Los que llegaron a vender hongos
saben que aquí el tiempo y la luz
son efímeros
por eso se apuran en ofrecer sus mercancías desenfundan
afilan sus manos
también yo debo apurarme antes de que la luz levante sus carpas
y el horizonte se hunda en la profundidad de la iglesia de piedra
No sé si el precio de los hongos es el más justo
ni cuestiono la autenticidad de lo que los vietnamitas venden
Me fijo en sus manos que utilizan como tijeras
y de las que desprendo sílabas sonoridades
que medito
antes de decidirme por un puñado de colores
y la seguridad de la pequeña que repite lo que digo
y con una mano se hace de un balde de hongos
que parecen respirar
Me han dicho que evite practicar mi mal finés con los vietnamitas
se la pasan recogiendo hongos en verano se apoderan de las fresas
ahora la oscuridad
Nadie entiende mi miedo a la falta de luz
saberlo todo
entenderlo todo
no me asegura que sabré distinguir lo venenoso de lo comestible
Me conformo con el dulce acento de los vietnamitas
que ofrecen un mejor precio si me animo a comprar toda la bolsa
¿Qué si se congelan los hongos? Por supuesto
aquí todo se congela
Me gustaría ir sobre una Vespa
pero me topé con Austen
5 años
sin pasaporte
una familia que alimentar
Yo quería olvidar sobre la Vespa que llegué aquí
para escribir la historia de Austen
sin tener que cruzar una frontera
pensar en las palabras de Austen
imaginar a Austen
sacarle de los ojos las miradas que varó el mar
Quería volar como todos los que vuelan despreocupados
sobre la suavidad del sol
perderme sobre una Vespa
virar en callecitas escurridizas
como la desmemoria
Le llaman bella a la mujer que escribe
yo me llamo algo más humano
pero me guardo mis palabras
La aguafiestas sí
vengo a llenarles de preguntas que el Sol embarra de aceite
para broncear
No
no es el momento me dicen
Toma la ruta del sol
cierra los ojos siente enciende la Vespa
y vuela sobre las colinas camino a Taormina
Mira los suaves dedos de las piedras
aferrados a una profundidad turquesa
luminosos pececillos que el mar arrastra
Un pan con palta que mi madre deja sobre la mesa
es todo lo que ella puede hacer por mí
Mi piel mi cabello se mantendrán jóvenes
mis ideas cristalinas y audaces
mis palabras en su nivel de aceite
Te agradezco por el pan con palta
de cada día
en el desayuno
me enseñaste que la inspiración
está en lo nutricio y terrenal
Una conversación
sobre la leche de cabra y la leche de vaca
de madrugada
cuando nadie escucha
cuando nadie piensa
cuando los olores cavan su escondite a la sombra
Los dedos matan el tiempo cambiando el dial de la radio
buscando sacar manchas
como en el comercial
Un instante de felicidad
para que cuando amanezca
nadie escuche ni huela
nadie intente excavar
la soledad del vaso
En la madrugada
tomar leche de vaca
porque dormir es quedar en blanco
con el estómago vacío
es un estilo de vida
Te remonta a un mundo sin vacas ni cabras
Te remonta al mundo
Cuando nadie piensa que esto en realidad es un desierto
Mi amiga que también sufre de intolerancia a la lactosa
me confesó que tiene el mismo sueño
sin vacas ni cabras
sin leche ni luz
Cuando nadie escucha
Cuando todos duermen
Cuando nadie quiere saber a dónde va a parar
Tanto dinero
Tanto trabajo
Cabras y vacas
devorándose el aire
la proteína
la mala leche
Roxana Crisólogo Correa
Kauneus (la belleza)
Intermezzo Tropical, 2021.
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