lunes, febrero 28, 2005

Protéjanme...

Protéjanme
guardianes silenciosos
porque el sol se enfría
y la última hoja del laurel
estaba polvorienta
y ni siquiera sirvió para la olla
del asado—
protéjanme de esta película
de poca monta
que sigue desarrollándose
ante mí
y pretende involucrarme
como actor o como extra
no previsto en el guión—
protéjanme incluso
de vuestra presencia
casi siempre inútil
e inoportuna
protéjanme
de vuestras ausencias espantosas—
del vacío que crean
a mi alrededor
protéjanme de las Musas
a quienes vi posadas
e incluso cortadas a mitad del busto
para esconderse mejor
de mi paso de fantasma—
protéjanme o aun mejor
ignórenme
cuando entre en el nicho
que ya pagué hace años—
protéjanme de la fama/ farsa
que me introdujo en el Larousse ilustrado
para borrarme luego
de la nueva edición—
protéjanme
de quien implora vuestra permanencia
alrededor de mi catafalco—
protéjanme con vuestro olvido
si esto puede servir para que siga en pie
pobres lares siempre encerrados en vuestra
dudosa identidad—
protéjanme sin que nadie
se entere
porque el sol se enfría y quien lo sabe
malvadamente se alegra por ello
oh mis pequeños númenes
divinidades de tercer orden expulsadas
del éter.


Eugenio Montale
Cuaderno de cuatro años
Col. Poesía y poética, Universidad Iberoamericana/ Artes de México, 1999.
Traducción: Ernesto hernández Busto

jueves, febrero 24, 2005

Primavera en Villa Adriana

esta mañana de abril
las hojas verdes cubren
el corazón de paolo
que no puede caminar
ni decir una palabra
porque la vida pesa
esta mañana de abril
como un templo de papel
en el oxígeno puro
y si dijera una palabra
tan sólo una palabra
ardería el mundo


Jorge Eduardo Eielson
Poesía escrita
Vuelta, 1989.

lunes, febrero 21, 2005

Trata de no ser constructor de ruinas

Romper con una tradición implica la responsabilidad de asumir la creación de una alternativa, de una tradición otra, porque la tendencia retórica es recurrente y propia del lenguaje literario. Las vanguardias estético-históricas fueron posibles porque se trataba de cambiar el mundo. Si el mundo no cambia el repertorio de formas creadas para ese mundo distinto termina integrándose al repertorio amplio de formas de la tradición que, jubiloso, le hace un lugar. La radicalidad de la ruptura formal se convierte en un "modo de hacer", en uno de los modos posibles de hacer, que son muchos. Así, la actitud se vuelve técnica, es su manera de operar. Y cuando el arte se vuelve técnica, traducido su valor espiritual a la pura forma, estamos en el momento pragmático-performativo del arte, que es el momento actual, éste en donde lo verdaderamente importante es la competencia en la realización. Momento de "fabbros", no de creadores. A esta instancia llevó el vaciamiento del sentido profundo que sostenía al arte romántico, primitivo eco de las vanguardias. Poesía en primera instancia de actitud, de visión, luego de "arte", de técnica. También el arte de vanguardia obedece a este riguroso privilegio en las dos instancias: primero actitud, inmediatamente realización. Esto no niega que todo arte implique ver la forma en el contenido. La elección formal es ya una toma de partido ético y debe ser sostenida como si fuera una visión del mundo. Incluso, un poeta puede cambiar su visión de la poesía y, también, su visión del mundo. Mucho más difícil — a menos que ocurra una experiencia radical en su existencia— es que pueda cambiar el sentido de su expresión. En el sentido de la expresión del poeta habita su ética.


Eduardo Milán
Trata de no ser constructor de ruinas
Cuadernos de filodecaballos, 2003.

jueves, febrero 17, 2005

Sijô: poesía-canto coreana clásica

De tanto
querer
que aquí sea allí
y allí aquí

Aquí
y allí
se hicieron
lejanos

Quisiera ser una mariposa
en permanente
vaivén


Kim Gu (1488-1543)
Traducción del coreano al portugués: Yun Jung Im y Alberto Mariscano
Traducción del portugués al español: Hugo Gola
El poeta y su trabajo, no. 17, otoño 2004

lunes, febrero 14, 2005

L´aur´amara

Al aura amara, aunque amarga
brisa fuera: aclara la espesura, los picos
de los pájaros en las ramas enmudecen, callan
pares como si impares fuesen. ¿Por qué me esfuerzo
en hacer y decir? Por aquella que me hace confundir
el cielo con el suelo, y sin consuelo
temo morir si mis afanes no calma.

Tan clara fue mi primera luz al mirarla
que el corazón confió a los ojos su elección,
ahora no daría ni media nadería
a cambio de la prenda de otra.
Displicente se muestra ante mis ruegos,
pero sus amables palabras espero, aguardo,
imploro: vasallo soy de quien me enamoro.

Amor, ¡cuidado! ¿Soy bienvenido?
No me desprecies que diez pecados
podrían por mi boca ser revelados. Reconsidera,
amante soy valiente y no cambiante. Mi corazón
firme, fuerte, me hace encubrir verdades, pero mi cuerpo
ardiente tu beso necesita: único bálsamo de mis males
pues ni la nieve ha podido refrescar mi fiebre.

Si me ampara aquella a quien rindo tributo,
si a la hilera de mis ruegos atiende, claros
les serán mis pensamientos: que yo hubiera muerto
si no sufriera esta esperanza, que esta espera me cansa
y que le ruego que la abrevie, pues sólo en ella
hallo vida, hallo contento, desgana me produce el resto:
me es igual de vana otra alegría que una manzana.

Dulce cara, suma de toda virtud,
por ti, causa y cura de mi desmesura,
sufro burlas y deshonras, mas ninguna afrenta
logrará que te deje. Nunca he amado tanto
ni tan humildemente. Acierta la gente
si por loco me toma: te deseo más que a Dios
los santos de la abadía de Doma.

Prepara, pronto, canción y acompañamiento, para
regocijo del rey que habrá de escucharte. No miento
si digo que el pago aquí acordado allá es doblado
en dares y manjares. Parte: ve alegre y ve
su anillo si te lo muestra. No he pasado
un día lejos de Aragón sin sentir añoranza:
quisiera contigo ir pero Roma me reclama.

Hecha está la alianza: que el corazón contemple
cada noche a la dama, en cuyos dominios, yo, Arnaut,
sin rival, sirvo: mi intención no desea otra ama.


Arnaut Daniel
Parque Nandino, no. 3, Invierno 2003
Versión de Luis Felipe Fabre

viernes, febrero 11, 2005

Comando aéreo estratégico

El silbido y las luces intermitentes de un jet
pasan cerca de Júpiter en Virgo.
Él se pregunta, ¿cuántos satélites hay en el cielo?
¿Alguien sabe dónde están todos?
¿Qué están haciendo, quién los mira?

La escarcha se posa en las bolsas de dormir.
Las últimas brasas del fuego,
una taza más de té,
en la orilla de un gran lago bordeado con nieve.

Estas barrancas y las estrellas
pertenecen al mismo universo.
Este aire estrecho, mientras tanto,
pertenece al siglo veinte y sus guerras.


Gary Snyder
Axe Handles
North Point Press, 1999.
Traducción del inglés para Nueva Provenza: Inti García Santamaría

martes, febrero 08, 2005

Despedida

Cuando me afeito, súbitamente
veo mi rostro en el espejo.
Es calvo
el dueño de la cara reflejada.
Resulta obvio que no soy yo
y escucho en este instante
la voz de mi hija: ¡papá!
Afuera de la ventana
florecen en plenitud las lilas.
Oye,
mi pequeñita,
la vida es un camino de despedidas.
Cada vez que cae uno de mis cabellos
le doy su despedida.
Ya no tengo más cabellos que perder,
y cuando espero despedirme de mí mismo
escucho la inocente voz de mi hija:
¡papá!


Oh Sae Young
El cielo de Dios también tiene oscuridad
Vuelta, 1997
Traducción: Joung Kwon Tae y Raúl Aceves

viernes, febrero 04, 2005

Desierto/ El fantasma

Desierto

Como el que
escucha
esa voz
en su desierto.

Como el que
escucha esa voz
que clama.

Como el que
escucha en su desierto
clamar esa voz:

y esa voz contra él
clama.



El fantasma

Como el que
una vez
escuchó hablar
de fantasmas:

y ahora mira a su alrededor
con aprehensión
pero allí
no hay nadie más que él.

Como el que
escucha ahora
hablar
a un fantasma:

y mira a su alrededor
con aprehensión
pero allí
no hay nadie más que él.

Como el que
lo ha escuchado hablar
y mira a su alrededor
con aprehensión:

pero allí
no hay nadie
más que él.


Leónidas Lamborghini
Puentes/ Pontes. Poesía argentina y brasileña contemporánea
Selección y ensayos introductorios de Jorge Monteleone y Heloisa Buarque de Hollanda
FCE, 2003

martes, febrero 01, 2005

Yantra (fragmento)

Al estrépito
al rugido, si se le diera un cuerpo...
A los sonidos del címbalo, a la barrenadora
a los pataleos adolescentes que no saben aún
lo que quiere su pecho que está como si fuera a estallar
a los tirones, a los gruñidos, a los rompimientos
a las mareas de la sangre en el corazón
a la sed
a la sed sobre todo
a la sed jamás aplacada
si se le diera un cuerpo...


Henri Michaux
Movimientos. Yantra
Biblioteca del erizo, La marca editora, 1994.
Traducción: Chiquita Gramajo y Arturo Carrera