viernes, diciembre 17, 2004

Bosquejo de una travesía

El poeta y su trabajo no fue la primera revista que hicimos en México para exponer nuestra idea de la poesía. Hubo otras anteriores empeñadas en la misma reflexión. Una, que se llamó también El poeta y su trabajo y se editó en la Universidad de Puebla entre los años 1983 y 1984. fueron tres tomos dedicados particularmente a la poesía y la poética de poetas norteamericanos contemporáneos: Pound, Williams, Olson, Wallace Stevens, Creeley, Denise Levertov, Zukofsky, etc. Unos años después, en 1990, iniciamos la publicación de Poesía y poética con el auspicio de la Universidad Iberoamericana. Apareció durante una década. Allí también editamos una colección de 20 libros destinados a profundizar los temas abordados en la revista. Ensayos y poemas de Gertrude Stein, H.D., Creeley, Montale, Zanzotto, Westphalen, Eielson, Valéry, Galaxia concreta (una extensa recopilación sobre el concretismo brasileño), la prosa de Joao Cabral, el libro de Mandelstam sobre Dante, ensayos de Pavese, Saer, Edgar Bayley, poemas de Michaux, Ana Ajmátova, etc. Con El poeta y su trabajo continuamos con la misma plataforma pero ahora independientemente de cualquier institución. Se inició en el año 2000. Se sostiene mediante suscripciones y algunas ventas en librerías locales. En los dos últimos dos años se contó con una beca estatal destinada a revistas independientes que finalizará en abril próximo. Un objetivo común reunió -como digo- las tres publicaciones: analizar lo que sucede en la poesía contemporánea y revisar las consecuencias de la vanguardia histórica en función de los problemas actuales de la poesía latinoamericana. Desde el comienzo pusimos especial atención en la poesía y la poética de los norteamericanos porque para nosotros era la experiencia más radical y renovadora, que mejor había aprovechado, sin dogmatismos, aquello que las vanguardias europeas habían proclamado con insistencia para el lenguaje del arte, originando rupturas de ilimitadas consecuencias. En México, no obstante la proximidad con los Estados Unidos, fue siempre escasa la atracción de aquella poesía. Se confunden todavía las diversas corrientes y propuestas, y a pesar de que hace años se publicó una excelente antología, realmente señera, realizada por Eliot Weinberger, se sigue soslayando la significación de Pound, Williams, Olson, Zukoksky y otros, equiparándola con la de poetas académicos y convencionales. Pero en este empeño no nos limitamos a la poesía norteamericana. En Puebla, además de los libros de Williams y de Wallace Stevens, de ensayos y entrevistas, editamos una antología bilingüe de Paul Celan y un libro de Gastón Bachelard. También difundimos trabajos de poetas provenientes de Italia, Francia, Rusia, Brasil, Perú, Argentina. Extrañamente no hay entre los elegidos ningún escritor mexicano. Ésta fue, ciertamente, una carencia. Pero no los incluimos porque no encontramos entre ellos escritores que correspondieran a los criterios de innovación que sustentábamos. Además de otras diferencias. Por ejemplo, el que se relaciona con el uso de la lengua. Mientras algunos escritores mexicanos insistían en la necesidad de preservar la unidad de la lengua española, nosotros sostenemos la conveniencia de socavarla a fin de introducir en ella las inflexiones y matices del habla de cada región, tal como sucede en la mejor literatura de Latinoamérica y también en los Estados Unidos. Creímos más útil, entonces, ofrecer lo que estaba sucediendo en la poesía de otras latitudes. Crear, de este modo, un espacio paralelo, ya que nuestro objetivo no era la confrontación ni la polémica sino la ampliación del espectro para que la experiencia contemporánea penetrara en el cuerpo de la literatura nacional. Quizá, por eso mismo, nuestras publicaciones siempre fueron marginales y pasaron casi inadvertidas a la corriente central y más reiterada de aquélla poesía. Fuimos algo así como un elemento extraño, no ignorado pero silenciado, salvo en el reconocimiento expreso de muy contados escritores. Habría que agregar todavía, para ser ecuánimes, que esa situación no es exclusiva de México. Es semejante, aunque con características propias, a lo que sucede en muchas otras partes. La resistencia a las innovaciones es bastante universal, aunque también es universal el ánimo de promover los cambios. Nunca nos preocupamos por redactar manifiestos o proclamas. Preferimos siempre un perfil menor. Revisamos consecuentemente lo que sucedía en la poesía contemporánea pero sin afiliarnos dogmáticamente a una poética excluyente. Mas no fuimos eclécticos. Los tiempos heroicos de la vanguardia histórica ya habían pasado pero sus consecuencias formaban parte del repertorio de ideas que debíamos estudiar. Junto al análisis de la obra de poetas incorporamos reproducciones y ensayos de pintores, escultores, músicos, cineastas y escritos sobre su propia expresión, como un medio de abrir la sensibilidad de los posibles lectores y actualizar sus preferencias. Una antigua tradición china dice que el poema es pintura invisible, o sonora, y la pintura es poema visible o sin palabras. El lenguaje del arte actual tiene múltiples vertientes. Es complejo y diversificado. Por lo mismo es necesario estar atento y abierto para asimilar sus búsquedas. Evitar el sometimiento acrítico a tradiciones anquilosadas. El pasado puede ser útil si se le aborda con un espíritu intrépido y desafiante, de lo contrario sólo produce una expresión anémica y rutinaria. Pensamos que con el tiempo nuestras propuestas pueden ser recibidas e incorporadas. Nunca tuvimos la pretensión de cambiar radicalmente la práctica de la poesía mexicana. Quisimos únicamente suministrar una información precisa, rigurosa y continuada, no consideramos nuestra marginalidad como una sanción. Las formas que adopta la poesía responden siempre a múltiples factores y su derrotero final es imprevisible. Tal vez el conocimiento minucioso y la práctica cotidiana, unidos a la exigencia de curiosidad, curiosidad, curiosidad, que recomendaba Pound, podrían quebrantar cualquier aislamiento localista. Sabemos igualmente que hay en este país un grupo de jóvenes que leen con amor poetas que antes desconocían, que traducen con verdadera idoneidad y que intentan escribir notas sobre su propia experiencia. La protección estatal otorgada a los artistas de México es considerable. En muchos casos este respaldo representa una ayuda para aquellos que se inician, aunque no estoy seguro que esta tutela beneficie al arte y a los artistas. El estado siempre –o casi siempre- respalda aquello que le acarrea beneficios. Las innovaciones, por su índole misma, son minoritarias. El estado, entonces, no tiene interés en promoverlas. En México no se las excluye, pero éstas apenas cuentan en la totalidad de los respaldos. La protección estatal, con el tiempo, pensamos, lima las aristas, condiciona sutilmente las actitudes y actúa como filtro que sólo deja pasar lo que no contradice su persistente orientación conservadora. Premios, becas, etc. Al generalizarse, auspician conformismos y dependencia. La verdadera poesía es siempre crítica, sin necesidad de aludir siquiera a los conflictos sociales o políticos de su entorno. Lo es por el uso que hace del lenguaje, porque, como dice Jacques Roubaud “La poesía es homenaje y profanación de una lengua”, porque inventa constantemente formas, por el hallazgo de imágenes nuevas, sin cuya aportación la lengua de todos se vuelve anémica. Aún la poesía hermética suele revelar conflictos y repliegues hondos de una comunidad en un momento histórico. El poema que surge de una circunstancia va más allá de ella. Es un objeto verbal único que recoge, directa o indirectamente, las vibraciones de la sensibilidad, la vigorosa energía de las emociones y amplía los recursos de la inteligencia. Su origen es predominantemente irracional y no obedece, en general, a una sola causa. A veces el poema requiere de una organización altamente elaborada, y otras, mediante tres o cuatro palabras, lúcidamente articuladas, como sucede en el haiku, puede producir en el lector un deslumbramiento permanente. Nuestra elección fue ofrecer la mejor poesía del mundo, sin importar la geografía, la variedad de lenguas, ignorando obstinadamente las exclusiones y clausuras que imponen los nacionalismos. Ensanchar el área de la poesía, demostrar que las formas son históricas perecederas y que su renovación es esencial, cuestionando, además, los legados de cualquier herencia. Compartir al fin la belleza de El cantar de los cantares, del Cántico espiritual, de la poesía de Williams, de Vallejo o la de Celan, porque una de las virtudes de la poesía es atravesar incólume el tiempo y el espacio. La gran poesía china puede soportar diversas traducciones y seguir conmoviéndonos. Es imposible que el arte no arrastre, de alguna manera las “negras vegetaciones” de la historia, pero siempre va más allá para hablar a todos los hombres, con un lenguaje personal, íntimo, intenso, que habla igualmente a cada uno de nosotros.
Hugo Gola
Sibila. Revista de poesia e literatura, no. 6, mayo 2004.

viernes, diciembre 10, 2004

No te has fijado...

No te has fijado qué despacio habla el rocío
Para darte los buenos días
Qué pasito las nubes se llevan los días
Que de un verano a otro verano
Enarcaban semanas por donde mirabas
La justeza irradiaba de goces innombrables
El sentir cuánta lentitud
No sé si era entonces o cuando cayeron
De la vid un sombrero y un acordeón
Los frutos más maduros del otoño
No te recordaré tampoco diciéndome
Esta vez me has traído un ramo de coliflores
Aquel gorrión que picaba tu nariz de mármol
La pobre primavera que siempre debe estar alegre
Como tú no lo estás sino al abrirse el día
Después te recoges tocando otras músicas
O al fin te abres con la noche en el regazo
Como una niña pequeñita llorando
Iba a contar pues una historia de semanas
Nosotros no creíamos que se cerraran con un día
Porque así principiaron
Había algunas noches que se caían de sueño
Habiendo durado varios días sin descanso
Te reías con tu capricho
No me vayas a hacer repicar tantas campanas
Te decía
Y después encontrar las flores alborotadas
Con el moño de través acusándome
Del asesinato de sus tiernos maridos
Tú te reías con más capricho
Debía subir tal un lagarto las peñas
Bajar en paracaídas a las estaciones submarinas
Volver cargado de lunas de peinetas
El primer gramófono y otras flores marinas
Después de escuchar una lección del filósofo
Vimos una semana que llegaba
Tú me mostrabas los ojos
Ahora estoy pensando cuándo pudo terminar esa semana
O si no terminó nunca y sólo se quedaba en principio
Y así no más moría
No acierto a poner las horas en su sitio
Siempre me engañas dándome el beso de las tres
A las doce y varias veces repetidas
El punto de la i sobre la o
No creía de tu bondad que posaras la mano
Sobre la piel del elefante
Me deslumbra esa mezcla
De sí y de no que es tu mano sobre el elefante
Con una sombrilla de aves y más leve
Niña vamos que ya es hora
Que de nuevo principiemos
A ti te toca ver si las estrellas han tenido
Tranquilo el sueño coronar la luna
De una guirnalda de relojes
A mí arrastrarme por campanillas de serpiente
Las que hacen juego
Con tu cabellera de ahora
Algo parecida a la noche pero
Más oscura
Como se parecía la de ayer en algo al día
Aunque más clara y con más soles para alumbrarme
Las olas se tendieron a tus pies
Es su costumbre y tu mano
Les da el cariño que ellas ansiaron
Cuando se alzaban y al cielo lo pedían
Naufragaban del viento clamaban
Renacían contra los barcos entrechocaban
Sin descanso las aves negaban existiera
Por conveniencia propia
Azuzadas por los peces desgreñadas
Y con tánta fe
Tal vez que en nadie mayor se diera
Sino en mí que he sabido llegar
Sobre zancos atravesando ríos y lagunas
Algunas de esmeralda de lava otras
Puedes estar segura de haberme visto
Doblar sin esfuerzo los cabos alternados
Árboles mayores de edad encinas y paraguas
Ya estoy más tranquilo cuando me hablas
Un río baja por donde otro sube
Tú misma te vas para tú misma volver
Quedándome sospechando
Si es cierto que te fuiste o que regresaste
Una madrugada dorada daba a la comba
Saltando tú montes y espesuras
Collados desiertos mares horizontes
Crecían en cada vuelta
Aparecías luego chiquitita
Y tu voz vaciada en dedales alcanzaba a llenar un mar
Toda una legión de poetas barbones
Orillaban el desierto buscando una lágrima
Que dejaste caer por descuido
Los árboles aplaudían
Al estrenar tú una sonrisa que repicaba como las flores
Oh una gran fiesta
Los canguros de etiqueta iniciaban el desfile
Iba a contar todo de semanas y semanas
No sé cómo comenzar
Si es posible comenzar
Tú recuerdas que después de los canguros
Dejaste correr una liebre y nunca terminaba
El viaje de pestaña a pestaña
Algo parecido te quería yo decir
Pero siempre se enreda y entre lo que ya dijimos
Esto ha sucedido y lo que debe marcarse
Cuando los relojes adelanten un siglo
No hay un hilo para separarlos
Y colocarlos donde sea que debieran estarse
Así mi corazón a veces salta como un sapo
Se está otras quieto mirando la estrella
Aunque más a menudo
Sigue tus huellas recostado en tanta ternura
Se infla más grande
Tú has visto cómo guiña los ojos
Esto es nada comparado con sus otras destrezas
El arte con que sabe el día
O camina a la pata coja
Pero todo está tan exactamente donde lo habías dejado
Que no hay para qué moverlo
Si además por sí solo se mueve
Niña estás contenta


Emilio Adolfo Westphalen
Otra imagen deleznable...
Fondo de Cultura Económica, 1980.

martes, diciembre 07, 2004

Ecce Gubernatur

Cuantos más libros leemos, mejor advertimos que la función genuina de un escritor es producir una obra maestra y que ninguna otra finalidad tiene la menor importancia. Por obvio que esto sea, ¡qué pocos escritores serán los que lo admitan, o que, aun admitiéndolo, se sentirán dispuestos a dejar a un lado la labor de iridiscente mediocridad en la que se hallan empeñados! Los escritores siempre esperan que su próximo libro va a ser el mejor de ellos, pues no quieren reconocer que es su modo de vivir presente lo que les impide el crear nada mejor o diferente.
Todas las incursiones en el periodismo, la radio, la propaganda y el cine, por grandiosas que sean, están de antemano destinadas a la decepción. Poner lo mejor nuestro en estas formas es otra insensatez, pues con ello condenamos al olvido las buenas ideas lo mismo que las malas. En la naturaleza de tales trabajos está el no perdurar, así que nunca deberíamos emprenderlos. Los escritores enfrascados en cualquier actividad literaria que no presuponga el intento de crear una obra maestra son víctimas de sí propios y, a menos que estos autoaduladores se limiten a considerar aquellas actividades como su contribución al esfuerzo de guerra, tanto les valdría el pelar papas.


Cyril Connolly
La tumba sin sosiego
UNAM, 1995.
Trad. Ricardo Baeza

viernes, diciembre 03, 2004

Canción de viejo (fragmento)

17
Veo caer las hojas herrumbrosas,
muerdo el freno que azuza
mi lengua quejumbrosa,
desde el polvo de yeso que decae
del pedestal.

Pero he sido la máscara de oro
de la lepra del polvo:
pronuncié
palabras de oro.
Sólo el bufón del Tiempo sospechó
y me arrancó la máscara de oro.
Debo asumir, desnudo,
la vergüenza del polvo.

La polilla ignorante de la tela
no puede precaverse
de la araña que vela.
El cordero que deja la majada
no pasa inadvertido
de la garra afilada.

Yo
soy la víctima ahora:
ya sin oro,
he de morir.

No de araña, no de lobo,
sino de 'la confesión por el cuerpo',
la lepra del polvo.

Hay un ataúd en el cuerpo
pronto a acogerte,
pronto a encogerte,
pronto a enterrarte, pronto
a desterrarte.

¿Por qué urde sus hordas y ordalías
la preñada inocencia todavía?

Pero la máscara arrancada y fría,
sonora de ecos de oro,
suelta aún rebotes de oro:
--Perdón por el sol y la luna,
la tierra y el tiempo,
la vulva y el Volvo.
Perdón por la mota que mata,

'perdón por el polvo'.


Hugo Padeletti
Canción de viejo
Interzona, 2003.

martes, noviembre 30, 2004

Arte poética II

Descubro, después de todos estos años, que soy un creyente:
Creo en lo que el trueno y el relámpago tienen que decir;
creo que los sueños son reales,
y que la muerte tiene dos represalias;
creo que las hojas muertas y el agua negra llenan mi corazón.

Voy a morir como una nube, bello, blanco, lleno de nada.

El cielo nocturno es un ideograma,
una tarjeta de códigos perforada con hoyos
que piensa que es la palabra de lo que está por venir,
que piensa esto, pero que es solamente La Biblioteca del Último Recurso,
la luz reflejada de El Gran Malentendido.

Dios es el fuego al que mis pies están atados.


Charles Wright
Apalaquia
El tucán de Virginia, 2004
Traducción: Valerie Mejer y E.M Test

viernes, noviembre 26, 2004

no voy a dejar que me quieras

no voy a dejar que me quieras
así como así en el límite
de lo imposible acariciándome el pelo
no voy a dejarte
aunque me sienta el más desdichado de los perros
ya me arranqué de la correa
precipitado hacia un abismo mudo
otro amor atenazado no me deja
ser el mismo que te busca
en el límite de lo imposible
estoy fuera de tu órbita
así como así lo he decidido
con toda la rabia chorreándome el hocico
husmeo en los rincones apartados huesos
roídos hasta el hartazgo
como una droga del olvido
no voy a dejar que me quieras
en la entrada de tu guarida
hay cuerpos desparramados un imán
con metales oxidados que dan frío
yo chapoteo en mi barro troto
sin rumbo por calles vacías
combato no sé bien qué
pero combato contra mi orgullo
de bestia herida te regalo la única
flor en el jardín abandonado
toda una identidad que se desploma
en el páramo de voces acechándome
no voy a dejar que me quieras así
por lo que más quiero
y no me quiero
y no me callo
y te prohíbo que me entiendas


Javier Barreiro Cavestany
animal sin manada
Umbral, 2000.

martes, noviembre 23, 2004

Petición de mano

Sigue amor mío, síguete, sigámonos.
Sólo estando juntos podremos despistarles.
Sólo juntos podemos volcar el matrimonio,
¡hacerlo saltar en astillas!

Déjalos bisbiseando, abriéndose
y cerrándose, los labios de la Excusa.
Aparta tu oreja de la boca
de tu runruneante preceptor.

¿Qué puede decirte? ¿Qué otra cosa
sentir tú en su aliento, amor mío,
sino el olor delicado y repugnante de la muerte
y el aire frío del vacío?

Asómate... ¿qué ves? ¿Qué
más podrías ver sino la rala oscuridad
y la mortaja, sola,
albeando en el fondo del sepulcro?

Ten cuidado con los casados que se retiran temprano.
Témeles.
Al Marido, a su Trabajo, a su Mujer, témeles.
No les toques ni te toquen. Yo, les tiemblo.

Es contra nosotros que se han casado.
Es contra ti y contra mí, amor mío,
que ellos se retiran temprano a su trabajo:
los productores, los engendradores, los publicadores de libros.

Son el Demonio. El Demonio, más activo que Dios.
Es el Diablo y su banda de muertos laboriosos.

Si oyeres algún ruido. Cualquier ruido
al otro lado del mundo, al otro lado
de la noche;

cualquier ruido sospechoso y prudente de falso día,
de clandestino taller sepulcral,
de disimulada fábrica de pasado;
aviva tu ocio.

Oponles tu presente de poderosa caducidad.
Que son ellos, amor mío, ¡siempre los mismos!
¡Los muertos enterrando sus muertos!

¡Desenterrándolos
y enterrándolos
y volviéndolos
a desenterrar!


Carlos Martínez Rivas
La insurrección solitaria y Varia
Visor, 1996.

viernes, noviembre 19, 2004

Anatomía (fragmento)

7.
Si la escalera, si nada
Más la piel raspada el polvo.
Y era un olor también
--entonces desde entonces--
A mar abierto al mar
Sin sol. Agua
Sin cáscara la transparencia.

Mejor no haber bajado; y allí seguimos.
Ya no se sale nunca de un hotel
Y ya tampoco volveremos. O yo si
O tú. Entonces fue se olor a manzanas
Quemadas, a tanto miedo de amanecer
Sin ruidos. No la lluvia
Aunque nadie nos esperaba al separamos
Las paredes para nada
Separar. ¿Cómo subir por la misma escalera?
Aquella vez... Al mar quizá
Quizás, porque no toca el último escalón
La arena.

Alfonso D´Aquino
Naranja verde
Vuelta, 1996.

martes, noviembre 16, 2004

Gran sertón: veredas (fragmento)


¿Para qué referirlo todo en el narrar, por menos y menor? Aquel encuentro nuestro se produjo sin lo razonable común, sobrefalseado, como de lo que sólo en periódico y en libro es donde se lee. Hasta lo que estoy contando, después fue cuando pude reunirlo recordado y verdaderamente entendido; porque, mientras una cosa así se ata, lo que uno siente más es lo que el cuerpo propiamente es: corazón latiendo fuerte. De lo que el que: lo real rueda y se pone delante. --"Ésas son las horas de uno. Las otras, de todo el tiempo, son las horas de todos", me explicó mi compadre Quelemén. Como si fuese como estando lo trivial del vivir hecho un agua, dentro de ella se esté, y que todo lo junta y amortigua: sólo raras veces se consigue salir con la cabeza fuera de ella, como un milagro: pidió el pececito. ¿Por qué? Diz que le diré a usted lo que no es tan sabido: siempre que se comienza a tener amor a alguien, en el runrún, el amor agarra y crece porque, de cierta manera, uno quiere que eso sea, y va, en la idea queriendo y ayudando; pero, cuando es destino dado, mayor que lo menudo, uno ama enterizo fatal, necesitando querer, y es un sólo darse de cara con las sorpresas. Amor de éste, crece primero; cuando brota es después. Mucho hablo, lo sé; machaqueo. Mas sin embargo es preciso. Pues entonces. Entonces, respóndame usted: ¿el amor puede venir del demonio? ¡¿Podrá?! ¿Puede venir de uno-que-no-existe? Pero convenga usted callado. Pido no obtener respuesta; que, si no, mi confusión aumenta. Sabe, una vez: en el Tamandua-tán, en el barullo de la guerra, venciendo yo, entonces me estremecí en un golpe claro de miedo; miedo sólo de mí, que yo más no me reconocía. Yo era alto, mayor que yo mismo; y de mí mismo riéndome, carcajadas daba. Que yo, de repente me pregunté, para no responderme: --"¿Eres tú el rey-de-los-hombres...?" Hablé y reí. Relinché, como un caballo cimarrón. Disparé. Soplaba el viento en todos los árboles. Pero mis ojos veían sólo el temblor del polvo. ¡Y más ya no digo; mus! Ni usted, ni yo, nadie no sabe.

João Guimarães Rosa
Seix Barral, 1975.
Traducción: Ángel Crespo

viernes, noviembre 12, 2004

Venus en el pudridero (fragmento)

Una bala disparada por un niño que te ama, te mata.
La droga del médico que te odia, te cura.
Es la palabra lo que me hizo vivir. ¿Es mentira la droga?
El sol alumbra para buenos y malos.
Aquel filósofo que, para probar la honestidad de su doctrina,
citó a Mucio Scévola cuando testimoniándose
sobrepuso la mano en una llama.
"¡Imposible!", clamaron los discípulos de Nietzsche, y éste,
serenamente, colocó una brasa en su palma.

Y si hubiera anestesiado su mano, ¿qué diríais?

Yo sé: Venimos de la Palabra:
nuestro destino es regresar.
El canto creó al pájaro y no el pájaro al canto.

Entre la yemas recién húmedas del secretísimo rododendro,
un ruiseñor está volviendo a ser canto,
todo canto y solamente canto.

Veo caer al pájaro fulminado por su canción:
corteza vana, luna transitoria,
¡cáscara de su propia luz!


Eduardo Anguita
As de copas, año 5, no. 21
http://www.asdecopas.cl

martes, noviembre 09, 2004

Sé que ha de volver...

Sé que ha de volver
nuevamente este tiempo.
Lo sé, mas para mí, que no soy nada,
cualquier cosa precaria,
como la primavera, es preciosa.


Tsurayuki
tomado de las Seis Antologías, circa 950-1190.

Jaques Roubaud
El sentimiento de las cosas
Miguel Castellote Editor, 1972.
Traducción: J. Ignacio Fontes

martes, noviembre 02, 2004

Los adagios (fragmentos)

En poesía, hay que amar las palabras, las ideas, las imágenes y los ritmos con toda la capacidad con que uno ama cualquier cosa.

***

El poeta es el intermediario entre la gente y el mundo en que viven así como entre la gente entre sí; pero no entre la gente y algún otro mundo.

***

Estar al final de la realidad no es estar al comienzo de la imaginación, sino estar al final de ambos.

***

Al menos en poesía, la imaginación no debe desligarse de la realidad.

***

Es más fácil copiar que pensar, de ahí la moda. Además, una comunidad de personas originales no es una comunidad.

***

Nada podría ser más inadecuado a la literatura norteamericana que su origen inglés, ya que los norteamericanos no son británicos en su sensibilidad.

***

La sentimentalidad es un fracaso del sentimiento.

***

El realismo es la corrupción de la realidad.

***

Perder la fe es crecer.


Wallace Stevens
Los adagios
Verdehalago/ UAM/ Editorial Ponciano Arriaga, 1996.
Traducción: Moisés Ladrón de Guevara

viernes, octubre 29, 2004

viv (1992)

"vivir es defender una forma"
(hoelderlin vía webern)

v i v
i r v i v
i e n t e i n
t e n t a n d o v
i v i r s a b i e n d
o q u e v a a m o r i r i
n t e n t a n d o n o m o r i
r s a b i e n d o q u e v a a m o
r i r s i n s a b e r c u á n d o i
n t e n t a n d o v i v i r i
n t e n t a n d o n o
m o r i r s a b i
e n d o q u e
v a a m o
r i r


Augusto de Campos
Despoesia
Editora Perspectiva, 1994
Traducción del portugués para Nueva Provenza: Inti García Santamaría

viernes, octubre 22, 2004

¿Para qué la lírica hoy?

"Neutral" es hoy la palabra de moda. Con la consigna de ser "neutral" se uniforma al hombre de la sociedad moderna, se lo unifica con ella. Pero neutral puede ser, en el mejor de los casos, solamente el horizonte en el que se mueve el hombre. Un horizonte neutral da libertad para el movimiento del hombre. El hombre mismo no puede ni debe ser neutral, no es un objeto entre objetos. No es ningún sillar que se puede utilizar a voluntad. Aquí tenemos, de modo plenamente concreto, la amenaza que "nadie refiere a sí mismo", la cosificación. Es una de sus muchas formas. El hombre debe negarse a ser "conformista de antemano" por el camino de su transformación en aparato. La palabra "neutral" no tiene aplicación alguna en lo humano. Y mucho menos en el arte. Y absolutamente nada en la lírica. La lírica es lo antineutral por excelencia.

Hilde Domin
"¿Para qué la lírica hoy?"
Traducción: Juan Fabers
El poeta y su trabajo, no. 16, verano 2004

martes, octubre 19, 2004

Silva

Me gustaría saber, de ti,
el parloteo de tu lengua,
que sangra, ves, si se la muerde.

La pericia obscena de tu lingua franca
que mana de la empresa
(oh)
del corazón.

No hay lengua secreta (te lo dije)
ni sacra, a no ser que te quejes bajito,
como muge la vaca a la arboleda,
perdida ya.

Que se perdió todo,
sí, es verdad,
se lo llevó el viento todo,
va siendo la hora de borrar.

Así nadie salva, ni silba
a nadie, en ese silencio en que
te arden tanto las orejas,
de escuchar.

Cuando clamor se oiga dondequiera
(tú que escuchabas, oh, en la espesura)
y no se oiga ni una trompeta ni nada
de nada, nunca más.

Rolando Sánchez Mejías
Cálculo de lindes (1986-1996)
Aldus, 2000.

viernes, octubre 15, 2004

Sobre la estructura (fragmento)

A últimas fechas se han escrito tantas tonterías acerca de “la estructura” (y generalmente las han escrito los poetas académicos), que mucha gente ha olvidado ya que la mejor manera de construir una casa es construirla.
(...)
Si de algo estoy seguro, es que toda nuestra concepción de los versos como líneas está equivocada. Las palabras tienen valores de relación característicos que nada tienen que ver con la relación que guarda una línea con otra; si se toma esto en consideración tendremos, a final de cuentas, una relación perfecta línea por línea en el poema como una totalidad. Existe un peso específico para cada palabra. Un ritmo que se siente es un ritmo que tiene sus propias leyes. Es un error garrafal distribuir los acentos como quien mide los ingredientes de un pastel. Tenemos un país lleno de poetas-pasteleros, y resulta imposible distinguirlos: tan malo es uno como otro.
La poesía es escritura. Tal vez ni siquiera estoy hablando de poesía (al menos no de aquella sobre la que cacarean los críticos). ¿Qué en quién pienso cuando digo todo esto? En Dante, creo yo, en Dostoievski. Ellos sí que fueron escritores. Y escribieron.

Kenneth Patchen
Material de lectura, no.116
UNAM, 1986.
Traducción: Alberto Blanco

martes, octubre 12, 2004

Canción

No te aprendas la canción,
no te la aprendas;
que esté contigo y te busque
cuando ella quiera.

Préstale oídos tan sólo
que no lo sepa;
no la mires demasiado,
no deje señas.

Háblale de rato en rato
con voz muy queda,
como si ya sospecharas
que no estuviera.

Nada le pidas ni tomes:
que vaya y venga
como la luz, como el aire,
sin una letra.

No te aprendas la canción,
no te la aprendas;
si quieres hacerla tuya
tal vez la pierdas.

Javier Sologuren
Vida continua (1945-1980)
Libros del bicho, Premià Editora, 1981.

viernes, octubre 08, 2004

La necesidad de vencer

Cuando un arquero dispara porque sí,
está en posesión de toda su habilidad.
Si está disparando por ganar una hebilla de bronce,
ya está nervioso.
Si el premio es de oro,
se ciega
o ve dos blancos...
¡Ha perdido la cabeza!

Su habilidad no ha variado. Pero el premio
lo divide. Está preocupado.
Piensa más en vencer
que en disparar...
Y la necesidad de ganar
le quita poder.


ChuangTzu

Thomas Merton
El camino de Chuang Tzu
Debate, 1999.
Traducción del inglés: ¿?

martes, octubre 05, 2004

Gonzalo Rojas y la miseria del hombre

...a los poetas que me oigan les digo: escriban en el viento, no transen. No sean míseros escribas al servicio de la publicidad vergonzosa, libretistas de show, mercaderes de la estulticia mañana, tarde y noche. Dejen eso a la fanfarria. Apuesten el seso a las estrellas, aunque no los oiga nadie. ¿Quién oyó en su día a Hölderlin, a Baudelaire, a Vallejo? ¿A Celan, quién lo oyó? Sólo la marginalidad nos hace libres. Lo demás es estruendo. Premios, becas, renombre aquí y allá: polvo efímero. Da risa tanto divo en el corral.

Gonzalo Rojas entrevistado por Faride Zerán
Poesía y poética, no. 19, verano 1995.

viernes, octubre 01, 2004

Sauces

Los grandes sauces cantan
Mezclándose con el cielo
Y sus follajes son aguas vivas
En el cielo

El viento
Hace girar sus hojas
De plata
En la luz
Y todo resplandece
Y se mueve
Y fluye
Como las olas.

Pareciera que los sauces corren
En el viento
Cuando es el viento
Lo que corre en ellos.

Son remolinos en el cielo azul
Alrededor de las ramas y de los troncos
La brisa revuelve las hojas
Y salta la luz alrededor
Hadas
De mil reflejos
Como los trinos de los colibríes
Cómo baila sobre los arroyos
Moviéndose
Con todos sus diamantes y todas sus sonrisas.


Hector De Saint-Denys Garneau
Pequeño fin del mundo/ Petite fin du monde
Filodecaballos/ Écrits des Forges, 2003
Traducción: Luis Vicente de Aguinaga

martes, septiembre 28, 2004

Que tú en todos los caminos...

Que tú en todos los caminos y callejones del mundo, que yo en un manicomio o en una cárcel de cualquier ciudad del mundo.
Que dos veces se ha interpuesto esta triste realidad y otras tantas he corrido en tu mágica y misteriosa casa, el oriente, y las dos veces he vuelto a abrazarte con todo el amor que tú me enseñaste a tener.
Que ahora he salido de un manicomio, por tercera vez, y por una tercera y forzada separación de ti, MAMÁ MORFINA. Que estoy seguro, que estoy casi seguro de que pronto podré abrazarte de nuevo.
Que a las dos y media del 23 de diciembre de 1970, gente que habla de mi conversación, conversación sólo mía, que sólo yo y mamá morfina conocemos, que sólo yo y ella hemos llevado adelante en la conversación de verdades nuevas, mías y para mí, como la de amar a Giorgio. Como la de dos que buscan en el cuarto de allá alguien que se personifique en él.

Eros Alesi
Mamá Morfina
Bonobos, 2003
Traducción: Guillermo Fernández

viernes, septiembre 24, 2004

Tu nombre fue sólo viento...

Tu nombre fue sólo viento en los labios de los suicidas.

Tu rostro fue labrado por la lluvia: sobre la ciega máscara aparecían surcos miserables y párpados y una boca amarilla, pero siguió lloviendo y, un instante, bajo las hebras transparentes, tu rostro fue posible y su belleza se confundía con la luz, pero siguió lloviendo y se perdió como la tierra desgastada por el llanto.

Indescifrables son tu nombre y tu rostro; quizá no has existido,

sin embargo, has llegado a la vejez y haces gestos impuros, también indescifrables.


Antonio Gamoneda
Libro del frío
Siruela, 1992

viernes, septiembre 17, 2004

Pobre vieja música

El poeta hablaba y las personas lo oían atentamente

El poeta hablaba y las personas solían oírlo atentamente

El poeta hablaba y las personas solían oírlo con alguna atención

El poeta hablaba y las personas a veces lo oían con alguna atención

El poeta hablaba y algunas personas lo oían con alguna atención

El poeta hablaba pero pocas personas lo oían con alguna atención

El poeta hablaba y las personas lo oían sin atención

El poeta hablaba y las personas ya no lo oían

El poeta hablaba y las personas ya lo miraban sin oír

El poeta apenas habla y las personas ya abren la boca con fastidio

LA ACTITUD FRENTE AL POETA ES EL BOSTEZO


Affonso Ávila
Traducido por Laura Cerrato y Susana Dakuyaku
Puentes/ Pontes. Poesía argentina y brasileña contemporánea. Antología bilingüe
Fondo de Cultura Económica, 2003
Selección y ensayos introductorios de Jorge Monteleone y Heloisa Buarque de Hollanda

lunes, septiembre 13, 2004

Los Vagabundos del Dharma

Con las playeras me resultaba facilísimo bailar ágilmente de piedra en piedra, pero al cabo de un rato noté que Japhy hacía lo mismo con mucha más gracia y que se movía sin esfuerzo de piedra en piedra, a veces bailando deliberadamente y cruzando las piernas de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, y yo traté de seguir sus pasos durante unos momentos, pero en seguida comprendí que era mejor que eligiera mis propias piedras y me dedicara a mi propia danza.
--El secreto de este modo de escalar --dijo Japhy-- es como el zen. No hay que pensar. Hay que limitarse a bailar. Es la cosa más fácil del mundo. De hecho más fácil todavía que caminar por terreno llano, que resulta tan monótono. Se presentan pequeños problemas a cada paso y, sin embargo, nunca dudas y te encuentras de repente encima de otra piedra que has elegido sin ningún motivo especial, justo como en el zen. --Y así era.

Jack Kerouac
Los Vagabundos del Dharma
Anagrama, 2003
Traducción: Mariano Antolín Rato

viernes, septiembre 10, 2004

El descenso (fragmento)

Te palpo, te toco, y las yemas de mis dedos buscan
las tuyas porque si yo te amo y tú me amas tal vez
no todo esté perdido. Las montañas duermen abajo
y quizás las margaritas enciendan el campo de
flores blancas. Un campo donde Los Andes y el
Pacífico abrazados en el fondo de la tierra muerta
despierten y sean como un horizonte de flores
nuestros ojos ciegos emergiendo en la nueva
primavera. ¿Será? ¿será así? las margaritas continúan
doblándose sobre el mar difunto, sobre las grandes
cumbres difuntas y en la oscuridad, descendidos,
como dos envanecidas pieles que se buscan, mis
dedos palpan a tientas los tuyos porque si yo te
toco y tú me tocas tal vez no todo esté perdido y,
todavía, podamos adivinar algo del amor. De todos
los amores muertos que fuimos y de un campo de
flores que crecerá cuando nuestras mortajas blancas,
cuando nuestras mortajas de nieve de todas las
montañas hundidas nos besen boca abajo y nos
vuelvan para arriba las erizadas pestañas.

Raúl Zurita
INRI
FCE, 2003.

lunes, septiembre 06, 2004

El crecimiento de un poeta (fragmento)

En la única pierna que le duele,
el poeta
aprende a pararse firme,
sosteniendo
la mesa redonda
de su página en blanco.
Cuando sople el viento
su madera
volverá a ser árbol,
volverá a estremecerse,
a suspirar y a cantar.

Denise Levertov
Antología poética
Alción Editora, 2001.
Traducción: Cynthia Mansfield

martes, agosto 31, 2004

Viático

El hombre que camina a lo largo del muro sin saber qué es la vida - no se detiene para que se lo expliquen mariposa o hierba. Tampoco - entrada la noche - desconoce llegado el momento del reposo - ni viste pesada ropa en verano ni se despoja de ella en invierno. Cuando la sed lo atenaza bebe para calmarla. El hombre que camina a lo largo del muro - si encuentra a la muerte la ignora e - ignorándola por siempre jamás - termina por perderse en ella.

Maria Venezia
Viático
UAM/ Juan Pablos Editor, 1989.
Traducción Emilio Adolfo Westphalen

jueves, agosto 26, 2004

James Joyce (fragmento)

Así también, debo decirlo, nace James Joyce, para quien la soledad aristocrática fue la ley de su vida. Tanta independencia y --para decirlo claramente-- tanta arrogancia, lo dirigieron por caminos que emprendió solo sin que nadie lo juzgara ni limitara. Aquella respuesta que dio a un maduro poeta irlandés tiene que ser de su juventud: "Admito que no tuvo usted ninguna influencia sobre mí. Pero lo deplorable es que sea usted demasiado viejo para sentir la mía".
El convencimiento de su fuerza, que en un hombre tan joven no podía existir más que en estado latente, es asombroso. Si yo hubiese leído ese artículo en 1901, cuando fue escrito, me hubiera reído. Ahora, sin embargo, me hace pensar. El frágil brote de vivero sabía que llegaría a ser un alto pino.

Italo Svevo
James Joyce
Editorial Argonauta, 1990.
Traducción: Alejandro Manara y Mario Trejo

viernes, agosto 20, 2004

Presentación

en la infancia cuando florecían los errores gramaticales
no hablábamos mucho
vagueábamos en la vida
mirábamos al mar detrás de la cerca
las estaciones en que navegamos
se sumergen adentro

la música completamente fría y cruel
los matrimonios que yerran constantemente
un misántropo
camina hacia cierto domicilio
se desvanece como el humo

infinitas olas de pesadumbre
apresuran a los niños a levantarse
los rayos del sol se juntan y se dispersan
no hablamos mucho

Bei Dao
Paisaje sobre cero
Visor, 2001.
Traducción: Luisa Chang

martes, agosto 17, 2004

Campo general (fragmento)

Del Pitorro. Un arriero venía viajando solito, se detenía a mitad del campo, para descansar. Entonces veía a un hombrecito viejo, sentado en el barranco, barbita en el mentón, peludo, barrigón, traía un gran sombrero de cuero en la cabeza y ese hombre silbaba. Parecía un vertedero de paz. Mas el hombre le preguntaba al arriero si tenía tabaco y hoja de enrollar; mas él mismo sacaba del bolsillo una pipa que traía, apretaba el tabaco, lo prendía. Soltaba una humareda, de dentro indagaba con aquella voz que se iba estirando, cada vez más preguntadora, ofensiva: --"¡¿Usted conoce al Pitorro?!" Echaba otros humos: --"¡¿Usted conoce al Pitorro?!" E iba creciendo, desde él, se transformaba en un despropósito de monstruo hombre. --"¡No conozco al Pitorro, ni a la madre, ni al padre del Pitorro, ni al diablo que te cargue, por Nuestro Señor Jesucristo, amén!...", el arriero exclamaba, dibujaba en el suelo el signo de Salomón, el Pitorro con negros azufres se desbarataba: él era el "Niño", el Pie de Pato. --"¡Con Dios me acuesto, con Dios me levanto!", jaculaba Miguelín; y no alcanzaba a ver la puntita del sueño en el que se dormía.

João Guimarães Rosa
Campo general y otros relatos
FCE, 2001.
Traducción: Valquiria Wey

jueves, agosto 12, 2004

El fulgor (dos poemas)

XII

Moluscos lentos,
sembrada estás de mar, adentro
de ti hay mar: moluscos del beber
en ti el mar
para que nunca en ti
tuvieran fin las aguas.

XXXIV

Qué sabes, cuerpo, tú de mí
que así me miras
en esta tarde melancólica,
me escrutas, piensas, mueves
la cabeza donde insólito dura
el aire
de aquella nuestra juventud.
Y ahora
que la navegación se anuncia larga y nada
parecería haber que no hubiéramos muerto,
desnudo cuerpo, dime,
qué sabes tú de mí que así me miras
en la borrada orilla oscura de este mar.


José Ángel Valente
El fulgor
Cátedra, 1988.

martes, agosto 10, 2004

Filifor forrado de niño (Prefacio)

(fragmento)

Creedme: existe una gran diferencia entre el artista que ya se ha realizado y aquella muchedumbre infinita de semiartistas y cuartos de bardo que se empeñan en realizarse. Y lo que queda bien en el genio, en vosotros suena de modo distinto. Mas vosotros, en vez de procuraros concepciones y opiniones según vuestra propia medida y concordantes con vuestra realidad, os adornáis con plumas ajenas; y he aquí por qué os transformáis en eternos candidatos y aspirantes a la grandeza y la perfección, eternamente impotentes y siempre mediocres; os volvéis sirvientes, alumnos y admiradores del Arte, que os mantiene en la antesala. Resulta terrible, por cierto, ver cómo os esforzáis para lograr el fracaso, cómo se os repite vez tras vez que todavía no, que no es eso, y vosotros, sin embargo, de nuevo empujáis con otra obra; y cómo tratáis de imponer esas obras, cómo os consoláis con pobres, secundarios éxitos, regalándoos mutuamente cumplidos, organizando banquetes y buscando cada vez nuevas mentiras para justificar vuestra razón de ser, tan sospechosa. Y ni siquiera tenéis el consuelo de que, para vosotros mismos, lo que escribís y fabricáis tenga algún valor. Porque todo eso es sólo imitación, aprendido de los maestros, y vosotros no hacéis otra cosa que agarraros al faldón de los genios, repitiendo tras ellos y peor que ellos, produciendo hacinamiento allí donde no hay lugar para el hacinamiento. Vuestra situación es falsa y, siendo falsa, tiene que engendrar frutos amargos, y ya dentro de vuestro gremio crecen e1 mutuo desdén, la malicia y la desestimación, cada uno desprecia al otro y, además, a sí mismo; constituís una hermandad de autodesprecio... y, al final, os desestimaréis a muerte. ¿En qué, pues, consiste la situación del escritor secundario, sino en un solo y gran repudio? El primer y despiadado repudio se lo aplica el lector común, que terminantemente se niega a gozar de sus obras. El segundo e infame repudio se lo aplica su propia realidad, que él no supo expresar, siendo copiador e imitador de los maestros. Pero el tercer repudio y puntapié, el más infamante de todos, le viene de parte del Arte, en el que quiso refugiarse, y el cual lo desprecia por incapaz e insuficiente. Y esto ya colma la medida del oprobio. Aquí empieza ya la completa orfandad. Esto ocasiona que el secundario se convierta en objeto de una burla general, bajo el fuego graneado del repudio. En verdad, ¿qué se puede esperar de un hombre repudiado tres veces y cada vez con más oprobio?

Witold Gombrowicz
Ferdydurke
Seix Barral, 2002.

martes, agosto 03, 2004

El poeta y el tiempo

Igualdad del don del alma y de la palabra - eso es el poeta. Por eso - no hay poetas que no escriban, ni poetas que no sientan. Sientes pero no escribes - no eres poeta (¿dónde está la palabra?); escribes pero no sientes - no eres poeta (¿dónde está el alma?) ¿Dónde la esencia? ¿Dónde la forma? Identidad. Indivisibilidad de la esencia y la forma - eso es el poeta. Yo prefiero, naturalmente, a quien no escribe pero siente, que a quien no siente pero escribe. El primero - quizá - mañana será poeta. O santo. O héroe. El segundo (el versificador) - no es nadie. Y su nombre es legión.

***

El crítico-prontuario, el que analiza la obra desde el punto de vista de la forma, que omite el qué y mira sólo el cómo, el crítico que en un poema no ve ni al protagonista ni al autor (en vez de creado "hecho") y resuelve todo con la palabra "técnica", es un fenómeno si no nocivo, sí inútil. Ya que a los grandes poetas las fórmulas de poética ya hechas no les sirven, y a los que no somos grandes - ¡a nosotros no nos sirven! Diré aún más: generar pequeños poetas es un pecado y un daño. Generar artesanos puros de la poesía es como generar músicos sordos.

Marina Tsvietáieva
El poeta y el tiempo
Anagrama, 1990.
Traducción: Selma Ancira

viernes, julio 30, 2004

Arte y medio ambiente (fragmento)

Es en la relación, muchas veces conflictiva, muchas veces armoniosa con el medio ambiente que el artista renueva sus fuerzas y busca motivos para el desarrollo de su trabajo. A través de la capacidad de ordenar los elementos y materiales que encuentra (o mejor dicho, descubre) en el medio ambiente, de recrear o de reinventar los signos que están a su disposición — el artista forja su propio lenguaje. Los nuevos objetos y conceptos creados por él, se incorporan al medio ambiente circundante, expandiéndolo indefinidamente. En este sentido crear implica un cambio de valores de una determinada sociedad, o sea, apunta a la reordenación de la sensibilidad que experimentará estímulos hasta entonces inéditos, no percibidos con anterioridad. La obra recién creada provoca un cambio en el medio ambiente: éste nunca más será el mismo. El nuevo hecho estético se configura como una interferencia crítica informativa que altera el entorno social y material.

Carlos Ávila
El poeta y su trabajo, no. 15, primavera 2004
Traducción: Nadia Mondragón y Rogelio Castillo

lunes, julio 26, 2004

Una novela que comienza (fragmento)

En cuanto a este fracaso en el escribir, se debe a esta rareza de no poder escribir seguido, sin pensar en nada. Si yo hubiera pensado antes de escribir, lo que no es tampoco oportuno, apenas se notaría. Mas el lector me descubre pensando mientras escribo, nota estos intervalos de silencio y ya comprende que soy un pobre diablo -lo que sería preferible que no se advirtiera tan pronto-, que un libro mío no podría transportar en su tapa ese retrato de autor, de un hombre cuya sonrisa lo revela un profesional de la felicidad, que tiene toda la gloria, todos los amoríos y el dinero llevaderos a su temperamento. ¡Qué caras seguras y felices las de esas tapas! Se comprende que lo saben todo y además ellas aportan este dato: que el libro tiene autor, contratiempo que yo creía sólo inevitable en las autobiografías; y que en el autor el contento no merma por haberlo escrito. Su retrato y firma en el volumen atestiguan la extrema modestia de su estima personal; me desconcierta cómo algunos lo atribuyen a vanidad. Él ha escrito para los lectores; lo avisa en el prefacio "Al Lector"; no tiene la pretensión de escribir para otros; por ello entendí que no se dirigía a mí y escapé... a un riesgo grande de indiscreción, por enterarme de lo que sólo para lectores se escribió.

Macedonio Fernández
Manera de una psique sin cuerpo. Relatos, poesía y metafísica
Tusquets, 2004.

martes, julio 13, 2004

El hombre de las flores silvestres

¿Conocéis al anciano que vende flores
Junto a la Puerta Meridional?
Vive de las flores, como una abeja.
Por la mañana, vende malvas
Y por la noche ofrece amapolas. El
Techo de su cabaña deja ver
El azul del cielo. Su tarro de arroz
Siempre está vacío. Cuando ha
Conseguido dinero suficiente con sus
Flores, se dirige a un salón de
Té. Cuando se le ha acabado el dinero,
Recoge algunas flores más. Durante
Toda la estación de las flores, también
Él retoña. Todos los días pasa
La jornada borracho. ¿Qué le importa
Que se promulguen nuevas leyes
En el palacio del Emperador? ¿Qué más
Le da que el Gobierno descanse
Sobre arena? Si intentas hablar con
Él, no responde, sino que te
Brinda una sonrisa de borracho por
Entre sus alborotados cabellos.


Lu Yu (1125-1209)

Kenneth Rexroth
Cien poemas chinos
Lumen, 2001.
Traducción: Carlos Manzano

viernes, julio 09, 2004

Reisebilder (fragmento)

34
a la funcionaria de la aduana en minifalda que me ha elegido
con sus ojos de sibila y de paloma entre una interminable fila
de viajeros de paso, le he dicho toda la verdad, recluido
en esta especie de biombo-confesionario de manera prensada:
le he dicho que tengo un hijo que estudia ruso y alemán,
que Bonjours les amis, curso de lengua francesa en
4 volúmenes, era para mi mujer:
estaba dispuesto a declarar más cosas:
sabía que fue Rosa Luxemburg la primera en lanzar la palabra
de orden "socialismo o barbarie": y de ello podía sacar
el provecho de un impresionante madrigal:
pero sudaba hurgándome en los
bolsillos, buscando inútilmente la cuenta del Operncafé:
y luego, tú, has hecho irrupción arrastrando también detrás
de ti a los niños, maravillosos y maravillados:
(con los mismos gestos de dureza te arrojábamos de allí yo
y aquella democrática "beatriz" en uniforme):
pero lo irreparable
ya estaba consumado allí, en la frontera de los dos Berlines,
para mí: cuarentañero seducido por un policía:


Edoardo Sanguinetti
Wirrwarr
Visor, 2000.
Traducción: Antonio Colinas

miércoles, junio 30, 2004

En torno al oficio del poeta

Insistiría una vez más en la importancia de un sentido de la comunidad, en la necesidad para el poeta de identificarse con gente real y no una audiencia sin rostro. Debería haber menor preocupación por publicar y mayor por leer. Una lectura es una especie de comunión. El poeta articula lo semisabido para la tribu. Es algo próximo a la antigua función del chamán, que no es una función muerta. El poeta necesita una perspectiva amplia. No puede planear sólo en términos de unos cuantos poemas vinculados con un estado momentáneo. Puede llegar a los ochenta antes de estar preparado para su obra maestra. La imaginación creadora no detiene su crecimiento como el cuerpo, sigue creciendo, preparándose para penetrar con mayor profundidad en los vínculos básicos entre la percepción personal, los movimientos rituales de la sociedad y la naturaleza. La poesía es el trabajo de una vida.


Gary Snyder
En torno al oficio del poeta
Universidad Autónoma de Tlaxcala, 1990.
Traducción: Martha Block