domingo, diciembre 21, 2008

Vorticismo (fragmento)

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Cuando topo con personas que ponen en ridículo a las nuevas artes o se burlan de los torpes términos que empleamos buscando hablarnos entre nosotros, cuando ríen de nuestro discurrir acerca de la cualidad de "bloque de hielo" en Picasso, creo que ocurre así únicamente porque no saben qué es el pensamiento y sólo están domesticados por los argumentos de la opinión media y del menosprecio. Así pues, solamente pueden gozar de aquello en que han sido educados para considerar agradable, o bien de aquello de lo que algún ensayista ha hablado con frases melifluas. Sólo piensan "cáscaras" de pensamiento, como afirma De Gourmont: los pensamientos que ya han sido pensados por otros. Toda mente digna de ser llamada mente tiene que tener necesidades más allá de las existentes categorías del lenguaje, así como un pintor tiene que tener pigmentos y matices en mayor número que los nombres existentes de los colores.


Ezra Pound
Traducción: René Palacios More
El poeta y su trabajo, no. 30, otoño 2008.

domingo, diciembre 14, 2008

Tres fragmentos de El libro de la almohada

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Poco después del vigésimo día del Noveno Mes

Poco después del vigésimo día del Noveno Mes, fui de peregrinación al Templo de Hase y pasé la noche en un alojamiento muy sencillo. Exhausta, de inmediato caí profundamente dormida.

Me desperté de noche, y la luz de la luna se filtraba por la ventana iluminando las ropas de cama de todas las personas en la habitación. Su claro brillo blanco me conmovió enormemente. Es en ocasiones como ésta cuando se escriben poemas.


Nubes

Me encantan las blancas, purpúreas y negras nubes, y las nubes de lluvia cuando las lleva el viento. Es encantador al amanecer ver las oscuras nubes que poco a poco se vuelven blancas. Creo que esto ha sido descrito en un poema chino que dice algo sobre "los tintes que se retiran al amanecer".

Es conmovedor ver pasar un tenue jirón de nube sobre la luna brillante.


Recuerdo una mañana clara

Recuerdo una mañana clara del Noveno Mes. Había llovido durante toda la noche. A pesar del sol, las gotas de rocío aún cubrían los crisantemos del jardín. En los cercos de bambú y las varas de los setos veía telarañas. A medida que sus hilos se quebraban, las gotas de lluvia quedaban colgando de ellos como perlas de un collar. Estaba conmovida y encantada.

Poco a poco, el rocío fue desapareciendo del trébol y de las otras plantas en las que tan pesadamente se había posado. Las ramas, más livianas, se agitaron casi imperceptiblemente y luego, de repente y con toda armonía, se alzaron.

Más tarde describí a los demás toda la belleza que había visto. Pero mi relato no causó ninguna impresión, y quedé desasosegada.


Sei Shonagon
El libro de la almohada
Traducción, prólogo y notas: Amalia Sato
Adriana Hidalgo, 2004.

domingo, diciembre 07, 2008

Seis minutos de conversación con el extranjero



Entonces tú y yo que nos queremos,
que no comemos ciertas cosas
sin que el otro aparezca,
sin que nos acordemos de una tarde
en un paisaje montañoso
y un tren en que volvimos hablando de comidas
cuando lo que buscaban nuestras lenguas
era hundirse juntas,
hemos vuelto a las preguntas de transeúntes conocidos.
Descarnamos hasta ser estas voces
que preguntan del clima.

Mira lo que ha podido hacer en el teléfono la lejanía:
apurarnos a un tiempo cortés indiferente
en que éramos transeúntes conocidos.


Antonio José Ponte
Un bosque, una escalera
Compañía, 2005.