jueves, julio 21, 2016

Escribir (fragmentos)


El poema es siempre retrospectivo, pero la dilación lírica se adhiere a la respiración; el pensamiento del poema no procede por análisis sino condensándose, condensándose en asociaciones, en ritmos y montaje. Se trata de un pensamiento perceptivo, intuitivo y lacónico, sensorial.

Algunas prácticas, trabajo de taller: 1) suprimir: suprimir imágenes o nexos innecesarios, decir lo menos posible: con frecuencia la fuerza de un poema no está en lo que dice sino en lo que calla y que lo alimenta (en las máscaras de algunas tribus de Mali, cuanto más peligrosa es la máscara, más pequeña es la boca); 2) ahondar en lo rítmico, buscar que se resuelva en lo de verdad respiratorio; 3) vigilar contra los hallazgos, contra lo redondo, contra lo agradecido y esperable.


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Mis libros se hacen un poco a ciegas, quiero decir sin un proyecto inicial que la escritura vaya cubriendo. Cada poema nace de modo independiente, uno a uno se escriben a lo largo de los años. Después, en algún momento, empiezo a trabajar el libro como tal,  lo que significa ir haciéndome con él. El libro está ahí, en las líneas que se transitan, en la red de recurrencias que se van tejiendo, en los hilos que le tienden los libros anteriores.


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El ritmo viene. El ritmo viene con la imagen, fluye; pero se entrecorta o vira en la sintaxis. O lo que es lo mismo: el ritmo no es de la medida, sino de los latidos y la respiración, de la aspereza y el titubeo, de la levedad y la fatiga. El ritmo viene en el poema, con viento en contra y corrientes a favor. El poema va siguiéndolo, ganándoselo.


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El poema, como el paisaje, es lugar donde se nos permite hablar con los muertos; también donde se nos permite sentir el dolor. Ambos se traman de duración, el tiempo ensimismado en la contemplación de la cosa perdida. Así caracterizaba Benjamin el luto.

(En qué consiste la emoción nos lo muestra a veces la falta de emoción. Cuando al oír o leer una frase sentimos que le falta emoción, percibimos que esa ausencia tiene que ver con algo del tiempo; la falta de emoción va unida a alguna falla o excesiva claridad en el sentimiento del tiempo; como si la muerte no hubiera imprimido su huella.)


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La poesía, como la filosofía, trabaja a la contra; por ejemplo, contra la cultura, contra la lengua de la cultura, contra el método, contra lo que se sabe hacer; y contra la idea de musicalidad que parece perseguirla, idea que actúa con frecuencia diluyendo la precisión, esa cualidad irrenunciable de lo poético -y el llamado rigor formal es sólo el modo de alcanzar la precisión-.


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El poema no viene de la mano de la voluntad o la consciencia, se toma su tiempo, espera, aparece o no aparece, fluye a través de lo periférico, lo periférico conforma lo central. En esa fase, el trabajo es subterráneo, algo de lo inconsciente o lo preconsciente cuaja y ello ocurre no cuando uno quiere sino cuando ello quiere. Por ejemplo, durante mucho tiempo supe que para caza nocturna me faltaba un poema que respondiese a lo que yo llamaba pastoral (Pastoral era también el título de un cuadro de Arshile Gorky); ese poema tenía que ver con cierta memoria mía de la infancia, pero no supe escribirlo hasta que no cuajó en la forma de un sueño.

En una entrevista, Gary Snyder se refería a la meditación con estas palabras: "De hecho, como sabe cualquiera que haya practicado suficientemente la meditación, aquello a lo que se apunta no es nunca lo que se alcanza. Aquello a lo que se apunta no es, curiosamente, lo que se obtiene; la voluntad consciente no puede alcanzarlo. Hay que practicar una especie de distracción cuidadosa, pero en verdad relajada, que permita al inconsciente hacer su propio trabajo de ascenso y manifestación. Sin embargo, en el momento en que uno, alerta, se dispone a apresarlo, se escapa, se desliza hacia el fondo. Es algo muy semejante a lo que ocurre en la caza estática: te detienes en algún lugar en el bosque y permaneces inmóvil hasta que las cosas comienzan a vivir, empiezan a aparecer ardillas, gorriones y conejos que estaban ahí desde el principio, pero que se zambullen en algún rincón cuando se los mira de cerca. También la meditación es así". Como la poesía.




Olvido García Valdés
Esa polilla que delante de mí revolotea. Poesía reunida (1982-2008)
Galaxia Gutenberg, 2008.

jueves, julio 14, 2016

Epopeya del qe buelbe


Teofano ña qutimunkaña

Tambyen mi braso se ajito
llena de amor bibro mi qarne
dije mis palabras
mi oydo se alegro

nada mas fwerte qe su jesto
nada mas noble qe su vos
nada mas blanco qe su jubilo
ni mas destelloso
qe el derroche de estrellas
en el silencyo de su peregrinacyon

yo le e bisto junto al fwego del sol
le e toqado en la syerra
segi los rritmos de su pisada astral
mis sentidos lo persigen qomo sinco lebreles
SE PONE SORDO I ORONDO EL PLANETA DE QONTENERLO

tanto le pesa asi los silbidos matinales
como el pesor de mis parpados

esta en mi aora
byene sonando su qaraqol antigwo

¡lo beo!
             ¡lo beo!
                          ¡lo beo!

mi sensible entusyasmo lo absorbe
qomo un timido tremor de qwerdas
se diluye en armonia ipnotiqa

no le ban a nombrar nunqa mis labyos
pero lo syento qe se aserqa
¿de su apostura melodyosa
nadie qonserba algun rrecwerdo?

ESTA EN EL BISEPS ¡se alegra! ¡tyene ambre!
i esta brutalidad qe perfora mi qanto
                                                          ¿NO ES DE EL?

como tengo el deber de rrendirle omenaje
mi plebeyo instrumento se rrinde a su majsima dimensyon

una parte de su ser late en mi qanto
todo yo envwelto en lus sernida i trabajada
soy el ultimo rrincon de su palabra
                                                         I ESTOY DE PYE
mirando insomne la distancya beo qe se anunsia

u n   r r e s p l a n d o r



Gamaliel Churata
Ahayu-Watan. Suma poética
Compilación y estudio: Mauro Mamani Macedo
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2013.
Poema recomendado por Enrique Flores para Nueva Provenza.

jueves, julio 07, 2016

Tres poemas de Ben Lerner


Debemos retirar nuestras ofrendas, aunque ardan y echen humo.
Debemos recordar nuestros versitos como llantas ponchadas.
Debemos desollar al curatoriado, invertir nuestros hábitos de penitencia

y entrar en la Academia en fila india.

Aún no ha aparecido la poesía.

La imagen no es un sustituto. La imagen es como una anécdota
en boca de un bebé que nació muerto. Y ni la reflexión,
con su infinito espurio, ni tampoco la religión, con su octava parte de hongos,
pueden causar orgasmo tras orgasmo como la poesía. Como política,
en general nos disculpamos. Pero con disculparse no se logra nada.
Debemos exigirles que se quiten los zapatos, los anteojos, los dientes.
Debemos exigirles que lloren sin tapujos.

Si pudiera servirles de consuelo, nos gustan los primeros libros de John Ashbery.
Si pudiera servirles de consuelo, no van a sentir nada.




Rey de la cerveza, rey del pop, rey de reyes;
orgulloso auspiciante de la danza de la lluvia y la matanza piadosa,
de los Juegos Paralímpicos y la circuncisión;
cinéfilo, carnívoro, republicano: bendice

a mi novia, bendice los deditos de pollo, el trayecto
hasta Brooklyn, vigila su disco rígido y el lunar sospechoso,
perdónale que fume, protégela del ántrax
y la obesidad, del Scud y del Rohypnol. Si la manosean en un bar,
si la insulta un taxista, si pierde su trabajo,

deroga la luna, manda una plaga a través de un parche de nicotina
y por celular, vacía tus siete copas sobre el G7,
insensibiliza el pene, estrella un avión de pasajeros en la estrella polar. Destruye
con fuego, con una espada corta, con azufre, después destruye
el fuego, la espada corta, el azufre. Destrúyeme a mí. Después destrúyela a ella.




Elegía didáctica (fragmento)

Es difícil diferenciar entre la caída de las torres
y la imagen de las torres al caer.
La influencia de las imágenes es, muchas veces, más poderosa que la influencia de los acontecimientos,
como la filmación de Pollock pintando es más influyente que las pinturas de Pollock.

Pero a medida que se la repite, la fuerza de una imagen disminuye,
y causa preocupación y una reinversión simbólica.
Entonces es posible que a la imagen le atribuyan valor, donde no lo hay.
¿Una imagen puede ser heroica?

No,
pero una imagen puede proclamar su distancia del acontecimiento que visiblemente representa;
es decir, puede declararse a sí misma su propio acontecimiento,
y en consecuencia prohibir en lo sucesivo toda inversión.

La crítica observa la imagen de las torres al caer.
Cada vez que ve la imagen de las torres al caer
se acuerda menos de la caída de las torres.

La crítica se siente culpable de ver la imagen como una obra de arte,
pero la culpa aquí es producto de un error cognitivo,
en tanto la crítica es incapaz de distinguir entre un acontecimiento
y el acontecimiento de la imagen del acontecimiento.
La imagen de las torres al caer es una obra de arte
y, como toda obra de arte, puede ser rechazada
por contaminar aquello que visiblemente representa. Como regla general,
si una representación de las torres al caer
puede ser repetida, carece de realismo.




Ben Lerner
Elegías Doppler. Antología poética bilingüe
Traducción: Ezequiel Zaidenwerg
Práctica Mortal, 2015.