domingo, julio 21, 2013

Dos poemas de Al Berto

Visitatione

los huesos se hinchan de lodo
yo me compré un albatros de paja
para vigilar tu alma -al anochecer

es con dedos incendiados que entierro
los días -ese polvo luminoso
que se desprende de los cedros y cae
en la fisura entre la máscara y el rostro

un fulgor maligno se libera luego de las aguas
la piel adquiere el sabor del estuco del moho
no hay muerte ni pasión
que esta ciudad no conozca -mas el cuerpo

no lo recuerda todo -la noche ardiente
despierta al corazón -ese palacio de plancton
y fantasmas de alas de sombra

después
tal vez se oiga el canto casi límpido
del mundo -las cenizas donde me sumerjo
para abrir el tiempo y visitar esas manos tuyas
que la lucidez del amor oscureció



Oficio de amar

ya no necesito de ti
tengo la compañía nocturna de los animales y la peste
tengo el grano doliente de las ciudades erguidas sobre el principio de otras
                                                                [galaxias, y el remordimiento

un día presentí la música estelar de las piedras, me abandoné al silencio
es lentísimo este amor creciendo en cada batir del corazón
no, no preciso más de mí,
poseo la dolencia de los espacios inconmesurables
y los secretos pozos de los nómadas

asciendo al conocimiento pleno de mi desierto
dejé de estar disponible, perdóname
si cultivo regularmente la saudade de mi propio cuerpo




Al Berto
Traducción del portugués para Nueva Provenza: Hugo García Manríquez

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