panfleto #2
verás, el hambre
es un régimen de rigor,
¿qué clase de poemas eres capaz
de escribir sabiendo eso?
innecesariamente largos,
pretenciosos
vacíos entre palabra y palabra
pura estética excremental
no puedes alimentar a nadie
con palabras brillantes
un objeto así de bello
no es posible de comer,
hiere el músculo
muelas y encías sangran
¿dime qué clase de poemas
puedes escribir sabiendo eso?
ninguno cuando digo que
el hambre es un régimen de rigor:
no hay cuerpo que se contente
entregado a la regla de la escasez
y aguante
no hay cuerpo
que resista sin revancha,
la carne no desaparece así nomás
como desaparecen
salivando
sin apetito
tus maravillosos poemas fragantes
verás,
a quienes desaparecen en el régimen
del hambre
los verás,
regresando a sentarse
en el mismo sitio
de la misma mesa
—verás, algún día—
y comerán, no col ni res,
pero comerán
panfleto #3
yo sé lo que es pasar hambre
te dicen
en el abasto
en el primer horario
del turno nocturno
en el seguro
en las colas
en los bancos
cuando cobras el cheque
cuando pagas el boleto
cuando no hay sistema para pasar la tarjeta
si tuviese efectivo por favor gracias
cuando se dispara el cambio
cuando hay un préstamo pre-aprobado
con un delicioso jugoso irresistible
interés
cuando el trabajo congelado acumulado
cuando la capacidad burocrática colapsa
cuando pesas la cebolla las papayas el pimiento
cuando trasnoche enciendes el televisor
cuando estás a punto de abrir la boca
—asomados incisivos en dudoso estado,
un hilo de saliva se tensa se rompe—
y vas a responder
yo sé lo que es pasar hambre
te dicen
levantando entrenado el índice
todos
todo el tiempo
en todo momento
y pasan de largo
aburrida de la tradición,
propongo una teoría capaz
de cubrir hasta el mínimo
pliegue de la totalidad social:
no sentí el pesar de la historia
hasta que me sorprendió
hacia el umbral del descanso
una segunda jornada laboral
extendida y sin bostezos /
a tajos mi salario se reduce:
remojar los garbanzos
descongelar la res.
este es un hecho de la realidad.
expuestos al hervor
los granos rebalsan.
se agrupa la espuma.
a la luz
de estos acontecimientos,
la pura teoría
quema con burla
mis dedos ampollados.
otro hecho de la pura realidad:
los garbanzos los aderezo
a fuego lento dejo
que agarren el sabor de todo lo demás
con orgullo en la mejor
olla que podía heredar
—generaciones de mujeres
con los dedos ampollados
por las estructuras metodológicas
de las disciplinas—
replegadas las categorías,
mis garbanzos se posponen
en la totalidad social:
desechada en el gueto
—gueto rebalsado rebosado milenario /
pliegue de longitudes visibles—
de la poesía /de mujeres/
y los cuidados /de mujeres/
me dicen
a la luz de este proyecto
que no hay objeto más soso
que el objeto histérico de la historia
¡queremos novedad!
los tiempos son otros
los estatutos son otros
y sin embargo,
la jornada sigue estirándose:
uno tras otro, rebalsando
hechos materiales de la realidad.
y sin embargo
más bien mas no
por el contrario,
parece ser cierto que nadie
quiere escuchar a una mujer
quejarse de los pilares de la teoría
mucho menos pensar en la belleza devastadora
de un buen plato de garbanzos
carbonizados
Valeria Román Marroquín
ana c. buena
La Balanza Taller Editorial, 2021.
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