándolo al suelo
inmediatamente me envolví la bufanda
e indignado me dirigí a la puerta
neal me miró y bostezó
y antes de salir jack me dijo
: eres el mejor espectáculo en millas a la redonda
la clave de todo aquello fue el aburrimiento
a la verga el aburrimiento

jack insiste en ser una sombra en las aceras
donde la verdad no es viable
porque la humanidad no la merece

a la verga los scat readers & cocksuckers & beatnicks
que discuten irascibles al repartir
un montón de marihuana en partes exactamente iguale
para repartirla en partes exactamente iguales

a la verga esos putos campesinos
que querían llenar su cabeza de filosofía
para no enlistarse en el ejército

y a la verga el ejército
preferimos morir escuchando una buena canción
o evadiendo al fisco con drogas duras chamánicas
o asfixiados en carcajadas secreciones sangre y mierda
o con la próstata del tamaño de un plato
o desangrados en la taza del baño
o hermosos en las vías del tren
etcétera
que por las firmas de un montón de burócratas




José Eugenio Sánchez
jack boner and the rebellion
Almadía, 2014.

viernes, marzo 21, 2014

Cuatro poetas españolas


Las niñas juegan

Las niñas juegan a la plastilina
y dicen
en esta casa hay muchos cerrojos.
En esta casa no pueden entrar papás.
Sólo niñas y niños y mamás.
En esta casa no puede pasar nada malo.
Y no tenemos miedo.
Yo tengo miedo, por las noches.
Anda claro, por las noches todas tenemos miedo.
Y pesadillas.
Mira qué bonito lo que estoy haciendo.
Qué bonito.

Mada Alderete Vicent (Madrid, 1959)




F.P.

Fernando Pessoa, miope, dibujado a dos tintas
en el billete arrugado con que compro la prensa.
Cien escudos su alma,
no más que cien escudos, lo justo
para un café y un bollo,
algunos cigarrillos o un billete eléctrico.

Fernando Pessoa, sé que sonríes
cuando saco tu billete y lo beso
como novia que despide a su amado.
Tu cabeza vale hoy cien escudos
y mañana quién sabe.
Todos los poetas debieran nacer en Wall Street,
ser moneda fuerte en el mercado bursátil.

De nuevo he traicionado tu amor.
Te he vendido como un judas cualquiera
por un café caliente. Esta tarde
besé tu mejilla
antes de darte al enemigo.

Mercedes Escolano (Cádiz, 1964)




Perdóname que ahora juegue

Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
Wislawa Szymborska

Cuando veo fútbol, tenis
carreras de fórmula 1
no olvido que en otras cadenas
siguen los telediarios.
Mientras gritamos gol
otro coche bomba explota
en un mercado; antes
de que acabe el set
habrá diez palestinos menos;
se apaga el semáforo
y una vida más en Guantánamo.

Mis padres llamaban
partes a los telediarios.
Ellos sabían que la guerra
no había terminado:
mientras en el salón la tele
vomitaba metralla,
la radio en la cocina
escupía recuentos de muertos.

Perdonadme que ahora juegue:
el dolor fue una institutriz severa.

Ana Pérez Cañamares (Santa Cruz de Tenerife, 1968)




Escocia

Un camión cargado
de güisqui Glenffidich
nos adelanta por la derecha
en una carretera
atestada de ciervos
y de vacas con flequillo.

Suena el himno de Escocia
en la furgoneta.

Algunos dormitan,
otros miran por la ventanilla
y limpian con la manga del jersey
el vaho adherido a los cristales.

Algunos mosquitos enanos
se han pegado a su trampa
de alientos cálidos
y de gargantas heladas.

Un caza americano F-16
sobrevuela el lago
como un moscardón insolente.

Dicen que aquí repostan
para ir al Líbano
a seguir con sus asuntos.

Una niña ríe y no me molesta.

Es una novedad estar en paz
con este cuerpo que me envuelve.

Algo me sonríe entre las tripas
y me conecta a la moqueta verde
de antiguos glaciares,
a la turba que destila cascadas
de cerveza negra
y que calentará el hogar
en el invierno.

Algo me tira del centro del ombligo
y me obliga a expandirme
entre valles infinitos,
entre piedras tan viejas
como el mismo Dios.

Quizás vine a buscarle a Él
a estos parajes
donde los hombres
son más hombres
si llevan falda,
donde la tierra se cultiva
con un mimo antiguo,
donde el clan familiar
da el cobijo necesario
a los hijos que vienen.

Quién sabe si,
después de todo,
Dios no es sino
ver pastar a los ciervos
entre una fina lluvia de alfileres,
la soledad de las islas
entre el viento del norte
llamando a la ventana,
la manta de cuadros
que abriga tus tristezas,
la cerveza cremosa
en buena compañía,
las risas de los tuyos
y el corazón en calma.

Sonia San Román Villamediana de Iregua (Logroño, 1976)




Mujeres en su tinta. Poetas españolas en el siglo XXI
Compilador: Uberto Stabile
Atemporia/UNAM, 2009.