martes, junio 28, 2016

Dos cartas revolucionarias de Diane di Prima


Carta revolucionaria #15

Cuando tomen posesión de Columbia, cuando
tomen posesión de París, tomen
los medios, explíquenle a la gente lo que están haciendo
qué planes tienen y por qué y cómo piensan
conseguirlos, de qué manera puede la gente ayudar, sigan informando
sin parar, tienen que vencer 70 años
de condicionamiento de los medios, es un muro
que tienen que atravesar, de alguna forma, para llegar a la
persona instintiva, que lucha con una planta
por la luz, por el aire
//
Cuando tomen posesión de una ciudad, de un campus, aprópiense de las
Centrales eléctricas, del agua, del transporte,
Olvídense de negociar, olvídense de
cómo negociar, no esperen a que De Gaulle o Kirk
renuncien, no lo harán, ustedes no están
"haciendo una manifestación" ustedes están peleando
una guerra, peleando para ganar, no esperen que Johnson o
Humphrey o Rockefeller estén de acuerdo con sus condiciones
Tomen lo que necesitan, "es gratis
Porque es de ustedes"




Carta revolucionario #19

(para La Campaña de la Gente Pobre)

si lo que quieres es empleos
para todxs, aún eres el enemigo,
no has pensado bien, a conciencia
lo que eso significa
//
si lo que quieres es vivienda
industria (General Electric en la reservación indígena)
coche para todos, un garaje, refrigerador
TV, más plomería, autopistas
científicas, aún eres
el enemigo, has decidido
sacrificar al planeta por unos cuantos años de
utopía de ciencia ficción, si lo que quieres
//
es aún, o puede ser, escuelas
donde todxs nuestrxs niñxs adquieren a fuerza la misma apariencia y aprenden
que es mejor ser "Mexicanxs" que negros
o indígenas o japoneses o puertorriqueños, donde Juan
y María se convierten en, y son, el ideal, ¿te pareces
al papá de Juan? ¿crees que tu hijx
no desea en secreto que te le parezcas?
//
si lo que quieres
son clínicas donde el Servicio de Salud te dé
más pastillas para que sigas débil o estéril
o que inyecte gérmenes a tus hijxs, mientras Mercke & Co
hace millones
si quieres
atención psiquiátrica gratuita para todxs
para que el psicólogo
haga su agosto con la actual decadencia
aflorando ante nosotros, si quieres
si todavía quieres un cacho
un cachito de los suburbios, con sus metros
y metros de verde césped
TV a color, y sus radiaciones
mata-neuronas
y sus anuncios subliminales
que lavan el cerebro a tus hijxs, se han apoderado
de tus sueños
//
diplomas de universidades que no son
más que caciques de villas miseria, emponzoñando lavabos
con mentiras para que tú también puedas seguir
mintiendo a otrxs en algún campus verde
//
ENTONCES AÚN ERES
EL ENEMIGO, te subestimas,
acuérdate, puedes tener lo que pidas, pídelo
todo




Diane di Prima
Revolutionary Letters
City Lights, 1971.
Traducción: Hugo García Manríquez
Versiones inéditas cedidas por el traductor para Nueva Provenza.

martes, junio 21, 2016

Poema a tres voces de Minase (fragmentos)



En una casa extraña
la soledad duele.

(Sôgi)


[...]


Pensando que ha caído la noche
los pájaros, cantando,
van de regreso.

(Sôchô)


[...]


Interrumpe mis sueños, imperdonable
el viento sobre los juncos.

(Shôhaku)


[...]


Ésa es también una fuente de compañía:
el cielo del anochecer.

(Sôgi)


[...]


En el invierno descolorido
una grulla, solitaria
de pie junto al mar.

(Sôgi)


[...]

En el otoño, ¿por qué
en una cueva hermética
entra la lluvia?

(Sôgi)


[...]


Brillan nevadas
montañas lejanas en las cuatro direcciones.

(Sôchô)


[...]


La luna conoce
la tristeza del viaje.

(Sôgi)


[...]


Así escondido,
la gente por muerto
ha de tomarme.

(Sôchô)


[...]


Pensándolo bien, ¿cuándo ocurrió
lo que tomamos por pasado remoto?

(Sôchô)


[...]


Los budas
ora desaparecen,
ora reaparecen en este mundo.

(Shôhaku)



Sôgi, Shôhaku y Sôchô
Poema a tres voces de Minase. Renga
Traducción: Ariel Stilerman
Sexto Piso, 2016.

martes, junio 14, 2016

muchachos yo vi


vi a oswald de andrade
el padre antropófago en el 49
reclinado en un sillón
leyendo trópico de cáncer de henry miller
(la rosa de los alkmin maría antonieta lo mimaba
mientras él aplastaba con el martillo de nietzsche
rebeldes cabezas de diamante)

vi a ezra pound en el 59
en la vía mameli en rapallo
(tuesday       four pm       ore sedici)
alzando con las manos el gato de gaudier-brzeska
una forma felina que ocupaba todo el espacio
de un exiguo pedazo de mármol gris
(para entonces el viejo ez ya había comenzado a hundirse en su silencio
y los ojos rubios chispeaban a la inútil
búsqueda de punti-luminosi)

vi a roman jakobson en la jolla
california año 66
(a su lado krystyna pomorska rubia cabeza altiva)
pasé rápido la prueba de las palabras alteradas:
v zviózdi vriézivaias / "entremezclado con las estrellas"
agujero negro en la primera estrofa
del poema de mayakovski a serguei essenin
(ven a oír krystyna a un poeta brasileño
que ha resuelto el problema de la rima al revés
en la traducción de los versos de vladimir)

me invitó entonces a comer comida árabe
y fueron muchas las veces y los lugares en que volvimos a vernos
encuentros marcados por luminosas dosis de vodka
(albo lapide notari - decían los romanos)
incluso me destinó una carta
abierta
después de haber leído las coplas de martín codax
sobre el mar de vigo

vi a francis ponge en bar-sur-loup
año 69 diez años después de parís rue lhomond
cuando abrió ante mis ojos
el sena
un poema desplegable fluente como un río
y suspendió de la pared del estudio su araña
tutelar
     - l'araignée mise au mur - magnífico
rector de la saliva
de abolenga progenie mallarmeana -
pero ahora en la provenza en bar-sur-loup
en los límites de su vaso de agua
estaba entero
franciscus pontius nemausensis
sobrio lapidario de gres y piedra pómez
separando palabras como quien escoge
minerales de textura y color diverso y los perfila
contra la luz
uno a uno

vi a max bense
celebrando con estudiantes en el drei mohren
stuttgart / estucardia       año 64
la solución del enigma rembrandt
programada a través de la fórmula de birkhoff:
el cociente de belleza emergía purísimo
de una retícula violeta
como venus-afrodita surgiendo toda desnuda
de la espuma del mar color de vino

vi a julio cortázar años más tarde
en parís rue de l'éperon
me llamó cronopio como hacía
con los amigos
(él cronopísimo       el mayor de todos):
solíamos comer en un restaurante griego
cerca del hotel du levant
en la arpegeante calle de la harpe
y un día me hizo entrar en uno de sus cuentos
donde me puso a transcribir de atrás hacia delante en lengua muerta
un soneto suyo corredizo como un zíper
(después me describió como un cachalote con las barbas de neptuno
en el centro extremo del círculo
de los amigos brasileños)

vi todo eso y mucho más
en la vida del consolato por ejemplo
vi a murilo mendes entre cuadros de volpi
preguntando por la edad del serrucho
y en esa misma roma de fachadas amarillo-huevo
en la trattoria del buco
a ungaretti el leonado ungaretti
(que solía platicar con leopardi
en el confesionario de las estrellas)
me preguntó una vez en tono de confidencia:
ci sono ancora quelle mulattine a san paolo?
(no había ninguna mulatica - era apenas
me explicó más tarde paulo emilio -
la fantasía impetuosa del poeta

así que vi todo eso
todo eso y mucho más
y ahora tengo derecho a una cierta ciencia
y a una cierta impaciencia
por eso no me manden manuscritos dactiloscritos telescritos
porque sé que la filosofía no está hecha para los jóvenes
y la poesía (para mí) se parece cada vez más
a la filosofia
y ya que todo al final es niebla-nada
y mi tiempo (consideremos) puede ser poco
y hasta ahora solo he podido traducir unos doscientos setenta versos
del primer canto de la Ilíada
y me queda además el deseo mal contenido
de aprender árabe y yoruba
y la necesidad de reunir todas las fuerzas disponibles
para resistir a mefisto y no vender el alma
y seguir firme
en posición de loto
mientras todos esos recados ambiguos (digo: vida)
caen en la contestadora electrónica



Haroldo de Campos
Traducción: Idalia Morejón Arnaiz
Potemkin Ediciones, no. 11, junio-septiembre 2015.
La colección completa de la revista Potemkin Ediciones puede leerse en línea aquí.

martes, junio 07, 2016

Cinco poemas de Carlito Azevedo


Tres encuentros

Cuando niño
en una visita

al zoológico
me fascinó

el vacío
que vibraba

dentro de la jaula
(alguien

por la noche había
disparado sobre

la temible
pantera negra)

-Lo reencontré
más tarde

cuando the particulars
of poetry

-y ahora éste
que abriste aquí-

requirieron mi
total atención




Fábula (real) de los lagos de México

Mirá estos
lagos de montaña

se secarán

(como de la fruta el
ácido del carbón el éxodo del
color como fibrilas cristales vítreos
pizarrosidades como todo lo
que la vista ve)

pero de ellos

pero de la larva dispensando
branquias y
aletas

despertará adulta
ahora ya  la

salamandra

ex-larva
axolotl tigrinum

que ningún sol
ha de secar




El monograma turquí

Se vio

enredada en las
láminas de la persiana
una mariposa (su monograma
turquí
como un peso metafísico
impreso sobre las alas parecía
dudar entre el sol de afuera y la
tibieza adentro) vos
y
yo paramos para verla pero
en modo alguno solícitos (la cabeza
llena de réditos e inéditos)
antes deslumbrados (como
sólo entonces podríamos) por
aquella
pequeña revolución
casi no tener peso:
nada
más allá de diez segundos y
hace ya tanto tiempo que
jamás recordaríamos si no
hubieras reabierto
(y decime ahora: ¿para qué)
un antiguo wordsworth
y
¡mirá!
el monograma
turquí




Laguna

Teniendo a espaldas
(como alas suspensas que la tarde
abre y cierra) el dorso cobrizo de la
montaña y los reflejos de cobre de la laguna,
la niña con el gato traduce, más que la perfección,
las vetas profundas, invisibles y subterráneas,
que nos unen a quien amamos, y cuando él le
estira sobre el pecho las patas oceladas,
ella, para no despertarlo, hasta su
mirada pone en puntas de pie.




Sobre una fotonovela de Juan Nepomuceno

El auto averiado junto a la mata de espinos
después de derrapar, he aquí la circunstancia.
Pero
          -está claro-
                              había un amor haciendo
todo doler. Y, en el asiento de atrás, la nube de
coñac y marihuana de donde emergían,
iluminados, sepia, los rostros de K. y
de la joven india.
                           "Extraño que todo esto no
parezca una pesadilla", decía Aníbal, "con
tanta luna, la world music de los animales del
borde del camino."
                              Pero el poema iba creciendo,
como el óxido en las puntas espinosas de la
carrocería, junto a la mata de espinos,
después de derrapar.





Carlito Azevedo
Sublunar
Traducción: Aníbal Cristobo y Reynaldo Jiménez
Tsé-Tsé, 2002.