lunes, marzo 20, 2017

Cinco poemas de Claudio Daniel


Osaka

campanas
despiertan
los peces.

el incienso
atraganta
al buddha.

las flores
en el altar
sueñan

el nirvana.





Tabi

el viento
azota
bambús:

danzan
sombras.

en el tallo
del frijol,
el relámpago

resbala
la luna.

el gato
imita
al tigre:

rumor
de aves.

blancos
vientos
lácteos:

el cuello
del cisne.

el fuji
apuñala
la niebla:

hilachas
de blanco.

en el sueño,
el monje
en viaje:

todo
es espejismo.





Kioto

medialuna.

pétalos
en el jarrón
de laca.

un canto
de grillo
en la hierba.

el biombo
nanquín-
plateado.

alborozo
discreto
de sedas.

tus pies
confortan
un gato.





Virus

el
virus
el vivo virus
en la vulva -pústula-
lepra encendida, que arde, arde
en el papel; piojos
en el blanco orificio del cero
así es el tosco oficio
del fácil, virus fútil
que, para algunos
es poesía





Zauberbuch

A Jorge Luis Borges

Todos
los libros
-los Sutras, el Corán,
los Vedas, el Zohar-
son enigmas: jardines verticales,
ríos insumisos,
rayas de mármoles posesos;
todas las páginas
-en hojas de arcilla, piel de carnero,
pliegos de papiro o rubio oro esculpido-
son imposibles,
viscerales, arena alucinada.
Los libros, Borges, inventan los lectores
y los nombres de valles, sabanas, estepas
y de amplias avenidas que ignoramos;
vivimos esa efímera realidad
para leernos sus secretas líneas,
y así nuestros hijos y nietos.
Un día, sin embargo, los libros
-últimos demiurgos- desaparecerán,
como el grifo y el unicornio
y leer será solo leyenda.





Claudio Daniel
Yume
Traducción: Víctor Sosa
Calygramma, 2014.

No hay comentarios.: