Trilce para ciegos
Las bancas enceradas del Museo eran incómodas.
Estaban colocadas frente a las paredes de una exhibición
temporal. La mujer se sentó a mi lado.
Me preguntó cuál era mi cuadro favorito.
Detesto esas preguntas. Craterizados, le dije.
Delante de nosotros un curador explicaba
Testar a un grupo de turistas coreanos.
La mujer esperó a que yo le preguntara por el suyo.
Todaviiza, dijo. Muy bien. El curador
se llevó a los coreanos a otra sala y quedamos
solos. Pero no había forma de continuar.
Compró dos postales (Todaviiza y Toroso)
en la tienda del Museo. La cafetería estaba abierta
pero la máquina de expresos no funcionaba.
No hay conversación posible. Ella lo intentó,
pero dijo que debía terminar un informe esa noche.
Eso era exactamente todaviiza. Había que irse.
Cada uno nos levantamos al mismo tiempo y cada uno
nos alejamos del otro por el mismo camino;
porque yo soy ella.
Delante de nosotros un coreano rezagado susurró Islas.
Eso era lo que más se acercaba a un atardecer
sin espectador. Arrojé las dos postales al tacho.
La teoría del poema de Platón
para Olvido García
Platón finge ser filósofo,
ser político, ser matemático,
ser educador de los jóvenes de la polis.
Y para fingir mejor se llena de gestos vulgares:
habla mal de los poetas,
los expulsa de la ciudad,
les exige saber geometría,
dice que mienten,
¡dice que mienten!
aquél que escribió
(Rep. 398d) que el lenguaje
del poema no difiere en nada
del lenguaje que no es del poema.
Claro que los poetas mienten.
Eso no es novedad.
También mienten los médicos
y los obispos y las cocineras.
Lo que es novedad
es que los poetas mienten
pero los poemas no.
Platón tiene una teoría del poema.
Ningún poeta tiene una teoría del poema.
Esa es la teoría del poema de Platón.
After Chernobyl (Parábola)
Mi primer trabajo en el IMARPE
fue medir la radioactividad de las corvinas (cilus gilberti)
después de la explosión en Chernobyl.
Con los vientos y las lluvias
las corvinas nadaron en las mareas contaminadas
y se volvieron radioactivas.
Entonces, pintaron sus cabezas de rojo
para indicar que no eran aptas para el consumo.
Su precio se desplomó en los mercados.
Nadie quería comprar una corvina
con una cabeza roja.
Pero algunos empresarios del Norte
compraron toneladas de corvinas con cabezas rojas
a un precio ridículo
confiados en que luego de alimentarlas
en modernas albercas artificiales
los niveles de radioactividad bajarían.
Mi primer trabajo fue medir esas corvinas
con un escintilómetro.
Primero debía tomar una muestra de control
apoyando la sonda contra mi propio estómago.
Luego había que medir cada corvina
sujetando la sonda contra sus aletas anales
y anotando el promedio de tres lecturas.
Había que hacer eso con cada corvina.
Si el promedio era menor a cierto nivel
la corvina era apta para el consumo
y se podía vender en los mercados.
Y así fue.
Los niveles bajaron y las cabezas de estas corvinas
se pintaron de verde
y los empresarios hicieron un gran negocio
y las corvinas que antes eran radioactivas
ahora son parte del mercado.
La teoría del poema de Herta Müller
al final todo el mundo es un delator,
esa es la teoría del poema de Herta Müller
todos terminamos redactando informes
para el Estado
Yo mismo pasé tres informes
dos de ellos están, supongo
que están aún, en carpetas verdes
que se guardan en archivos grises
dispuestos en sótanos mojados
de orina y hez
Uno se hizo público
y apareció con el título de Quasar
en una revista limeña
Mi tío dijo que había hecho bien
Mi mujer hizo arroz (que no sabe hacer) para celebrar
pero Quasar no era un poema sino una delación
Cayeron varios compañeros debido a Quasar
había, no debo decirlo, pero había en él
indicaciones precisas
para hallarlos en sus casas,
escondidos,
escribiendo poemas contra el Estado
Sólo que esos poemas que ellos escribían
eran también informes
que terminaron por delatarme
No importa si escribes que la nieve es blanca,
siempre serás un delator
porque la delación no está en las palabras
que escribes
sino en las palabras que otros leen
Escribir nunca fue un acto político
pero leer siempre lo es.
En algún momento pensé que esa era
la teoría del poema de Herta Müller.
Hinostroza
Tomé un café con Hinostroza en el 2009
en el Gianfranco --y una medialuna,
que queda en Angamos junto a la Notaría
porque se había ganado la Guggenheim.
"Tú eres lingüista", me dijo
y eso sólo podía decir una cosa:
"Tengo una teoría".
Era claro que tenía una teoría
--y le dolía en el flanco, se podía ver
que le dolía cuando hablaba,
en el flanco, de no habernos visto
en tanto tiempo.
Todas esas patrañas no eran para él
que lo acosaban como animales y lenguajes
todas esas patrañas como el orden
del mundo o una visita al baño.
"Titicaca y Nefertiti están relacionados".
Esa era la gran teoría. "Nada que ver", le dije.
Su corazón estaba ahora perfectamente
en calma. Le dije que sumara al Chifa Titi
a su teoría pero no le gustó y pensó
que estaba bromeando y lo estaba
porque a veces cuando lo veía serio
agarrándose de una teoría --palidecía.
Como cuando me pidió prestado
un ejemplar del Chuang Tzu
y nunca me lo devolvió;
o como cuando me llenó de casas
y ascendentes y me hizo un horóscopo
--con su máquina para hacer horóscopos--
que terminaba así: "Si tu vida no concuerda
con tus ideales, cambia tus ideales".
Se lo agradecí varios días después.
Y ahora esto de Nefertiti.
Pero así se movía. Así se movía
el mejor poeta de su generación
cuando escribía,
para adelante y para atrás y luego se sentaba,
se movía como una ola de mar y luego se sentaba
y a veces aquello sobre lo que se sentaba
se rompía como aquella vez que hizo estallar
una gran mesa de vidrio y todos pensamos
que había sido Sendero. Y ahora esto de Nefertiti
y Titicaca conectados por una repetición infantil:
ti-ti, ti-ti,
--pero yo sabía a dónde iba Hinostroza con todo eso,
a esos latidos
que tienen un silencio en el medio
y entonces todo se suspendía, la vida, la noche,
la vaina-- oh, me preguntó de una vez
"¿a qué le temés más, a una ciudad llena
o a una botella vacía?" Y luego se sentaba.
Transparente y opaco, sabía mucho
como saben los perros con solamente oler
--y sus estudios avanzaron en todas direcciones.
"Creo que no me has entendido", dijo.
Era transparente y opaco
pero no al mismo tiempo sino en el mismo lugar,
que es un truco más difícil, como cuando,
por ejemplo, escribió lo del nudo borromeo.
Nadie movió un poema como Hinostroza,
para adelante y para atrás, como una ola de mar
y luego se sentaba-- y luego todo estallaba.
Esto fue lo que ocurrió: la chica que atendía
en el Gianfranco, le pedimos cafés
y ella preguntó si queríamos algo más.
Yo dije no pero Hinostroza pidió un brioche.
Al rato la chica apareció con una medialuna
y entonces Hinostroza le dijo
"Pero yo pedí un brioche" y la chica dijo,
fue increíble pero la chica dijo, palabra por palabra,
"Aquí a eso lo llamamos brioche".
Hinostroza enmudeció.
Pero esta vez su corazón estaba en calma
y allí mismo quedó satisfecho,
satisfecho con lo que nosotros necesitábamos más,
con el silencio en medio de los latidos.
Y luego se sentó y luego
todo estalló.
Mario Montalbetti
Cabe la forma
Pre-Textos, 2021.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario