En cuanto a este fracaso en el escribir, se debe a esta rareza de no poder escribir seguido, sin pensar en nada. Si yo hubiera pensado antes de escribir, lo que no es tampoco oportuno, apenas se notaría. Mas el lector me descubre pensando mientras escribo, nota estos intervalos de silencio y ya comprende que soy un pobre diablo -lo que sería preferible que no se advirtiera tan pronto-, que un libro mío no podría transportar en su tapa ese retrato de autor, de un hombre cuya sonrisa lo revela un profesional de la felicidad, que tiene toda la gloria, todos los amoríos y el dinero llevaderos a su temperamento. ¡Qué caras seguras y felices las de esas tapas! Se comprende que lo saben todo y además ellas aportan este dato: que el libro tiene autor, contratiempo que yo creía sólo inevitable en las autobiografías; y que en el autor el contento no merma por haberlo escrito. Su retrato y firma en el volumen atestiguan la extrema modestia de su estima personal; me desconcierta cómo algunos lo atribuyen a vanidad. Él ha escrito para los lectores; lo avisa en el prefacio "Al Lector"; no tiene la pretensión de escribir para otros; por ello entendí que no se dirigía a mí y escapé... a un riesgo grande de indiscreción, por enterarme de lo que sólo para lectores se escribió.
Macedonio Fernández
Manera de una psique sin cuerpo. Relatos, poesía y metafísica
Tusquets, 2004.
Macedonio Fernández
Manera de una psique sin cuerpo. Relatos, poesía y metafísica
Tusquets, 2004.
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