sábado, diciembre 21, 2013

Cinco poetas armenios


varón, llorá tranquilo
si alguien te toma el pelo te protegeré

no soy más un enigma para vos
soy simple, soy como vos

no temas perder tu virilidad
no me golpees

¿no tenés calor así?
ponete la pollera tranquilo

podés equivocarte
es normal

sentate vos primero en el minibús
yo me quedo parada

mi cuerpo se parece al tuyo
y no es más lindo que el tuyo

y si te falta fuerza
decilo en voz alta

Nanor Petrosyan (Teherán, 1984)




Con una nueva línea

Nací por la mañana,
en una pobre mañana de Gyumrí.
Mi hermana, que nació conmigo, murió unas cuantas horas después,
cuando el sol de agosto hacía rato que había salido
y miraba indiferente a nuestra familia desconcertada
que se reía y lloraba a rabiar;
hoy nadie la recuerda en nuestra casa,
a mi hermana, a la que habían visto ¿cuánto? Sólo algunas horas
en una mañana medio hambrienta de postguerra...
Sólo yo no puedo olvidarla, y a veces
el dolor del pecho me despierta temprano en la mañana,
y tirado en la oscuridad, con los ojos húmedos
día tras día recuerdo de nuevo aquellos nueve meses
que vivimos juntos
el mejor período de nuestra vida...

Hovhannes Grigoryan (Gyumrí, 1945)




¡Ay!

¡ay!
qué sensación tan rara
como si los edificios se balancearan
pero no da miedo
al contrario, es divertido
todo se puso lindo
lo más triste se convirtió en lo más bello
y lo que se había perdido para siempre
resulta que ni siquiera se ha perdido
lo que se había perdido para siempre
te enfrenta y te dice hola
dice ¿acaso te habías creído que yo me había perdido para siempre?
¿ves que he regresado?
luego mira tus lágrimas y dice
¿creíste, entonces, que yo me había perdido para siempre?
no tenías que creerlo
luego se da vuelta y se va
esta vez, de veras, para siempre,
y los edificios paran de balancearse
y ni siquiera es alegre
y ni siquiera es lindo
y queda aquella sensación
que tu corazón ya detuvo
para siempre.

Mariné Petrossian (Ereván, 1960)




Quiero poesía

Quiero escribir versos
Quiero hacer versos
Ahora mismo
Quiero tanto
Tanto

Quiero tanto escribir versos
Que salvo querer escribir versos
No quiero nada
NADA DE NADA
Tanto que no quiero escribir versos
A lo largo de los años escribí tantos versos diferentes
Pero ninguno de ellos me reveló tantas ganas de escribir
Como ahora
Como ahora

Tanto
Tanto quiero escribir versos
Quiero quiero quiero
Con tanta fuerza quiero escribir versos
Además de las ganas enormes de escribir versos
No sé otra cosa

Por eso sólo escribo
Acerca de cómo
Insatisfecho
Ilimitable
Irresistiblemente
Sin cesar
Hasta morirme
Con un deseo bestial
Malsanamente
Perdiendo la mente
A perpetuidad
Simplemente
Quiero escribir versos

Karen Karslyan (Ereván, 1979)




Pancita

A la mañana muy temprano
con el olor de las sábanas
con el dolor interminable de mis piernas
con el cerebro totalmente nuevo y vacío
y ella durmiendo impasiblemente todavía
me levanto me asomo al balcón como una sonámbula
desnuda
completamente desnuda

las barrenderas limpian las aceras cantando
no sé qué canción antigua
balcón terraza
si alguien decidiera mirar hacia arriba
yo con la panza grande
con las tetas grandes
donde ya se acumula leche
cubiertas de estrías rojas
a causa de estirarse tanto
con los pezones que se muestran
más allá de mi voluntad.

¡Me da lo mismo!
Mis amigas
siempre lo hacen
pechos al aire en la playa
en casa
en el balcón
en la vida
y hasta con la ropa puesta
yo sentía sus pechos

se sacude dentro de mi panza
palpo y adivino piernas manitos
mamá te quiere, gatita,
mamá te adora
quiere que nazcas
para jugar juntas
hace mucho que no juego

mi panza
ordenándola entre mis piernas de alguna manera
me siento frente a la computadora
llantos
amargos
con los pensamientos colgados de las orejas
de mis labios
entre mis manos
trato de escribir el poema de siempre.

Anahit Hayrapetyan (Khtsaberd, 1981)




Un idioma también es un incendio. 20 poetas de Armenia
Compilación: Mariné Petrossian
Traducción: Alice Ter-Ghevondian
Versión poética y prólogo: Ana Arzoumanian
Alción Editora, 2013.

sábado, diciembre 14, 2013

Dos poemas de Julián Herbert


Cristo no te ama

They shoot horses, dont they?
Horace McCoy

Entonces abre la ventana y tírate.
Los Tres


Te estás poniendo fea y Cristo no te ama,
gorda,
lo gritan las paredes del gimnasio,
musa gorda,
no bajes (se refieren
a la caminadora), no bajes
que así bajarás mejor (Cf.
Juan de Yepes; qué
creías, también yo
cursé licenciatura).
No bajes que así bajarás mejor:
están hablando
de ti
diciendo: Cristo
no te ama.
Cristo no te ama. Todavía
te invita a pasear
a solas:
te lleva a las afueras,
te tumba en cobertizos,
la mete a tus espaldas,
murmura entre los grillos
la cantinela esa de los años 80:
"Ya no te quiero, pequeña,
ahora amo a los caballos",
engolfando la voz
con calculado aprendizaje de
Misterios; inundación: un
circo de pulgas castálidas.
No te ama.
Cristo no te ama. Persigue
en las inauguraciones
a las entecas novias
de los raperos
y los diseñadores
y los ciberotómanos
y los aduladores-
niñas que tienen todo el look
pero jamás se dejarían
sacar un ojo por el goce;
pergeña números
que son Su Nombre
en las comandas de los
Vips con la esperanza
de que las nietas del dinero
le manden un sms; patea botes (oscuro
bajo la noche sola) con tal
de no llamarte, de no
saltar borracho a tu piscina
tan sucia de hojas secas:
tan égloga en asilo.
Te estás poniendo fea,
fétida, malsana, pretenciosa,
musa gorda,
y Cristo no te ama:
ahora ama a los caballos.
Escúchame: ¿acaso no
matan a los caballos...?
No luches.
No me escupas.
Te estoy haciendo un favor.



Splendor in the Wrap

Deseoso es aquel que huye de su madre.
José Lezama Lima


Anoche el Espíritu de las Navidades Futuras me hablaba
sin hacer pausas para respirar
como si lo hubiera poseído el espíritu de mi madre. Decía:
"una limosina en la alfalfa / mira cómo la perra
se desnuda / posesionarios
de terrenos federales / tímidas, sedentarias, solitarias, caníbales
y nocturnas /
Tóxico Sólido No Peligroso / agujeritos
que hace la muerte en el muro del kindergarten / el
amor de mi vida has sido tú /
el amor de mi vida sigues siendo tú". Era un
baldío y lo llamábamos
la alfalfa: ahora han puesto un Soriana y quinceañeras
cruzan el estacionamiento saludando
desde sosos quemacocos
a la gente y los carritos
en sus nubosas ropas
las quinceañeras: acarreo
de mortadela: acarreo
de votantes: acarreo
de pensionados a la fiesta. Queda (pero dónde) lo que no
se compara la metáfora de
sí.
"La pobre: cinco meses de salario tirados en una noche
y el marido la engaña, el amante la engaña, la mujer
con la que tiene cibersexo la engaña", decía (el voto, la pensión, la
mortadela: olor a muerto sin bañar) el Espíritu de las
Navidades Futuras poseído por
el espíritu de mi madre: "Habrase visto: una
limosina en la alfalfa,
una limosina en la alfalfa, una
limosina en la alfalfa".



Julián Herbert
Álbum Iscariote
Era, 2013.

sábado, diciembre 07, 2013

Cinco poetas argentinas


1989

Mi hermana y yo
dos inquietas frente a la mata
en vestido de jean con apliques
de mariposas blancas,
zapatos guillermina y cintas
en el pelo brillante,
dos inquietas esperando la foto
que mamá intenta una y otra vez
con el fondo de la mata y un jardín
lleno de granadas violetas.
De la serie quedó una sola:
mi hermana se ríe y yo la miro
como diciéndole compañera.
Años más tarde saqueamos los álbumes
con chinches para nuestros
cuartos.

Alguien acota: otro vestido de jean
y mamá,

una hermanita más.

Javiera Pérez Salerno (Tandil, 1981)





Mantoux

Me leyeron
el brazo con una regla.
Me dijeron
que la prueba era negativa.

El bioquímico tomó una regla
y me dijo que mi
brazo estaba bien,
me leyó el brazo
como quien se mira un moretón
y se acuerda de cuando se cayó.

Mi brazo es una prueba de Mantoux,
me miden la herida con una regla,
si la hinchazón tiene más de ciertos centímetros
es positiva.
El bioquímico me dice: -Es negativo.
Mi brazo no tiene más que una
picazón como si fuera de mosquito,
pero
me sigo mirando a ver si la herida se hincha de una vez,
revienta la ampolla.
La prueba de Mantoux es
un proceso artesanal para leer las heridas de la gente.

No hay ninguna
computadora ni sistema que lo haga,
sólo está
mi brazo siendo leído
por el bioquímico que me
dice: -Es negativo,
nos vemos la semana que viene.

Florencia Giusti (Rosario, 1989)





Los caballos

Esa tarde tenían el pelo brillante y los dientes enormes
ocupaban la extensión de la tierra amablemente
con las herraduras apoyadas sobre la superficie
se movían por el monte con la sangre tibia
gobernados por una fuerza invisible
que los hacía alejarse poco a poco de la noria

empezaron rápido a poblar el horizonte
y a lo lejos para nosotras
sus cabezas gigantes
ya se habían convertido en monolitos

un bicho de luz apareció sobre tu mano
me lo mostraste mientras nos alejábamos del paisaje
las dos perdidas en el terreno como los caballos
dejando atrás el pasto pisado,
volviéndonos eco.

Mariana Suozzo (San Justo, 1982)






Todos somos el polak de alguien,
la Rack de alguien,
el chofer del tuning que llora
después de un portazo
en la rotonda frente al cementerio
(no va a contarle nada
ni a su mejor amigo en el chat,
así y todo sabe que los otros saben
y hacen bromas poco escandalosas),
pobre chico del tuning, miren cómo llora.
Todos somos el borracho de alguien,
la mosquita muerta de muchas
que caminan por las sendas peatonales
vestidas de negro y zapatillas flúo;
hay una misma senda peatonal
en toda la provincia de Buenos Aires,
empieza al borde de una vía
y termina cerca de alguna estación
de servicio,
dicen que puede verse desde la luna,
una misma senda peatonal
por donde pasan unos mismos
caminantes diagnosticados.
Todos somos el paciente diagnosticado
de alguien,
el paciente comentado
con una frase que baja el tono al final
y responden algunos monosílabos.
Todos somos el chiste de alguien,
le ayudamos a vivir al del chiste,
lo repite y la sangre se mueve más rápido,
repite el chiste,
ese que todos somos de alguien,
y con el chiste hizo un amigo
después el amigo del amigo
que llora arriba del tuning,
viene para acá con su escape libre,
nos pasa a buscar, subimos,
elogiamos sus luces, sugerimos un lugar
a donde ir para pasar el sábado.

Carolina Rack (Coronel Suárez, 1981)





Mirá toda esa gente feliz

Mirá toda esa gente feliz en Disney, Japón o Rumania
turistas, somos turistas en la vida de otros
captamos momentos, los guardamos
pero no vivimos ahí
a cierta hora la gente saca la basura
los pájaros cantan una canción
son modos de despedir la noche
es la segunda vez que veo una paloma muerta
el cuerpo sólido todavía, sobre la vereda
retumban mis pasos
sola en una ciudad que duerme
en este momento
no sé si me sirve
pegar etiquetas en las cosas y escribir con letra clara
los nombres.

Meli Depetris (Coronel Rosales, 1985)






Poemas inéditos cedidos por sus autoras para Nueva Provenza.