viernes, diciembre 07, 2018

Tres poemas de Coral Bracho


(Observaciones)

Ese pájaro
que baja a picotear el asfalto
muy cerca de su pie, es algo
que jamás ha visto.
No hay con qué compararlo;
nada que lo emparente con aquel gato
o que comparta
con ese arbusto.
Todos son habitantes inesperados;
contundentes presencias
del espacio que, de momento,
compartimos con ellos. No hay reinos
que los reúnan o los separen
en sus precisos territorios,
ni palabras
donde se empalmen. Éste,
que ahora agita las alas
y brinca entre la hierba y el polvo,
es único.





(Diario)

Como un oleaje en el fulgor del aire,
la música
entraba en ti. Ráfagas de ríos levísimos
se extendían en tu cuerpo; y tus brazos y tus pies
se encendían en su calma brotante,
su movimiento.

—¡Qué hermoso!
exclamaste de pronto. Y sin mirar,
sin entender, te volviste hacia aquel oscuro,
y ya implacable, silencio.





(Diario)

Vine por eso
que pasó en Acteal.
Eso espantoso que pasó. Sí,
vine sola.
Pero aquí están todos.
Fue el gobierno, gritan.
Y yo también.





Coral Bracho
Debe ser un malentendido
Era, 2018.

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