miércoles, marzo 13, 2024

Siete postales de Leandro Llull


Sobre la Rambla

Baja la vista,
se concentra en el café:
sabe que la luz sigue ahí,
brillante y feliz,
aunque no la mire.





Les Nabis

No fueron escuela ni movimiento. Tampoco generación. Pintaron como niños cuando se les da en la clase la felicidad del tema libre.





The mist

En la base del Vesubio nos dicen que en la cima no se ve nada, pero ya estamos aquí y subimos. A los pocos metros, la blancura lo borra todo. No hay paisaje, solo nuestros pasos en la grava. Agua, vapor y viento; todavía escucho mis pies entre las nubes.





Lo supuesto

En la tarde oscura y húmeda de León, sorprendimos a un pavo real junto a los patos. Ni abrió su cola ni agitó las alas, lo único que hizo fue quedarse parado sobre el travesaño de la cerca. No necesitó mostrar los mil ojos del plumaje: le bastó con estar ahí, sabiendo que nosotros conocíamos su hermosura y no deseábamos conquistarla.





Rachmaninov

Desde los asientos que pudimos pagar no se veía a los músicos. Estábamos justo arriba del escenario, en una especie de balcón, y la obra subía hasta nosotros como un perfume. Su humo atravesaba las fibras de nuestra imaginación.





Juventud

Hay un punto en el que nos damos cuenta de que, cuanto más grandes somos, más nuevos nos volvemos. No solo en retrospectiva cronológica, sino en evolución de espíritu. Mientras estamos cerca del nacimiento, más herencia que rechazar. En cambio, el hueco de la muerte nos obliga al despojo y al olvido. Es ante el borde negro que la propia lengua aparece, sus balbuceos amnésicos de toda gramática. Todo canto joven es fruto del añejamiento de su boca.





La gratitud infinita

En el jardín del museo Thyssen hay una bandera con un cuadro de Magritte. Son dos de sus famosos hombres con bombín. Están de espaldas y caminan suspendidos en el aire. Mientras conversan, andan livianos, como recordándonos que las palabras nos despegan de la tierra.





Leandro Llull
Otra luz
Bardos, 2023

No hay comentarios.: