martes, julio 28, 2020

Cinco poemas de Louise Glück


Amapola

Lo mejor
es no tener
mente. Sentimientos:
ah, ésos sí,
y me gobiernan. Tengo
en los cielos un señor
llamado sol, y me abro
para él, le muestro el fuego
de mi propio corazón, fuego
como su presencia.
¿Qué sería tal gloria
sino corazón? Oh, hermanos y hermanas,
¿fueron como yo alguna vez, hace mucho,
antes de ser humanos? ¿Se abrieron
una sola vez, y nunca más?
Pues a decir verdad
ahora estoy hablando
como ustedes. Hablo
porque estoy destrozada.





Amor perdido

Mi hermana pasó toda una vida en la tierra.
Nació, murió.
Entretanto,
ni una mirada atenta, ni una frase.

Hacía lo que todos los bebés:
lloraba, pero no quería comer.
Mi madre la abrazaba, queriendo cambiar
primero el hado, después la historia.

Algo sí cambió: al morir mi hermana,
el corazón de mi madre se volvió
muy rígido, muy frío,
como un pequeño medallón de acero.

Comenzó a parecerme que el cuerpo
de mi hermana era un imán. Lo sentía
atraer aquel corazón hacia la tierra,
para hacerlo crecer.





La entrada

Quería quedarme como estaba,
quieta, como el mundo no sabe estar,
no a mediados del verano, sino justo antes
de que se forme la primera flor, el momento
en que nada aún es pasado,

no a mediados del verano intoxicante,
sino a fines de la primavera, el pasto aún
no crecido a orillas del jardín, los tiernos
tulipanes apenas comenzando a abrir,

como un niño rondando la entrada, observando
a quienes van primero,
un tenso montón de piernas, atento
a las fallas de los demás, los titubeos a la vista

con la feroz confianza niña del inminente poder
preparándose a vencer
estas debilidades, a no sucumbir
ante nada, justo el tiempo

anterior al florecimiento, la época magistral

antes de la aparición del don,
antes de la posesión.






Lamento

De repente, después de la propia muerte, los amigos
que nunca se pusieron de acuerdo
ahora sí lo hacen acerca del carácter de uno.
Son como una casa llena de cantantes
que siempre ensayan la misma partitura:
fuiste justo, amable
y tu vida fue afortunada.
Sin armonía. Sin contrapunto. Sólo que
ellos no representan un papel:
se llora en serio.

Por suerte, ya estás muerto, si no,
el asunto parecería nauseabundo.
Mas cuando eso llega a su fin
y los asistentes se van, frotándose los ojos
pues el sol deslumbra como nunca
después del encierro de una mañana
con observantes de la rectitud misma
si bien la tarde, y septiembre...
cuando el éxodo comienza,
es entonces cuando has sentido
la punzada de la envidia.

Los amigos, estos vivos, se abrazan,
chismosean un poco en la banqueta
conforme el sol se hunde y la brisa nocturna
encrespa los chales de las mujeres...
He aquí, sí, el significado
de "una vida afortunada":
significa
existir aquí y ahora.





Una Obra de Ficción

Al dar vuelta a la última página, después de muchas noches,
me hallé envuelta en una onda de tristeza.
¿Dónde acabaron todas estas personas que me parecían tan reales?
Para despejarme el pensamiento, salí caminando con rumbo a
la noche; instintivamente, encendí un cigarro.
En medio de la oscuridad, el cigarro resplandecía,
     como un fuego encendido por un sobreviviente.
¿Pero quién vería esta luz, este puntito entre las estrellas infinitas?
Me quedé parada un rato en la oscuridad, con el cigarro brillando
     y empequeñeciéndose,
a cada fumada pacientemente destruyéndome.
Qué pequeña, qué breve.
Breve, breve, pero ahora se me había metido muy dentro,
     cosa que no harían nunca las estrellas.





Louise Glück
Tomado de Imperfecta semejanza II. In nomine vocis. Ulteriores meditaciones en torno a la traducción poética, de Pura López Colomé.
Evidentemente, las versiones al español de estos poemas son de Pura López Colomé.
UNAM, 2018.

martes, julio 21, 2020

Nueve poetas tamiles


El golfo

Intenté
Para ti
Capturar en papel
Lo que no tiene nombre
Mientras era todavía
Un pájaro en mi jardín.

Pero
Entre lo que busqué decir
Y lo que dije
El pájaro
Se echó a volar.

(Ka Mohanarangan)





Una oración

Mientras tu voz sea todavía audible
Deja de cantar.

Antes de que tus dedos se hinchen
Vende la jarana.

Antes de que los cascabeles se caigan
Quítate los ayoyotes.

Antes de que la cama sea un refugio permanente
Méteme en un ataúd.

(Neela Padmanabhan)





Revelación

No puedo
Como Siddharta
Desaparecer a medianoche
Y abandonar a mi esposa y a mi hijo.

En primer lugar
Mi esposa y mi hijo
Duermen con sus piernas sobre mí
Y no es sencillo
Escapar de su abrazo.

Incluso si lo hago
Tengo que enfrentar a esos diablos
Los perros de la calle
Que con tanto enojo ladran
A la gente tranquila como yo.

El tercero
Pero el más grave problema es
Si escapo por la noche
¿Dónde encontraré
Un baño en la mañana?

(Tapasi)




La petición

Oh, madre Mahayami,
Bendíceme con un hijo varón
Y te halagaré
Con el sacrificio de una cabra
Y te ofrenderé un platillo de arroz.

¡Pero qué tonto!
Le pides a una diosa
Que te bendiga con un hijo varón.

Mejor vete,
No tengo nada que hacer
Con tu cabra
Ni con otras ceremonias sangrientas.

(Adavan Deetshanya)




Una ecuación

Entre los versos de un poema
(a+b)2 = a2 +b2 + 2ab
Garabateó con lápiz
Mi hija la más chica.

Poema versus ecuación
Lo que escribió me dejó pensativo.

Pocos días después,
En su tarea

Nadaba entre
Símbolos algebraicos
Una florecita infantil.

(Karikalan)





Cansancio

Poemas que no he terminado
Me guiñan un ojo
Al amanecer

Pero las llamadas del trabajo
Café... Desayuno... Almuerzo...
Dejan poco espacio para la poesía.
No tengo tiempo para acomodar
Las sobras de la verdura que partí
Apiladas en un rincón.

Cuando corro
A la parada del camión
No registro ninguna escena pasajera todavía,
Pero la poesía persiste
Con su timbre en mi cabeza.

Al anochecer
Al lavar los platos
Al cocinar dosas
Al calentar la leche
Pienso que
Debería dormir
Sólo después de escribir un poema.

Anoche fue igual,
El sueño me reclama
Antes que la poesía.

(Ilampirai)






La vejez

Pasé
Esta mañana
Con preocupaciones de ayer

Esta puesta de sol
Con ansiedades del mediodía

Esta noche
Con temores de mañana

Me doy una pausa
¡Tengo setenta y cuatro!

(Subramania Raja)





El pájaro que se comió la fruta
Cuando vuela
Transporta en su interior un árbol.

(Kugai M. Pugazhendi)





Epitafio

No escriban
En mi lápida.

Él que se desvivió
Por las palabras
No necesita ser presentado
Por las palabras.

(Magudeswaran)





VV. AA.
Tamil New Poetry
Traducción al inglés: Dr. K.S. Subramanian
Katha Poets Café, 2005.
Versiones en español para Nueva Provenza: Inti García Santamaría

martes, julio 14, 2020

Cuatro poemas de A.M. Pires Cabral


Perro muerto

Fuimos contemporáneos
este perro y yo

y yo le sobreviví

y esto es tremendo.





El checador

El checador frunce el ceño.
Él cree que mi boleto
no es válido para este tren,
sino apenas, cuando mucho,
para un tranvía suburbano.

Su perforadora es un arma blanca.
Mejor: unos guantes de box.

Qué tren es este donde las personas
pueden ser como el saco de boxeo
de un checador, doble de un pugilista,
que la vida, tal vez,
decoloró.

Que manda en el tren, pero debe
recordar que también en él viaja.

Que es, como yo, un pasajero:
diez gramos de polvo prestados.





Computadora en la basura

Hay una computadora
en la basura. Y sin embargo
el cráneo de estaño tuvo memoria dentro
¡gigas de ella!,
hizo las cuatro operaciones,
aceptó versos
en su inmaculada
hoja en blanco virtual.

Ahora ya no suma
ni resta,
ni susurra poemas, ni subraya
errores ortográficos.
Las gotas de soldadura, precarias
neuronas metálicas,
perdieron la memoria.

Ya que te adelantaste,
compañera,
dime cómo es no trabajar.

Y si la herrumbre duele.





Los muertos (fragmento)

Los muertos son astutos: se licuan
con el fin de provocar nuestra piedad.
Son egoístas: exigen
un recuerdo puntual,
nos activan los sacos lagrimales.
De su oscura experiencia
nada dicen: pero son habladores
si se trata de recordar los besos dados.
Exploran con maestría
nuestras debilidades.
A los muertos —queramos o no
volvemos siempre.
Los muertos irremediablemente
nos hablan con su voz.





A.M. Pires Cabral
Tomado de A Perspectiva da Morte: 20 (-2) Poetas Portugueses do Século XX.
Selección y prefacio: Manuel de Freitas
Assírio & Alvim, 2009.
Traducción del portugués para Nueva Provenza: Inti García Santamaría

martes, julio 07, 2020

Cuatro poemas de Jack Spicer


Berkeley en tiempos de la peste

La peste se apoderó de nosotros y de la tierra bajo nuestros pies,
Crecía como un hervor, envolviéndonos en su interior.
Aguardamos, el cielo azul estremecido por un segundo
Se volvió negro con tanta muerte.

La peste se apoderó de nosotros y de nuestras sillas,
Con paso cauteloso entró en la habitación
(discutíamos a Yeats); se detuvo por un segundo
Sonrió luego y nos hizo morir.

La peste se apoderó de nosotros, reía, nos daba otras proporciones,
Nos hinchaba hasta el delirio.
Sucumbimos portentosamente; sufrimos por un segundo
Pero nos dejó una cierta calma en los ojos.





Cualquier tonto puede meterse al océano

Cualquier tonto puede meterse al océano.
Pero hace falta una diosa
Para salir de uno.
Lo que es verdad de los océanos es verdad, claro,
De laberintos y poemas. Cuando empiezas a nadar
entre las corrientes del ritmo y el alga de la metáfora
Hay que ser buen nadador o haber nacido diosa
Para volver de ellas
Mira esas nutrias marinas meciéndose rabiosas
En la mitad del poema
Inquietas y dóciles juegan donde
el agua apenas tiembla
Podrás abrirte paso entre olas y rocas
Hasta la mitad del poema y tocarlas
Pero probar el agua bendita
Despierta el deseo del regreso
El inicio del gozo.
A menos que seas un poeta o una nutria o algo sobrenatural.
Te ahogarás, querida. Te ahogarás
Cualquier griego puede meterse a un laberinto
Pero hace falta un héroe para salir de uno.
Lo que es verdad de los laberintos es verdad, claro,
Del amor y la memoria. Cuando empiezas a recordar.





Improvisaciones a una frase de Poe

"La indefinición es un elemento de la música verdadera".
La concordia inmensa de lo que
No se presta a definiciones. La gaviota
Solitaria en el muelle se revienta la cabeza a graznidos
Por ningún pez, ninguna gaviota,
Ningún océano. Como absolutamente despojada de significado
Como un corno francés.
Ni siquiera una orquesta. La concordia
Solitaria en un muelle. La concordia inmensa de lo que
No se presta a definiciones. Sin peces
Sin gaviotas, sin océano: la verdadera
Música.





Psicoanálisis: una elegía

¿En qué estás pensando?

Pienso en los inicios del verano
Pienso en las lomas mojadas bajo la lluvia
Anegadas. Derramándose
por hectáreas vacías de encinos y manzanitas
sobre viejas matas verdes enroscadas bajo el sol,
el chamiso, la salvia, y la mostaza de primavera.
O el viento caliente que baja de Santa Ana,
enloqueciendo las colinas
como racha de aire con un poco de arena
hiriéndolo todo y haciendo dulce a la semilla.
O en la ciudad donde los árboles de durazno
son extraños como los potros jóvenes,
y hay papalotes atrapados en los cables
de las lámparas de la calle,
y las alcantarillas ahogas con ramas muertas

¿En qué estás pensando?

Pienso que me gustaría escribir un poema tan lento como un verano
que se demora y no empieza
como un 4 de julio en algún lugar en la mitad de la segunda estrofa
después de una lluvia inusual
California parece ensancharse en el verano.
Me gustaría escribir un poema tan largo como California
y lento como el verano.
¿Me entiende, doctor? Tendría que ser tan lento
Como la punta del verano.
Lento como el verano
En un día de calor tomando cervezas cerca de Riverside
O en medio de algún camino al rojo vivo
Entre Bakersfield y el Infierno
Esperando a Santa Claus

¿En qué estás pensando ahora?

Pienso en que ella se parece mucho a California.
Cuando no se mueve su cuerpo es como un mapa. Por su piel
Cruzan carreteras vacías
Enormes carreteras vacías
Por las que cruza la luna buscando liebres
En las noches calientes de verano.
Pienso en que su cuerpo podría ser California
Y yo un triste turista rico del Este
Perdido en algún lugar entre el Infierno y Texas
Viendo el mapa de una California ancha, húmeda y que danza
Una que jamás he conocido.
Envíame algunas postales baratas, mujer,
Envíalas.
Una con la foto de cada uno de tus pechos evocando
Extraños monumentos nacionales,
Una de tu cuerpo vasto como una carretera de tres carriles
A veintisiete millas de una habitación
En el hotel más viejo del mundo.

¿En qué estás pensando?

Pienso en cuántas veces este poema
Se repetirá. Cuántos veranos
Torturarán a California
Antes que los malditos mapas ardan
Antes que el cartógrafo desquiciado
Caiga al suelo para poseer a
La dulce y espesa tierra de la que se ha estado escondiendo.

¿En qué estás pensando?

Pienso en que un poema puede continuar para siempre.





Jack Spicer
My Vocabulary Did This to Me: The Collected Poetry of Jack Spicer
Wesleyan University Press, 2010.
Traducción: Hugo García Manríquez
Estas versiones son parte de un libro próximo a publicarse por la editorial Matadero y la Universidad Iberoamericana.