jueves, septiembre 21, 2023

Tres poemas de Alan Talevi

Juego de pelota maya

la Copa América termina:
Messi erró su penal
pasan generaciones
se diluye la sangre
chirla aguachenta

el equipo ganador
camina al sacrificio. Todos sonríen: serán
punto de luz en un cielo regado.

Tu semilla falló, la sangre
está aguada y no
te hiciste estrella ni hay para vos
parcela en el cielo.

Fue el último partido de la Copa
los mayas llamaban al rey
"hombre verdadero".
No hay estrella sin nombre y Messi
erró el penal





Presagio

Agarra la botella de fernet
que anoche trajeron sus amigas
y se va a casa de los padres.

Vista a trasluz
la superficie del líquido en el vaso
forma un anillo de azafrán
como una alianza
que se encuentra o se pierde
según el ángulo de la luz con que se mira





Loop

Te habían echado del trabajo.
Mirábamos vidrieras
preguntábamos precios
-ropa, juguetes-
todo era caro, exiguo y potente.
En la panza llevabas una niña.
Le hice una lista de canciones, ¿te acordás?

Nunca lo dije:
cuando me asomaba al futuro nos veía a los tres bailando.
Ella tenía tu pelo turco,
los mismos densos bucles
en tirabuzón de cuando te conocí
y por primera vez yo
no era yo y bailaba
entregado, sin vergüenza.





Alan Talevi
Histéresis
Hemisferio Derecho Ediciones, 2022

jueves, septiembre 14, 2023

Dos poemas de Ósip Mandelstam


Se me dio un cuerpo – ¿quién
me dice para qué? Es sólo mío, sólo él.

La alegría apacible: poder respirar, vivir.
¿A quién darle las gracias?

Debo ser el jardinero, debo ser también la flor.
Aquí en el calabozo del mundo no estoy solo.

El cristal de la eternidad exhala
mi aliento, mi calor.

El dibujo en el cristal, la letra:
no la lees, no la reconoces.

Aunque el vaho desaparezca pronto,
el delicado dibujo permanece.

1909

[Traducción de Patricia Gola a partir de la versión en alemán de Paul Celan]





Se me dio un cuerpo – ¿qué hacer
con él, tan entero y tan mío?

¿A quién agradecer, díganme,
por la apacible alegría de respirar y vivir?

Soy el jardinero y soy también la flor,
en el calabozo del mundo no estoy solo.

Sobre el cristal de la eternidad
se ha posado mi aliento, mi calor.

Impreso sobre él queda el trazo,
hoy ya irreconocible.

Que corra el lodo del momento,
el trazo amado no será suprimido.

1909

[Traducción de Patricia Gola y Mariya Nikíforova a partir del poema original en ruso]





El paso de los caballos, lento, medido,
luz de faroles, no mucha.
Me conducen extraños. Bien saben
a dónde, a qué destino.

Soy cuidado, estoy a gusto,
trato de dormir, me congelo.
Hacia el haz de luz, hacia la estrella
giran – ¡cómo suena!

La cabeza se mueve, la siento arder.
La mano extraña, su hielo suave.
Allí la oscura silueta, los pinos,
de los que nada sé.

1911

[Traducción de Patricia Gola a partir de la versión en alemán de Paul Celan]





¡Qué lentos van los caballos,
qué poco fuego en los faroles!
Gente extraña sin duda sabe
hacia dónde me lleva.

Y yo me confío a sus cuidados.
Tengo frío, quiero dormir;
una sacudida al momento de doblar
me lanza al rayo de una estrella.

El balanceo de la cabeza caliente
y el tierno hielo de una mano ajena,
la silueta de los oscuros pinos,
nunca antes vistos por mí.

1911

[Traducción de Patricia Gola y Mariya Nikíforova a partir del poema original en ruso]





Envíos
Ósip Mandelstam
Edición trilingüe
Traducción del ruso al alemán: Paul Celan
Traducción del alemán al español: Patricia Gola
Traducción del ruso al español: Patricia Gola y Mariya Nikíforova
Alción, 2022

jueves, septiembre 07, 2023

Dos poemas de Alfonso D'Aquino

Cifra

Dos alacranes / dentro de un frasco / giran en vano
sin encontrarse

Cuando oscurece / se desperezan / cruzan el cuerpo
sus pinzas prensan

Punza su prisa / sus candelabros / iluminados
rayan el vidrio

Tienen doblados / los aguijones / fingen que duermen
lo que no comen

Un sello negro / rubrica el vidrio / el otro es fuego
de rojos cirios

Entrelazada / cruz de venenos / de animal ciego
y alacrán güero

Brilla la luna / dentro del frasco / fina escritura
de torvos rasgos





Plantas carnívoras

...the seely fly...
Thom Gunn

I

Hablamos de las plantas insectívoras carnívoras
Silene muscipula comemoscas
Más pensadas que vistas mas deseadas
Dioneas de dobles hojas y cuatro labios rojos
Más soñadas que vistas mas deseadas
Nepentas o trompetas que me llaman del fondo de la sombra falsas mentas

En cada lóbulo del limbo una fila de denticulaciones agudas
Droseras de miel aceda y agrio rocío
Y en su cara superior pelos secretores siempre verdes
La materia viscosa sombría disuelve en los labios la mosca mentida
Más deseada que vista presentida

Lenta dulce mente dulce menta dulce muerte



II

Ve los ansiosos movimientos de la mosca
en torno de la flor
y el giro voluptuoso de su imagen
antes de su precipitación inminente
en el agua mortal
de la translúcida copa de la nepenta

Como una diminuta perra en brama
entre los labios violáceos de una hoja
atraída por el néctar producido por la planta
y la embriaguez en la que cae una tras otra

Ve su prisa malsana
esa ansiedad de insecto por morir disolviéndose
entre los labios de la flor vibrante

Ya en el abismo mismo de su cáliz
desde antes de caer
                                 su sombra dentro
su silueta lenta
y en sus alas inmóviles
                                       ese brillo inefable
en el que se deleita



III

Oscuras plantas que emiten reflejos destellantes

Drosera pinguicula
hojas que atraen a sus víctimas
con la revelación de su naturaleza divina

Sarracenia purpurea en la belleza
sutil efluvio de una música embriagante
de acordes ominosos y ritmos opresivos
que desatan el baile

                                  En ellas rezuma
un fuego subterráneo
convertido en íntimo rocío
que atrae a estas bestias minúsculas
al pantano del sueño y el olvido

Y los salvajes insectos
                                     en el pálido verde de las hojas
luchan contra su sombra
y la devoran

                      En el pétalo que sabe
la mosca se sabe mosca



IIII

A flor de flor
la mosca labio a labio
se disuelve

Y en la piel de la flor
las patas se le pegan forcejea
se yergue
                abre y cierra los párpados
cae de espaldas
                         se pierde

Y en la piel de la flor
alas sueltas y uñas
restan signos y rastros
y enceguecidamente
sobresalta
                 y su cabeza rota
cae
         al ver-
de ensueño
del inframundo verde



V

Esta es
la colección de
insectos
              de cada día

Al interior de las flores
de rocío
              las moscas
de lirio

Siniestros
                 caracteres
a lo largo del tallo
donde la dulzura
                            del animal
y la crueldad
de la translúcida flor
otorgan flexión
y movimiento
                        a cada rasgo

Nitrógeno nutriente
uña a uña
                los ojos
tras el vaso
diente en diente





Alfonso D'Aquino
Nostalgia de Sirio
Ediciones Odradek, 2023