domingo, junio 28, 2015

La canción de la bolsa para el mareo (fragmentos)


Los nueve tormentos primarios de la creatividad son:

El aplazamiento debido al miedo.
El aplazamiento debido a la indecisión.
El aplazamiento debido al perfeccionismo.
El aplazamiento debido a que se espera la llegada de la inspiración.
El aplazamiento debido al caos y a la adversidad.
El aplazamiento debido a la enfermedad y al cansancio.
El aplazamiento debido a que se está criando una familia.
El aplazamiento debido a la superstición y a la religión.
El aplazamiento debido a la locura y al suicidio.

Los nueve tormentos secundarios de la creatividad son:

El aplazamiento debido a Internet.
El aplazamiento debido a que no hay Internet.
El aplazamiento debido a los programas en doce pasos.
El aplazamiento debido a la terapia y a la literatura de autoayuda.
El aplazamiento debido a las obras de caridad y a que hay que salvar el planeta.
El aplazamiento debido al estudio y a la investigación.
El aplazamiento debido a los hobbies y al gusto por las actividades al aire libre.
El aplazamiento debido a la adicción a las drogas.
El aplazamiento debido al sexo.

Los nueve tormentos terciarios de la creatividad son:

El aplazamiento debido a HBO.
El aplazamiento debido a que hay que teñirse el cabello.
El aplazamiento debido a que se gana dinero.
El aplazamiento debido a que no se gana dinero.
El aplazamiento debido a que no se tiene el equipamiento adecuado.
El aplazamiento debido a cuestiones de higiene personal.
El aplazamiento debido a que hay que ir de compras.
El aplazamiento debido a la decoración del espacio de trabajo.
El aplazamiento debido a la redacción de listas innecesarias.

Los nueve tormentos cuaternarios de la creatividad son:

El aplazamiento debido al vampirismo.
El aplazamiento debido a una lobotomía.
El aplazamiento debido a la amputación de una mano.
El aplazamiento debido al canibalismo.
El aplazamiento debido a la bancarrota y la recesión.
El aplazamiento debido a la destrucción del medio ambiente.
El aplazamiento debido a un ataque terrorista.
El aplazamiento debido al apocalipsis.
El aplazamiento debido a la decapitación.




La mitología hacía burbujas dentro de mí y a mi alrededor. El dragón está sobre la cama de mi suite en el Fairmont. Su respiración es prácticamente inexistente. A veces deja de respirar y entonces pienso que ha muerto y entro en pánico y me retuerzo las manos, pero entonces oigo un extraño chasquido en su garganta y empieza a respirar de nuevo con la misma fragilidad. He apagado la luz, ya que el resplandor parecía ponerla nerviosa. En la habitación de al lado, el teléfono suena una y otra vez. Enciendo la aplicación de linterna de mi iPhone y la examino --una pequeña Drakiana escamosa-- con unas intrincadas marcas curvadas que le recorren todo el cuerpo. En las palmeadas patas traseras tiene una espuela que emplea para inyectarles veneno a sus atacantes. Su órgano sexual es un nítido pliegue con los bordes azulados y la piel cerosa de su vientre, bajo la luz del iPhone, tiene un brillo opalino que resulta desgarrador.

Todo está ocurriendo y ya ha ocurrido y volverá a ocurrir. Todo lo que existe ha existido siempre y seguirá existiendo. La memoria es imaginaria: no es real. No se avergüencen de su necesidad de crear; es la parte más bonita de sus corazones. El mito es la verdadera historia. No dejen que les digan que no hay monstruos. No dejen que los hagan sentir idiotas porque son felices jugando con su linterna en la oscuridad. El mundo místico depende de ustedes y de su tolerancia a lo absurdo. ¡Sean felices, queridos míos, y crean!

«Y tú también», le digo a mi dragón. «Sé fuerte», le digo, y la tapo con una manta fina. «Sé fuerte», le digo, y ahí, en calzoncillos, pego la oreja al costado del dragón, que se mueve lentamente, y acato el argumento distante de su respiración.

Al cabo de un rato, en un susurro, me dirijo a mi mujer con la esperanza de que pueda oírme, a muchos kilómetros, al otro lado del mar.

«¡No flaquees!», le digo a mi mujer. «Sé fuerte», le digo. «Somos millones en todo el mundo, respirando como tú esta noche».



Nick Cave
La canción de la bolsa para el mareo
Traducción: Mariano Peyrou
Sexto Piso, 2015.

domingo, junio 21, 2015

Cuatro poemas de Diana Bellessi


Destino

Tablas acosadas por la humedad y el bicho
guardan mi corazón como un lucero
y no me importa la gente ni la plata
sino el crac crac del grillo en la mañana
del silencio, el gallo allá a lo lejos
y ese girar de Talita que busca el sitio
para echarse al sol en el alero
mientras la sombra de papá en su silla
me dice sí y alcanza un mate con
cáscaras de naranja, sí, m'hijita,
cerrá tu vida en este círculo que acaricia
los pasos del principio con las huellas
nítidas del final...



El chanchito

Así como aparece
aquel raspón naranja sobre el cielo
al sudoeste

de pronto inesperado
y desaparece en la turba gris
de la tormenta

así el chanchito cruza
la ruta acerada del crepúsculo
para perderse

bajo el veloz misterio
de sus patitas cortas como locas
hacia el campo

¡oh mi chancho valiente
de rosado lomo y trompa que corre
entre los autos

yo quisiera llevarte
o atravesar con vos al otro lado
pero huiste

a los campos del oeste
cuando cae la tarde tan veloz, bello
y asustado!



Veranito de Santa Rosa

Vamos por el Gambado y de pronto
al alzar los ojos veo
la desnudez preñada de agosto
en las finísimas ramas
de un gris de humo con sus yemas a punto
de reventar, y mansamente lloro
de alegría nomás
mientras el cielo gira
en su celeste claro
como si acaso me sonriera

o yo no sé, será mi corazón
saliendo de la jaula
el que se ríe de mis ojitos
bobos mientras aplaude
a todo lo que va a nacer

y es de belleza nomás que lloro
por volver a casa en la desnudez
preñada de agosto bajo las nubes
blancas de los ciruelos
y primicias del verde en filigrana
que aún cobijan las altas
y finas ramas de los árboles
color del humo. Al fin... me dice todo,
vení, despertá, dormí dulcemente
con nosotros...



Cabritas

Así de pronto
y sin que nadie las llamara
las dos cabritas aparecen
correteando al fondo
de la casa con una gracia
imposible de esquivar

una negra y otra blanca
en manchas marrón rojizo
se paran frente a la ventana
y me miran con sus ojos dulces
sus cuernitos

como un retablo medieval
sacado de mi infancia
y me derrito

es de lo único
que quiero hablar

dónde se ha visto
¿cabras en el monte del delta?
si ustedes andan
por otros montes carajo!

me peleo así
aunque no puedo
dejar de mirarlas
y balamos juntas entre risas
hasta olvidar que yo quería

irme a otra parte
en la poesía

algún corral cerrado
frente al cual la audiencia
me tomara en serio
como toma a los jóvenes
y a los maestros y no

andar topándonos
y cayendo sobre el pasto
en vueltas de carnero
con estas cabritas jóvenes
y hermosas mientras sale el sol y trinan

las ranas en la zanja
como trinan pájaros palabras
llevados por el viento sur
que despeja las nubes
mientras todo baila



Diana Bellessi
Pasos de baile
Adriana Hidalgo, 2014.

domingo, junio 07, 2015

Dos poemas de Mahmoud Darwish


¿Quién soy yo sin exilio?

Un extraño a la orilla del río,
igual al río, unido por el agua a tu nombre.
Nada me trae de la distancia
al oasis: ni guerra ni paz.
Nada me concede entrada a los evangelios.
Nada. Nada resplandece en las riberas
en el flujo y reflujo del Tigris al Nilo.
Nada me hace descender del carruaje del Faraón.
Nada me lleva o me carga con una idea:
ni nostalgia ni promesa.
¿Qué he de hacer? ¿Qué he de hacer sin exilio
y esa larga noche contemplando el agua?

Unido por agua a tu nombre.
Nada me aleja de las mariposas del sueño.
Nada me otorga realidad: ni polvo ni fuego.
¿Qué he de hacer sin las rosas de Samarcanda?
¿Qué he de hacer en una plaza de cantores
pulidos en piedras de luna?

Hemos perdido todo peso,
ligeros iguales a nuestras moradas en vientos distantes.
Hemos hecho amistad, los dos, con seres extraños entre nubes.
Los dos liberados de la gravedad de la tierra de la identidad.
¿Qué haremos?
¿Qué haremos sin el exilio
y esas lentas noches contemplando el agua?

Unido por agua a tu nombre.
Nada resta de mí, sólo tú.
Nada de ti, sólo yo:
un desconocido acariciando los muslos de una desconocida.
Oh, desconocida, ¿qué haremos con lo que resta
de calma y del breve sueño entre dos mitos?
Nada nos lleva: ni senda ni hogar.
¿Fue esta la misma senda desde el inicio?
¿O han hallado nuestros sueños un caballo mogol por la colina
y por él nos han cambiado?
¿Qué haremos?
¿Qué haremos sin exilio?



Soneto II

Tal vez demandas ambigüedad sólo al dar tu espalda al río
Ahí un otoño salpica al ciervo de una nube breve
En lo que sobrevive entre los escombros de tu partida

La Vía Láctea es tu ambigüedad: polvo de estrellas sin nombre
Tu ambigüedad, noche de perlas ardiendo sobre el agua
Y el lenguaje capaz de iluminar la noche de quien parte
entre odas, dos columnas de palmas y una sola palabra: amor

Soy aquel que al verte reconoció su mañana
Soy aquel que vio los evangelios escritos a mano por el último idólatra
en las faldas de Gildead, antes y después de arcaicas naciones.
Soy la nube que regresa a la higuera que lleva mi nombre
tal como el sable lleva el rostro del que muere.
Tal vez al avanzar hacia mí tu sombra ofreces en metáfora
el significado de algo por ocurrir.



Mahmoud Darwish
Unfortunately, It Was Paradise
University of California, 2013.
Traducción a partir de la traducción al inglés
de Munir Akash y Carolyn Forché: Hugo García Manríquez.
Versiones inéditas cedidas por el traductor para Nueva Provenza.