domingo, abril 07, 2024

Cuatro poetas palestinas


Oculto

Si pones un helecho
debajo de una piedra
al otro día será
casi invisible
como si la piedra
lo hubiera tragado.
Si escondes el nombre querido
bajo tu lengua
por demasiado tiempo
sin pronunciarlo
se convierte en sangre
suspiro
el pequeño aliento halado al aire
oculto dondequiera
en el fondo de tus palabras.
Nadie ve
el combustible que te alimenta.

(Naomi Shihab Nye. Traducción: Hermann Bellinghausen)







En busca de la medianoche

Él besó mis labios a la medianoche
Yo lo permití
Él me quitó la blusa
Yo lo permití
Él me quitó el sostén
y tocó mis senos
Yo lo permití
Él me quitó los pantalones
Yo lo permití
Me quitó mis prendas íntimas
y me miró, de pie
en este cuarto extraño, oscuro
blanco y negro
Yo lo permití
Una pequeña luz se desvaneció
en la ventana
vi brevemente
la ciudad donde vivimos,
pero no conocemos...

Luego él se equivoca
al pronunciar mi nombre
y yo lo detengo...
Le pregunto si alguna vez
ha sido exiliado o encarcelado
si alguna vez ha enviado
cartas a una mujer antes
amada pero que jamás
habrá de ver otra vez
si piensa que se puede regresar
a un amante aun si
el amor ya no fuera posible
una segunda vez,
le pregunto si acaso
había asaltado una pequeña tienda de víveres
o robado el pan de un campesino,
o si acaso había cruzado
los mares, costas y montañas
aun incapaz
de llegar.

(Nathalie Handal. Traducción: Germán Villamizar y Beverly Pérez Rego)







Polvo

El final
de mi largo camino
hasta donde yo llegue,
de cualquier destino,
es el premio de los años,
no el de llegar.

¿Por qué me apresuro?
¿Qué quiero en mi viaje
por esos desiertos
como una sombra fugitiva?

Mis pies consumidos por las rocas,
las olas del viento que siguen dando vueltas
y vueltas conmigo
mientras yo sigo a través de este vacío
de esta soledad.
Polvo, polvo
delante y detrás de mí; a mi alrededor, polvo.
Corro y corro; y en mis manos
sólo la ilusión, nada.

Cansada, cansada.
El final
de mi largo camino,
de cualquier destino,
es el premio de los años,
y aunque mi camino se alargue,
no es el de llegar.

(Fadwa Tuqán. Traducción: Manuel Jiménez Lucena)







Las tonalidades de la ira

Permítanme hablar en mi lengua árabe
antes de que también ocupen mi lenguaje.
Permítanme hablar en mi lengua materna
antes de que también colonicen su memoria.
Soy una mujer árabe de color
y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.
Todo lo que mi abuelo siempre quiso hacer
fue levantarse y observar a mi
abuela postrarse y rezar
en una aldea escondida entre Jaffa y Haifa.

Mi madre nació bajo un árbol de olivo
en un suelo que, dicen, ya no es mío;
pero yo cruzaré sus barreras, sus checkpoints,
sus locos muros de apartheid y volveré a mi hogar.

Soy una mujer árabe de color
y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.
¿Escucharon gritar a mi hermana ayer,
mientras paría en un checkpoint
con soldados israelíes buscando entre sus piernas
la próxima amenaza demográfica?
¿Y escucharon gritar a alguien
"¡estamos retornando a Palestina!"
detrás de las rejas de la prisión,
mientras le tiraban gas lacrimógeno en la celda?
Soy una mujer árabe de color
y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.

Pero me dices que esta mujer que hay dentro de mí
sólo te traerá tu próximo terrorista:
barbudo, armado, pañuelo en la cabeza, negrata.
¿Tú me dices que mando a mis hijos a morir?
Pero esos son tus helicópteros,
tus F-16 en nuestro cielo.

Y hablemos un segundo de este asunto del terrorismo...
¿No fue la CIA la que mató a Allende y a Lumumba?
¿Y quién entrenó a Osama primero?
Mis abuelos no corrían en círculos, como payasos,
con capas y capuchas blancas en la cabeza
linchando negros.

Soy una mujer árabe de color
y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.
"¿Quién es esa mujer morena gritando en la manifestación?"
Perdón. ¿Debería no gritar?
¿Olvidé ser todos tus sueños orientalistas?
El genio de la botella,
bailarina de la danza del vientre,
chica de un harén,
voz suave,
mujer árabe.
Sí, amo.
No, amo.
Gracias por los sándwiches de manteca de maní
que nos tiras desde tus F-16, amo.

Sí, mis libertadores están aquí para matar a mis hijos
y llamarlos "daño colateral".

Soy una mujer árabe de color
y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.
Así que déjame decirte que esta mujer que hay dentro de mí
sólo te traerá tu próxima rebelde.
Ella tendrá una piedra en una mano y una bandera palestina en la otra.
Soy una mujer árabe de color...
ten cuidado, ten cuidado,
de mi ira.

(Rafeef Ziadah. Traducción: Nora Scaron)







Poesía palestina
VV. AA.
Alcaldía de Caracas/Fondo Editorial Fundarte, 2015
Lee el libro completo aquí.

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