martes, septiembre 28, 2010

El cuerpo es una circunstancia (fragmento)


Me borré cuando borré tu nombre. Fui a casa a sembrar un pimpollo y contemplar la buganvilia. El pimpollo me habla como si fuera un niño: directamente. Alguien quiere ponerme una almohada en la cara, me dice. Alguien quiere cerciorarse que me olvidaste. ¿Eres de Guatemala? ¿De dónde soy yo? Yo soy de esta tierra sucia. Yo me estoy borrando. Como se borran las letras de una lata que tiene años dentro del refrigerador. Yo me estoy levantando igual que el piso de madera. Cara, rostro. Alguien quiere mi cara para darle una bala. Con tal que vuelvas. Con tal de que tu mano sostenga mi respiración.

Dolores Dorantes
El poeta y su trabajo, no. 35, invierno 2010.

viernes, septiembre 24, 2010

Cuaderno de los rombos que florecen



















Título:
Cuaderno de los rombos que florecen (fragmentos)

Autor: Inti García Santamaría

Editorial: Astrolabio

Única edición: 2010

Tiraje: 100 ejemplares

Acordeón desplegable de cartoncillo.

martes, septiembre 21, 2010

Charco

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dice él: el sufrimiento es un charco.
digo yo: sí, el sufrimiento es un charco.
porque el sufrimiento yace en una cuenca
atravesado por peces y huele mal.
dice él: y la culpa es un charco.
digo yo: sí, la culpa también charco.
porque la culpa se derrama en una depresión
y alcanza la axila elongada
de mi brazo que se extiende hacia arriba.
dice él: la mentira es un charco.
digo yo: sí, la mentira del mismo modo charco.
porque en verano por las noches se puede
hacer un picnic en las orillas de la mentira
y allí siempre se queda algo olvidado.


Monika Rinck
Luces intermitentes. Nueve poetas recientes de Alemania
Paraíso Perdido, 2009.
Selección: Timo Berger
Traducción: Cecilia Pavón y otros

martes, septiembre 14, 2010

Osip Mandelstam

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Mandelstam amaba apasionadamente la música, pero nunca hablaba de ello. Guardaba hacia la música una relación un tanto pudorosa, que escondía profundamente en él. A veces me visitaba tarde en la noche. Se ponía a dar vueltas por el cuarto, caminando más a prisa de lo normal, sonriendo y con el cabello despeinado, sin decir una sola palabra: por el brillo de sus ojos yo adivinaba que le estaba sucediendo algo "musical". A mis preguntas, inicialmente, no respondía pero al final reconocía que había estado en un concierto. Sin embargo, Mandelstam no se explayaba sobre el tema, más allá de este reconocimiento. Después, inesperadamente, aparecían sus versos, repletos de inspiración musical.
.....En la época de mi amistad con Mandelstam me acostumbré a que él musitara sus versos. Los componía mientras caminaba o mientras conversaba de otros temas, sin que una cosa interfiriera a la otra. "La Oda a Bethoven" la compuso durante mucho tiempo; en nuestras caminatas yo escuchaba cómo Mandelstam elegía cada línea y después cada estrofa, de una manera tal que cada verso se movía ya fuera hacia arriba, ya fuera hacia abajo, o hacia el medio, hasta que finalmente la "Oda" tomó su forma definitiva.
.....Siempre me pareció que para los poetas, incluso para los más genuinos, el contacto con la música viva y no con la imaginaria, era algo prescindible, y que su percepción de la música tenía ante todo un carácter metafísico, abstracto. Pero Mandelstam era una excepción: la música viva era para él una necesidad. El elemento de la música alimentaba su conciencia poética, así como el entusiasmo por el valor civil era lo que impregnaba su poesía.

Arhur Lurie
El Perro Vagabundo (Memorias de escritores rusos)
Varios autores
Selección y traducción del ruso: Jorge Bustamante García
Filodecaballos, 2008.

jueves, septiembre 09, 2010

Nubes

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En aquella
aldea sin dueño
los trapos raídos puestos a secar sobre la valla
parecían sin dueño.

Y sobre ellos flotaban nubes también sin dueño,

y allá, en lo alto --publicidad sobre la infancia
de niños raquíticos y salvajes;

y música sobre la desnudez
de las mujeres escitas y de los hunos;

mientras aquí, en el lecho, al nivel de los ojos
cerca de las húmedas pestañas
alguien lloraba y moría,

mientras yo entendía
por última vez

que ella había sido mi madre.


Guennadi Aigui
Lugares en el fuego. Antología poética
Selección, traducción y prólogo: José Manuel Prieto
Aldus, 2002.