martes, diciembre 27, 2005

Entrevista pública a Juan José Saer en el MALBA

Guillermo Saavedra: Me permito volver sobre un lugar común de la interpelación a los escritores: ¿qué le puede ofrecer hoy la literatura a la comunidad? ¿Qué matices, qué formas puede agregar la obra literaria?

Juan José Saer: Creo que, primero, la lectura, el placer de la lectura, ¿no? La experiencia estética. La experiencia estética es realmente, en cierto sentido, redentora. Casi todos hemos tenido esa experiencia, y sabemos que esa experiencia nos produce una transformación interior, duradera o no, pero que nos va modificando, nos va educando... Al mismo tiempo, creo que todos los hombres, sin excepción, tienen una visión del mundo, quieren interpretar el universo en el que viven y tienen teorías, sensaciones, emociones, interrogantes sobre ese universo. Entonces, a veces, la literatura nos pone --en forma un poco ligeramente sistematizada, idealizada, o estilizada-- delante de esas interrogaciones. Por eso, algunos escritores les sirven más a unos que a otros. No todos tenemos los mismos escritores que nos sirven, que nos gustan, que nos ayudan. Yo, por ejemplo, en momentos difíciles, tengo necesidad de leer a ciertos escritores, y en otros momentos, a otros. Sabemos que de pronto tenemos nostalgia de ciertas lecturas porque nos ponen en contacto con un aspecto del mundo que queremos reencontrar. O tal vez, no queremos que se pierdan en el olvido y queremos reintegrarlas, por decir así, a nuestra sensibilidad, y a nuestro pensamiento y a nuestra visión de las cosas. Creo que eso me parece lo fundamental de la literatura y de la obra de arte en general, que no son actividades de consumo, no son objetos de consumo obligatorio. Creo que no hay que obligar a la gente a leer. Hay personas que quieren obligar a los niños a leer o a estudiar música. Bueno, hay que hacer la tentativa para parecer modernos y buenos padres, pero después, si eso no les gusta, yo creo que no hay que obligarlos. Creo que se puede ser feliz sin leer. Lo creo francamente. Pero hay muchas cosas que se pierden, naturalmente. Todos hemos tenido experiencias de lectura extraordinaria, entonces, ¿qué es lo que hace uno cuando tiene una experiencia de lectura extraordinaria? Quiere transmitírsela a alguien, le recomienda el libro a otro, se lo regala. Crea un vínculo social que me parece fundamental para que nuestra existencia sea más rica...



El poeta y su trabajo, no. 20, otoño 2005

miércoles, diciembre 21, 2005

En diciembre, viendo volar

En diciembre, viendo volar los fuegos de artificio
pienso en el tiempo.
Un año no comienza en esta noche
hecha para que algunos se abracen y rían,
sino en la calma mañana de mi cumpleaños.

Esta noche tan clara para los augurios
no cambiará mi suerte.
Puedo olvidarme de tocar madera,
hasta volcar la sal podría,
no cambiará mi suerte para nada.
¿Qué nos hace creer que en diciembre
termina una suerte y empieza otra?
¿Y para qué brindamos
deseándonos nuevos destinos?
Amarga es la madera de mi ventana
y pongo allí la frente.
Quiero que pase el tiempo como en las películas.
Ya dije amor y me he quedado solo,
he dicho tiempo
seguro de que todo lo arrastraba.
Voy a seguir contando las cosas que no fueron,
lo que se echó a perder por algunas palabras,
el dolor que nos dejan las despedidas.


Antonio José Ponte
Un bosque, una escalera
Compañía, 2005

martes, diciembre 13, 2005

De Piedra del lugar

Oscureces

como si tú mismo fueras tu tía
y tu tío tus primos todas tus primas tus hermanos tus abuelos

y también tu otro
abuelo tus dos hermanos

sus tíos y tu padre
tu madre sus hermanos de ella
tus primos
y sus tías de ellos sus hermanos

tus hermanos junto al viento helado junto al orégano helado junto
a lo que no tiene nombre

sus nombres junto a la nieve,
"veinticinco años sin caer ya",

sus nombres junto al pinabete el madroño el encino,
junto al orégano,

tus hermanos su nieve de ellos
un paisaje, "lo espeso del bosque",

en lo blanco del ojo,
el pecho,

la boca, el pecho. Toda la naturaleza
almacenada en lo blanco del ojo, ahí

donde te opones a la grieta,
en lo blanco del ojo. Ahí donde ves.


Hugo García Manríquez
Fragmento de Piedra del lugar
Incluido en Un orbe más ancho. 40 poetas jóvenes (1971-1983)
Ediciones de Punto de Partida/ UNAM, 2005
Selección y edición: Carmina Estrada

miércoles, diciembre 07, 2005

Just a cowboy in a Pixies song


(dedicado a los chingones de chingones del estacionamiento)


Hi my name is Monico Aparizio
I came to kill you
I came to talk to strangers
And drink cheap tekila

I am just a cowboy in a Pixies song
Take care, mis pistolas are ready

I give my soul to the desert
And the trocas
Look my texana, it is great no?

Kill gabacho
Puto reventón armaré
I will drive my troka into the ocean

Max Lichtenstein
Mambos religiosos
Malasuerte, 2005