Osaka
campanas
despiertan
los peces.
el incienso
atraganta
al buddha.
las flores
en el altar
sueñan
el nirvana.
Tabi
el viento
azota
bambús:
danzan
sombras.
en el tallo
del frijol,
el relámpago
resbala
la luna.
el gato
imita
al tigre:
rumor
de aves.
blancos
vientos
lácteos:
el cuello
del cisne.
el fuji
apuñala
la niebla:
hilachas
de blanco.
en el sueño,
el monje
en viaje:
todo
es espejismo.
Kioto
medialuna.
pétalos
en el jarrón
de laca.
un canto
de grillo
en la hierba.
el biombo
nanquín-
plateado.
alborozo
discreto
de sedas.
tus pies
confortan
un gato.
Virus
el
virus
el vivo virus
en la vulva -pústula-
lepra encendida, que arde, arde
en el papel; piojos
en el blanco orificio del cero
así es el tosco oficio
del fácil, virus fútil
que, para algunos
es poesía
Zauberbuch
A Jorge Luis Borges
Todos
los libros
-los Sutras, el Corán,
los Vedas, el Zohar-
son enigmas: jardines verticales,
ríos insumisos,
rayas de mármoles posesos;
todas las páginas
-en hojas de arcilla, piel de carnero,
pliegos de papiro o rubio oro esculpido-
son imposibles,
viscerales, arena alucinada.
Los libros, Borges, inventan los lectores
y los nombres de valles, sabanas, estepas
y de amplias avenidas que ignoramos;
vivimos esa efímera realidad
para leernos sus secretas líneas,
y así nuestros hijos y nietos.
Un día, sin embargo, los libros
-últimos demiurgos- desaparecerán,
como el grifo y el unicornio
y leer será solo leyenda.
Claudio Daniel
Yume
Traducción: Víctor Sosa
Calygramma, 2014.
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