viernes, septiembre 22, 2006

El fastidio de la perfección (fragmento)

El poeta, como lo había intuido Paul Klee, no es un "árbol" sino el "tronco del árbol". Alimentado por el flujo del agua, el tronco no puede más que recoger y transmitir aquello que sube de la profundidad de las raíces. Ni siervo ni amo, ocupa una posición más modesta; no lo atraen ni la belleza de la veta ni la profanidad de las raíces, sino el transcurso en el cual se decide el cortocircuito entre la visibilidad de la primera --el fruto maduro --y la invisibilidad de la segunda --eterna germinación. Por lo tanto, ni las raíces ni las ramas sino el cuerpo del árbol. Cada poema puede decirse sólo como ese poema, con ese ritmo, con aquel sentido, aquella "deformidad" especial y se ofrece al lector --lo quiera o no el autor-- como un texto finito pero telúrico, inestable, sensible a lo que Lautréamont llamaba "la sed del infinito". Esta sed es el estatuto metafórico de la lengua --lo sobresaliente de la palabra y el regreso a la palabra unidos en el orden del discurso. ¿Pero de qué orden hablamos sino de aquella arquitectura del desorden que es la experiencia de la escritura?


Marco Ercolani
filodecaballos. poesía, no. 1, septiembre 2006.
Traducción: José Molina

martes, septiembre 19, 2006

el ángel izquierdo de la historia

los sin tierra al final
están sentados en la
pleniposesión de la tierra :
de sin tierra pasaron a
con tierra : helos
enterrados
desterrados de su soplo
de vida
aterrados
aterrorizados
tierra que a la tierra
torna
pleniposeedores terra-
tenientes de una
roza (fosa) común :
por el reverso al fin
entrañados en el
lato vientre del
latifundio
que de im-
productivo se re-
veló así u-
bérrimo : generando pingüe
cosecha de
sangre color barro
labradores sin
labra he-
los : al final con-
vertidos en larvas
en mortuo-
rios despojos :
ataúdes labrados
en la escasa madera
(materia)
de sí mismos : la bala asesina
los sorprendió
mortisentados
sitibundos
decúbito-abatidos pre-
destinatarios de un
agro (magro)
re(dis)(forme) forma
-- famélica – a-
graria : he-
los gregaria
comunidad de los que van
a medias con la nada :

aver-
gonzada a-
margada
vejada
-- avergoncorroída de
íntimo abrasivo re-
mordimiento –
la patria
( ¿cómo ufanarse de ella? )
apátrida
llora a sus des-
poseídos parias –
patria parricida :
que acaso sólo al final la
espada llameante
del ángel tuerto de la his-
toria ardiendo contra el viento y
fogueando a los
agrosicarios socios de ese
fúnebre contubernio donde la
muerte mariscala comanda una
torva milicia de jenízaros guarda-
espaldas :
sólo el ángel izquierdo
de la historia cepillada a
contrapelo con su
multigirante espada po-
drá un día ( ¡quién lo viera! )
convocar del montón
nebuloso de los días ve-
nideros el día
que al fin sobrevendrá del
j u s t o
a j u s t e .. d e
cuentas


Haroldo de Campos

Crisantiempo
Traducción: Andrés Sánchez Robayna
Acantilado, 2006.

viernes, septiembre 15, 2006

Ella es algo completo...

Ella es algo completo
Y la belleza es completa
En su rostro; la belleza
Que no es de su rostro
Carece de belleza total.
Una vez al mes la gente ve
Una luna nueva en su cielo.
Cada amanecer yo gozo
De una luna nueva en su rostro.


Abbas Ibn Al-Ahnaf
Guadaña de plata. Tres poetas árabes
Selección y traducción: Alberto Manzano
Teorema, 1983.

domingo, septiembre 10, 2006

Nota

Hay un lector promedio que es el antípoda del poeta. El poeta se asoma al caos una y otra vez, y ese riesgo asumido proviene de su insatisfacción, de su deseo de ir más lejos; el lector del que hablamos, en cambio, el que forma las mayorías, se dedica exclusivamente a admirar y a conformarse con su admiración. El poeta, idealmente, no vive en estado de arrobamiento frente a las artes que lo rodean: trabaja absorto en lo suyo y observa lo que se le presenta con distante severidad; sus placeres son silenciosos e intransferibles; en todo caso lo que más le interesa son aquellas obras en las que intuye problemas análogos a los que él mismo se plantea. La persistencia de una admiración excesiva y gesticulante por el mundo del arte es signo de debilidad. La respuesta consecuente frente a las obras, creo yo, de la naturaleza que sean, es la actividad –la extracción y uso, por así decirlo, de la energía creadora. Un lector se parece al poeta que lee cuando reacciona alterando su vida para otorgarles una mayor libertad a sus actos, pensamientos y percepciones. El sujeto arrobado es, en contraste, el sujeto del consumo, por más sofisticado que éste pueda ser –el melómano, por ejemplo, figura abominable, coleccionador estéril. Deberíamos perder cada tanto nuestras acumulaciones personales de libros, obras y registros, o por lo menos ser capaces de ponerlas en circulación. Sería preciso no cobijarse en la Belleza, en lo Sublime, en la Gran Sensación, en nada de aquello elevado y enorme que pareciera exigirnos un gesto unilateral de sumisión.
Juan Alcántara El poeta y su trabajo, no. 22, primavera 2006.

viernes, septiembre 08, 2006

Con el sol en los órganos

El mar al borde de la carretera
Con su lonja de sol que reverbera
Como un pectoral de oro mientras se hunde
En la memoria de esta tierra roja
Mezclada con astillas de ceramios chaquiras
Y osamentas envueltas en harapos
Que fueron vestimentas de príncipe
Carne de Colla carcasa de Orejón
Y bailaron como el polvo que gira
En las noches de fiesta
Y ahora son polvo de momia rugoso antepasado
Ensimismado en sus cielos guerreros
Donde un inmenso gato nos contempla

Y a nosotros la muerte nos castiga
De la misma manera que a los gatos celestes
La parca la pelona ha llenado esta tierra
De polvo que fue hombre y continúan
Sus huesos siendo hombre sin embargo
Cobijando la vida en materia marcada
Por su paso impetuoso su voluta imborrable

Con un retazo de su carne seca
Podríamos clonarnos un guerrero mochica
Experimentalmente por lo menos
Y verlo renacer entre los muertos
Con sus ojos virtuales su cielo constelado
De otros paquetes estelares otras
Memorias inscritas en los huesos iliacos
Para otra vez vivir entre los vivos
Sin recuerdo de hazañas ni de dioses
Exigentes sin chicha ni mujeres
Sodomitas que aúllan y zurean
Como las cuculíes en los postes
Telefónicos

Será lo que llamaron los antiguos
Metempsicosis el salto de las almas
De ADN en ADN
O el viaje hasta el fin del ADN
Siguiendo el Disco Duro del genoma
Viviendo tantas vidas como ancestros
Vivieron enclaustrados en sus vidas
Y sólo en el orgasmo se dieron a otros seres
En un vertiginoso salto de equilibrista

La vida es siempre más: sus estrategias
Son más inteligentes que la muerte
Que sólo sabe hacer de diferencias polvo
Indistinguible el hígado del páncreas
El corazón del bazo o de la tráquea
El metatarso el tríceps los gemelos
A fin de aproximamos al polvo original
Gris e indiferenciado
Donde apenas se mueven electrones
En sus órbitas frías de Nirvana
Hasta que cese todo movimiento
Para llegar al centro de la muerte
Y allí muera la muerte de su muerte anunciada
Pues la nada es fecunda paradoja
Que al instante siguiente es vida que revienta
En un Big Bang que es carnaval de estrellas
Soles constelaciones galaxias espirales
El nido de la vida su fabulosa cuenca
Desbordada de esperma luminosa
Eso es la cosa general que no consuela
A esta mota de polvo que me mira
Con los ojos que tuvo hace mil años
Atrincherada en su genoma moche
Cuando la muerte se llevó su cuerpo
Pero no todo sólo lo visible
La talla la osatura la apostura
Y ese tamaño se enroscó en el polvo
Como los caracoles en su trompo
Esperando confiado en su programa
Que un milagro lo devuelva a la vida

Por eso es que se guarda el polvo en cementerios
Como una colección de frascos de botica
Por eso no me cremen cuando muera
No sea que me traigan un día de regreso
Estos humanos locos

Aquí y allá los campos de petróleo
Rechinan como grandes zapatos embreados
Gotea el cielo tesoros numismáticos
Y me paseo con el sol al hombro
En virtud de los hechos conocidos.


Rodolfo Hinostroza
Memorial de Casa Grande
Lustra Editores/La cuadrilla de la langosta, 2005.

martes, septiembre 05, 2006

Siembras (fragmento)


para Robert Duncan

Me fue dado un poema en el sueño… un poema que leí en voz muy alta… donde podía sentir a las palabras salir en estallidos pero sin poder salvarlas… sólo supe que el nombre del poema era "siembras" y que ocurrió después de una presentación en público del poema largo "verguero" en la cual tuve que improvisar los versos finales, incapaz de recordar qué decían… Entre poemas hice un comentario acerca de la peculiar manera de leer de Duncan, y aun, sabiendo que él estaba muerto, lo vi sentado entre la audiencia y cómo asentía con la cabeza cuando empecé a leer.

1

Ahora en el sueño
leo en voz alta
el poema de las siembras
como la última vez que te vi,
y cómo esto me abre
a ulteriores palabras, nuevas
definiciones,
mientras te veo sentado ahí,
viejo amigo,
vivo, para oír mi tartamudeo
como el tuyo,
esa marca de la poesía encima
de la lengua de cada poeta,
le pido a la audiencia que escuche
en nosotros, mientras se ríe,
o llora,
por algún otro poema que leí antes,
palabras obsesivas
a las que todos nosotros podemos asentir con la cabeza,
pero que yo no podía dar
con el final,
no por todos los años de leerlo
en voz alta, y escuchar a alguien decir
--no tú sino alguien--
el tiempo es el ladrón del lenguaje
significando lenguas
como aquello que el gato consigue atrapar


Jerome Rothenberg
Un cruel nirvana. Poemas 1980-2000
Traducción: Laura Jáuregui y Heriberto Yépez
El Tucán de Virginia, 2001.