Encuadre
detener la mirada
y ver
por la ventana
del bus
una brizna de hierba
creciendo
en una canaleta blanca
de plástico
fijar esa imagen
y sentirse dichoso
un rayo de sol
y el viento leve
iluminan el encuadre
Confidencias
tengo por escritorio
el esqueleto de una cama de madera
duermo en un colchón viejo
sobre las tablas del piso
y despierto en las mañanas
con deseos de que el invierno
pase pronto
para recostarme en la playa
bajo el sol
con los ojos cerrados
sintiendo el calor de la brisa
esta semana
solo hubo dinero
para comprar leche en polvo
avena y café
esta semana
hubo tiempo
para mirar por horas
el mar golpeando el cemento de la costanera
a los perros ladrar a los autos
que cruzan la calle del hospital
para regresar
a la habitación que arriendo
y lavar un poco de ropa
ordenar el pequeño escritorio
junto al sonido de la gotera
cayendo en el tarro de pintura
Fuente de soda Chile
servilletas troqueladas
con la palabra bienvenidos
en una caja abollada
de lata roja
una máquina registradora
sin aceitar
las sandalias
de la mesera haitiana
en invierno
las monedas que caen
en el tarro del ciego
que canta
y toca la guitarra
con el rostro quemado
por el sol
la cadena hechiza del baño
la gotera
de la cañería
una toalla vieja
como trapero
seca el agua
que cae
sobre la baldosa
una carcajada
el olor de las frituras
como una nube
gris y pasajera
sobre los rostros concentrados
en el partido de fútbol
de provincia
el paño húmedo
sobre los espejos
que deja de memoria
una estela de hebras amarillas
una aldea y un huracán
en Ca-Ira
una pelea en la calle
una prostituta y un cliente ansioso
un traficante
y un auto que espera en la calle
con el motor encendido
una mujer cae de su silla
y se golpea la cabeza
con un cenicero
de concha de mar
lleno de colillas
un buzo
con el pómulo sangrante
carga un saco de malla
con juguetes
para venderlos en la feria
los privados
completos
y cerrados
con una cortina
un voluntario del Ejército de Salvación
pide donaciones para el albergue
mirando el futuro
de la imagen
de la fuente de soda
con distancia
una niña vendedora de flores
toma una gaseosa
un anciano
se la lleva de la mano
mientras todos observan
mordiéndose el labio
y mirando en el suelo
el reflejo de su raíz arrancada
hasta que se pierden
en el callejón
las luces
de los hoteles
se reflejan
sobre la vitrina
de la comida
de apariencia plástica
un perro duerme bajo la mesa
alguien deja unas monedas
de propina
sobre la barra
Gladys González
Pequeñas cosas. Poesía reunida (2004-2018)
Libros del Cardo, 2019
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