lunes, octubre 14, 2024

Cuatro poemas de Eduardo Milán


suelta el ovillo, gato
desobedece, desobedécete
el yo como gato Félix
el yo como Eduardo Félix
el yo es un felino infeliz
montés, libre con hambre
ronda los barrios bajos de Montevideo
pasea por las palabras en busca de poesía, de yema
el yo como gato rayado de huevo
rompe la expectativa que la cultura uruguaya puso en él
un deseo de canto amargo de latas de coca
amargo de chapas de zinc del cincuenta y dos, cuando nació
–amo las calles cercanas al puerto, dueño, las fábricas viejas, los vidrios rotos
vamos por un medio y medio al mercado –no tenés farmacia, no tenés remedio–
–y no–
síntesis del recuento, sin techo ni plaza el yo como gato no canta
en Uruguay







el hombre, hombre de otra época
se acomoda a esta época en la medida de lo posible
en la medida de una no-todavía-tumba
–siempre se puede morir, piensa el hombre de otra época
el hombre que piensa– no encuentra lugar

el hombre, hombre de otra época
para colmo escribe poesía –que quiere decir no-lugar
para colmo personal, para colmarse –"esto es el colmo"
una identidad perdida –quiere decir no-lugar–
no existe el colmo, existe el cosmos, no hay calma–
un extranjero en el exilio vive del éxtasis de un extra
una deriva que en fuego va de antorcha en antorcha

–quiere decir no-lugar

el hombre, hombre de otra época –esta es su canción–
el hombre de la época en que el hombre no ha muerto
se acomoda a la época de "el hombre ha muerto"
se acomoda: un decir, un decibel, un decir bello
por alguna cueva que cavó un topo va a esconderse
el hombre de otra época dice cava porque la época no
acaba de finalizar: se promete ir terminando en un final
que se posterga y se posterga –agua de utopía para la sed ya fue–
era dicha la deriva de fuego en fuego, llaga en llaga
Comuna de los comuneros de París, 1871







reserva siux de la poesía
ahí viven esos siux, los poetas
la industria no ampara indígena
indigente, en todo caso, no indígena
en todo caso, no casa, indigente, no amparo
amparo no hay
ahí viven en el doble sentido de reserva
el sentido del segundo aliento, el que espera
cuando el flaco favor muestra la hilacha
el pez boquea, cuatro caballos a los cuatro puntos
y un cuerpo corporal, descuartizado, inca
quiero decir: el otro sentido, el lenguaje que quiero
no finge ni finca lugar ni chacra
antes sin mácula, ahora sin cháchara







rico, el no económico
no administra la escasez
administra en todo caso la escasez de ricos
de este mundo rico no en ricos
–loros, petróleo, Amazonia, océanos
la soledad de una abeja en el Océano Índico
menos una pulga en el Río de la Plata
más los búfalos que ya se fueron faltos
de pasto, de pradera– una especie que regatea espacio
no se merece ni un pecíolo si no levanta cabeza
si esa cabeza no levanta el cuerpo
si ese cuerpo no se levanta en cualquier arma
–alma, dicen los dueños del espíritu
pasando una lengua púrpura sobre los caninos–
el oso de Walden que resultó ser Thoreau
lamía la miel de sus pies –patas de oso– en el invierno
no sé si hay más de los que había
sí –sigo al dinero– sé que los que había son más ricos
repito que en 2017
se enriquecieron más que nunca estos ricos en la historia
que documenta esta humanidad dolida, idiota
todo el día hablando por teléfono
todo el día con su like arcaico
su pulgar de muerte para el gladiador vencido
viva el circo, en cambio viva el circo
no romano, viva el circo de los ambulantes
el payaso del poema, yo







Eduardo Milán
Reversura
Elefanta Editorial/Mantarraya Ediciones, 2024

domingo, octubre 06, 2024

Tres escritoras palestinas

10 de octubre de 2023, 8:50 de la noche

(1)

Con mis obligatorias oraciones
y con mi plegaria, la del Buen Consejo,
te protejo.

Cuando del general sale la orden,
y antes de que ésta se convierta en algara,
erijo una fortaleza inmediata
para cada minarete, para cada barrio.

Te protejo, te prometo,
con la sonrisa de algún chiquillo
capaz de cambiar la ruta del cohete
antes de que se estrelle.


(2)

Mientras los pequeños duermen
como duermen los polluelos
abrazados en el nido,
te protejo.

No caminan ellos hacia el sueño;
es la muerte quien los conduce
de noche hacia su morada.
Las lágrimas de sus madres,
palomas aparecerán mañana
y detrás de cada tumba volarán.


(3)

Protejo al padre de los pequeños,
quien tras cada bombardeo
se dedica a reforzar
la torre que se inclina:

quien dice a la visita de la muerte:
"ten piedad de mí, espera,
ven tarde, un poco más tarde.

Ellos me enseñaron a amar mi vida.
Concédeles una muerte bella,
tan bella como sólo ellos son".


(4)

Te protejo de una herida,
de nuestra muerte certera
desde que fuimos tragados,
asediados, por una ballena.

En el norte, a cada bombardeo,
nuestras calles rezan el rosario
y oran por las mezquitas
y por nuestras casas.

Y en el sur de la Franja
otras calles responden,
por temor a Dios, obedecen,
y lanzan su llamado.


(5)

Yo seré quien te proteja.
Siete aleyas me envuelven,
a la herida y al sufrimiento
apartan.

Al fósforo blanco lo teñiré de naranja,
para que puedas percibir su sabor;
y en el humo esparciré los colores de las nubes
para que puedas contemplarlo.

Te protejo, te lo prometo.
Has de saber que dos muertos y amantes,
cuando se asiente el polvo,
han de sonreír.

¡QUE DIOS TE PROTEJA, GAZA,
DE LA LLEGADA DE LA NOCHE!

Hiba Abu Nada (1991-2023)
Poeta y narradora descendiente de una familia de refugiados originaria de la aldea de Bayt Yirya, arrasada por las tropas israelíes durante la Nakba de 1948. Murió durante un borbardeo israelí, junto a su familia, el 20 de octubre de 2023 en su casa en la ciudad de Jan Yunis, en el sur de la Franja.





Agosto 2023

Las mujeres en mi país trenzan sus historias hacia la tele
El periodista se pone a robar el rubor de sus mejillas
y el silbido de sus voces
Dice: "Aquí les traigo un caramelo. ¿Quién quiere un chicle?"
Nuestras historias son caramelos masticados por la gente
escupidos sobre las banquetas y los callejones
una historia antes de dormir

Maryam Hiyazi (1995-2023)
Asesinada el 18 de octubre de 2023.





Junio-julio de 2014

No es lo que están imaginando. Pues lo que vivimos no tiene nada que ver con sentimientos vanos como coraje, orgullo, dignidad. Aquella noche fue la más dura, pero esa vez no lloré.

En la mañana, después del primer bombardeo de los aviones sionistas, agarré mis fuerzas y  comencé a juntar mis cosas: documentos oficiales, mi título universitario, constancias, regalos, lo que quedó de las cartas que me escribió mi tío (quien sigue preso en una cárcel israelí), mi celular, mi laptop...

Pero me quedé mirando mi segunda biblioteca, pues la primera la perdí en la guerra pasada. ¿Qué hago con los libros? Son pesados, y sería difícil cargarlos si me tocara correr. Entonces decidí quedarme con aquellos que llevan una dedicatoria de su autor.

De pronto sentí rabia por mí misma, esos dolores que causan escozor y te pueden matar. Yo, pensando en mis cosas... ¿Pero y si la muerte me alcanza más rápido de lo que yo alcanzo mis cosas? La muerte me agarrará por sorpresa, sin avisar, y yo iré con ella sin memoria ni papeles ni libros ni queridos ni amigos ni regalos ni sueños... Me iré sola y ligera.

Posdata a mis amigos que tienen libros prestados míos: Si me muero, quédense con ellos. Son suyos.

Posdata a mi primo: Si no le pasa nada a mi biblioteca, es tuya.

Manal Miqdad (s.a.)






Contra el apagón. Voces de Gaza durante el genocidio
Compilación y traducción: Shadi Rohana
Fondo de Cultura Económica, 2024