martes, octubre 07, 2014
Cuatro poemas de José Luis Bobadilla
inmóvil
agita su agua sucia
una
pero única
en la larga fila de su estirpe
tortuga en una tina
que es sin más
y sólo para ella
el universo
nada y no
se asolea
dueña de sí
aun
en ese caldo aceitoso
y la niebla que pisas
y la rama que pisas
y los pastos y carrizos que pisas
y la rana que pisas
y los hongos
-que también seguramente pisas-
y los charcos que pisas
y los grillos negros que pisas
y las hojas secas y húmedas que pisas
y el lodo
-el musgo y el volcán-
y el acanto salvaje
los murmullos
-lo que es también
todo lo que pisas
ahora que lo pisas-
sin siquiera notarlo...
sobre la chimenea un plato japonés
con un grabado del siglo XVII
una arbitrariedad
aún el sol
el espacio de aquí
a la calle
la banqueta
una pestaña de cemento
que nadie quiere ver
la primavera
calienta el rumbo de la avispa
y en medio
entre los muros y la calle
un piecito dejado
una huella abandonada
nada importa
si no quieres que importe
lo que nos rodea
sí lo de aquí
lo que está allá
ni más ni menos
el desmoronamiento de la tarde
bajo la sombra tejida de un mezquite
lo que es que está
me refiero
lo que es que está
ya sabes
esto aquello y más
sabes
me refiero
lo que es que está y también
esto aquello y más
lo fuera de esto también pero que está
ya sabes me refiero
digo: ya sabes sabes
lo que quizá tal vez seguramente
lo que sin duda y no tal vez
lo que seguramente se aleja y se aproxima
algo que como todo ya
luego se aleja:
una onda de agua una onda de agua
l o s c o s t i l l a r e s d e u n a o n d a d e a g u a
José Luis Bobadilla
un mundo,
La Calabaza del Diablo, 2014.
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