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Con el mazo de fotografíasque guardo amorosamente
voy a jugar un solitario. Empiezo,
pongo sobre la mesa a mi hermana Margarita
y al lado a dos amigos muertos,
debajo al Loco Desiderio (el que creía ser caballo
y trotaba azotándose a dos verijas). Pongo
a mi tío Teodoro junto a su automóvil 1920
y enseguida yo, montado en un burro,
cuando de niño salí a conquistar el mundo.
Toa la mesa ocupo y descarto, saco y pongo
hasta que de pronto me detengo.
Respaldado en la silla cierro los ojos
y pienso en lo que ha barrido el tiempo:
tanto pariente al hoyo, tanto sobreviviente
gastado como por erosión eólica.
Barajo nuevamente y corto,
destapo la foto de mi madre
y entonces ella dice hijo mío
recuerdo las primaveras, dame un beso. Se lo doy
y ahí se me nublan los ojos y abandono el juego.
Jorge Leónidas Escudero
Caballazo a la sombra
Libros de Tierra Firme, 1998.
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