Esos momentos en los cuales no vacilo,
cuando la noche, en pleno descenso,
abre un espacio en el aire
delante de mí. Los sonidos
en presente puro,
disponibles.
Llego y me instalo para pedir un café:
no vacilo. Éste es el arte
de mantenerse solo,
como sobre una cuerda en su máximo
estado de tensión. Mientras tanto
miro al vacío y silbo: la melodía, breve,
intempestiva,
proyecta el cuerpo hacia fuera;
el sentimiento canta para mí,
estoy bien. El dominio sobre el lugar
es el dominio sobre el tiempo,
de un modo que el mozo parece comprender
sin esfuerzo. Si un aire de legítima tristeza
corta mi respiración un instante,
no es nada: la presión que la realidad ejerce sobre nosotros
es siempre variable, y es esto
lo que tengo para dar esta noche; ése
es el presente que un segundo café
retiene junto a mí,
más denso y más
iluminado.
Roberto Appratto
Pulir huesos. Veintitrés poetas latinoamericanos
Selección y prólogo de Eduardo Milán.
Galaxia Gutenberg, 2007.
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