martes, octubre 21, 2008

Experiencias de un caminante (fragmentos)

28-7-1956

Esta mañana, tumbado en lo más lejano del jardín, escuchaba un ave (no sé cuál) que cantaba admirablemente. Bruscamente me pareció que su trino, tan nervioso y tan natural, era una especie de loa: la expresión de su placer de vivir, una especie de mantra musical, un japa maravilloso que deberíamos esforzarnos en imitar en su pura espontaneidad.


15-11-1958

Un petirrojo canta emocionadamente y, sin embargo, ya se ha puesto el tiempo oscuro, frío y lluvioso. ¿Qué gozo le embarga para lanzar tan largos trinos, frescos, vibrantes, de tan extraordinaria pureza, ahora que el otoño ya muy avanzado no ofrece ante nuestros ojos más que una naturaleza replegada sobre sí misma, sumida en su reposo? ¿Por qué esa alegría tardía? Los amores están lejos, el sol aparece ya sólo raras veces desde hace varias semanas. La razón de esas melodías tan vivas, tan alertas, tan presentes, significa un misterio, sobre todo a esta hora tan avanzada... ¿Un saludo a la noche?


Jacques Masui
Traducción: Juan García Atienza
El poeta y su trabajo, no. 29, verano 2008.
Tomado del libro Experiencias de un caminante: Cheminents (Eyras, 1981).


martes, octubre 07, 2008

Los canales enterrados

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1

Como la esposa que ha perdido su anillo el sábado en la playa y lo busca
--sabiendo que jamás ha de encontrarlo--
hasta que las aguas y los aires se confunden
--la hora roja del cangrejo carretero--
y lo busca aterrada
y brillan ya los restos de la cola peluda de la Osa Menor
y los camiones petroleros encienden sus linternas de colores y aceleran
y los viejos pescadores japoneses encienden sus cigarros
y deciden no hablar con los extraños
y las lechuzas aletean sobre la carretera caliente y solitaria
y la noche honra a la noche
y la esposa aún busca su anillo
(sabiendo que jamás ha de encontrarlo).


2

Los plátanos de la Isla,
el algodón, los membrillos,
las uvas de Borgoña,
el girasol, las abejas,
los muchachos, las muchachas,
haciéndose el amor
entre los maizales

son el cráneo de un perro
quemado por el sol.


Antonio Cisneros
Crónica del Niño Jesús de Chilca
Libros del bicho/Premiá, 1981.