domingo, noviembre 14, 2021

Cinco poemas de Björn Kuhligk


Cuando toma la deuda la forma
del insomnio, la culpa cual tortuga se acerca,
y te entrega la cuenta
no tienes más que un poema
de talla XXL, un exceso, un artículo de lujo
y el sol, una naranja estridente
un ojo inflamado, despunta
sobre el mar, el agua despliega
repliega, pule y redondea la piedra
entre botes patrulla y colinas
he abandonado el intento
de buscar la belleza

y el aire, qué tiene el aire
tiene la fragancia de los Souks
la frescura del agua
el aserrar de las cigarras
el aire carga con las garzas, las gaviotas
con el helicóptero que por las noches
con un ojo de luz
patrulla la frontera







Palmeras y rejas
escándalo de aves y aires acondicionados
agaves con atuendo compuesto por basura
arbustos cortados para parecer cubos
una palma tras otra palma
reflector contra reflector
no me como esta sopa de poesía de la naturaleza
esta sopa de poesía de la naturaleza no me como
a la postmodernidad, si llega uno
a pensarlo, esto le parece interesante

un árbol que gorjea
una formación de grullas
la melancolía de las gaviotas
dos lagartijas sobre el capó de un jeep
los gatos raquíticos ahí donde se apila la basura
los perros con su correa
ni siquiera un caballo en Melilla
algo aquí no cuadra, le digo a un lugareño







Veo la piscina del hotel
cubierta por una lona color azul
los tenis piratas, camisas piratas de campeones mundiales
y los mayores, que se inclinan hacia el mar
a treinta grados Celsius temperatura del aire
y un sol que brama, con la frente
con el gesto de suficiencia centroeuropea en la frente
a la sombra de un edificio de estilo modernista
el viejo sol, la vieja luna, la vieja posesión
estrellas, ¿están ustedes a la altura suficiente?

4.3 millones de kilómetros cúbicos de oscuridad
con un contenido de sal de 3.5 por ciento
y las aves silban algo
dónde te quedaste dormido
hacia dónde te encaminabas
el agua que no duerme
junto a los muros de la fortaleza
el agua palmotea, lava
la costa sin descanso







Luego del día en el que treinta saltaron la reja
luego de la noche, en que los campamentos
fueron incendiados y hasta el baño
apestaba a basura quemada, la línea
circula entre aquellos, que están en guerra
y aquellos que la contemplan, qué has
abandonado, hacia dónde marchaste

luego del día en el que treinta saltaron la reja
viajo en avión en un domingo de sosiego
a las 12 del día con treinta a cincuenta metros de altura
a una velocidad crucero
que se costeó con mi pago, sobre el campo de golf
la barraca de esperanza, el sol ametralla

el final de África, el confín de África
las garzas con su cerebro de garzas
los simios con su cerebro de simios
no sabemos nada, somos los vivos
somos la minoría, el final de África está ahí
donde el inicio de Europa, allá afuera
sobre el agua, al alcance de la vista







Taberna de pueblo

El parque eólico en la bruma del mediodía
un campo de girasoles que se resecan
la curva a la izquierda, el árbol, del que penden
con clavos dos cruces, atrás la gasolinera, la taberna de pueblo
tres hombres contemplando bebidas espirituosas
a alguien se le ocurre algo que ayer ya se le había ocurrido
el cruce de la vía, del que mañana y tarde
suben bajan las garitas, la tienda de materiales, el campo de maíz







Björn Kuhligk
El poema cruza un cuerpo y no saluda
Prólogo y versiones: Daniel Bencomo
Ediciones de Medianoche, 2021.

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