domingo, enero 28, 2007

Sobre el origen de la poesía

El origen de la poesía se confunde con el origen del propio lenguaje.

Tal vez tuviera más sentido preguntar cuándo el lenguaje verbal dejó de ser poesía. O: cuál el origen del discurso no-poético, ya que, restituyendo lazos más íntimos entre los signos y las cosas por ellos designadas, la poesía apunta hacia un uso muy primario del lenguaje, que parece anterior al perfil de su caso en las conversaciones, en los periódicos, en las aulas, conferencias, discusiones, discursos, ensayos o telefonemas.

Como si ella restituyese, a través de un uso específico de la lengua, la integridad entre nombre y cosa -- que el tiempo y las culturas del hombre civilizado intentaron separar en el transcurso de la Historia.

La manifestación de lo que llamamos poesía hoy nos sugiere mínimos flashbacks de una posible infancia del lenguaje, antes que la representación rompiera su cordón umbilical, generando esas dos mitades -- significante y significado.

¿Hubo ese tiempo? ¿Cuando no había poesía porque la poesía estaba en todo lo que se decía? ¿Cuando el nombre de la cosa era algo que hacía parte de ella, así como su color, su tamaño, su peso? ¿Cuando los lazos entre los sentidos todavía no se habían deshecho, entonces música, poesía, pensamiento, danza, imagen, olor, sabor, consistencia, se conjugaban en experiencias integrales, asociadas a utilidades prácticas, mágicas, curativas, religiosas, sexuales, guerreras?

Puede ser que esas suposiciones tengan algo de utópico, proyectado sobre un pasado pre-babélico, tribal, primitivo. Al mismo tiempo, cada nuevo poema del futuro que el presente alcanza crea, con su ocurrencia, un poco de ese pasado.

Recuerdo haber leído, cierta vez, un comentario de Décio Pignatari, en el que llamaba la atención sobre el hecho de que, tanto en chino como en tupí, no existiera el verbo ser, en cuanto verbo de ligazón. Así, el ser de las cosas dichas se manifestaría en ellas mismas (sustantivos), no en una partícula verbal externa a ellas, lo que haría de ellas lenguas poéticas por naturaleza, más propensas a la composición analógica.

Más cerca del sentido común, podemos atender a cómo colocan a los indios americanos hablando, en la mayoría de los filmes de cowboys -- ellos dicen "manzana roja", "agua buena", caballo veloz"; en vez de "la manzana es roja", "esa agua es buena", "aquel caballo es veloz". Esa forma más sintética, telegráfica, aproxima los nombres de la propia existencia -- como si el habla no estuviera refiriéndose a aquellas cosas, y sí presentándolas (al mismo tiempo en que se presenta).

En su estado de lengua, en el diccionario, las palabras intermedian nuestra relación con las cosas, impidiendo nuestro contacto directo con ellas. El lenguaje poético invierte esa relación pues viniendo a tornarse, él en sí, cosa, ofrece una vía de acceso sensible más directo entre nosotros y el mundo.

Según Mijaíl Bajtín, (en Marxismo y filosofía del lenguaje) "el estudio de las lenguas en los pueblos primitivos y la paleontología contemporánea de las significaciones nos llevan a una conclusión acerca de la llamada 'complejidad' del pensamiento primitivo. El hombre prehistórico usaba una misma y única palabra para designar manifestaciones. muy diversas que, desde nuestro punto de vista, no presentan ningún vínculo entre sí. Además de eso, una misma y única palabra podía designar conceptos diametralmente opuestos: lo alto y lo bajo, la tierra y el cielo, el bien y el mal, etc." Tales usos son enteramente extraños al lenguaje referencial, pero bastante comunes a la poesía, que elabora sus paradojas, dobles sentidos, analogías y ambigüedades para generar nuevas signiflcaciones en los signos de siempre.

Así ya perdimos la inocencia de un lenguaje pleno. Las palabras se desapegaron de las cosas, así como los ojos se desapegaron de los oídos, o como la creación se desapegó de la vida. Pero tenemos esos pequeños oasis -- los poemas -- contaminando el desierto de la referencialidad.


Arnaldo Antunes
Traducción del portugués para Nueva Provenza: Inti García Santamaría
lncluido en el libreto del espectáculo "12 poemas para dançarmos",
dirigido por Gisela Moreau, São Paulo, 2000.

domingo, enero 21, 2007

Poema inédito de Jorge Betanzos

.
.

pido una luna como la
dices roja:

apalabrar un habla de decir de peces

y mi corazón laguna
donde risas

el manatí que duerme
en el fondo negro oscuro lento
y pasa

en el vaso

donde sólo agua
bajo la noche y calla:
.
.
.

la herida es de años. no hay marca.



Jorge Betanzos
Poema inédito cedido por el autor para Nueva Provenza

domingo, enero 14, 2007

Nueve poemas del Japón antiguo, siglo IX

.
Poema del concurso de poemas de la Emperatriz durante el reino de Kanpyō

Si del valle
no saliera el ruiseñor
con su canto,
¿quién sabría decir
si llegó la primavera?

(Ōe no Chisato)



Compuesto al oír cantar por primera vez al pájaro cucú

Pájaro cucú,
cuando oigo tu primer canto,
sin razón ninguna
siento un querer
que no tiene dueño.

(Sosei)



Un poema del concurso de poemas celebrado en la mansión del príncipe Koretaka

En la montaña
pisando hojas carmesí,
al oír la voz
del ciervo que brama
¡qué triste el otoño!

(Autor desconocido)



Compuesto por la nieve que caía

Que siendo invierno,
del cielo flores
vengan derramando,
¿será que tras las nubes
están en primavera?

(Kiyowara no Fukayabu)



Flores de damasco

Faltan pocos días
para que acabe la primavera
y el ruiseñor
parece absorto,
pensando melancólico.

(Tsurayuki)



Tema desconocido

Pájaro cucú
del monte de cañas,
¿será que al igual que yo
de tanto quererla
no consigues dormir?

(Autor desconocido)



Tema desconocido

"Espera" le digo
"y quédate a dormir"
pero se va…
¡Que se le parta una pata
a su caballo en el puente!

(Autor desconocido)



Tema desconocido

Sin mostrar su color
lo que va cambiando
en este mundo,
ahora sé que es la flor
del corazón de la gente.

(Komachi)



Compuesto cuando murió su hermana mayor

Si se bloquean,
hasta los rápidos del río
se tornan estanques,
pero no hay presa alguna
que detenga a la muerte.

(Mibu no Tadamine)



Poesía clásica japonesa [Kokinwakashū]
Traducción del japonés y edición: Torquil Duthie
Trotta, 2005.

domingo, enero 07, 2007

Dos poemas de Emily Dickinson

.
295

Padre – yo te traigo – no a mí misma –
sería poca carga –
el Corazón imperial te traigo
que no pude llevar –

El Corazón que acogí en el propio
hasta el mío – pesarme –
pero – qué extraño – más pesa – ahora ido –
¿es para vos muy grande?



581

Claro – yo rezaba –
¿y a Dios le Importaba?
Importábale tanto cual si en el Aire
pataleara – un Pájaro –
y gritara <<Dame>>
mi Razón – Vida –
no tuve – sino para Ti –
Mayor Caridad fuera
dejarme en la Tumba del Átomo –
risueña, y nada, y gaya, y atómica –
que esta viva Miseria.


Emily Dickinson
71 poemas
Traducción: Nicole D´Admonville Alegría
Lumen, 2003.