Veo caer las hojas herrumbrosas,
muerdo el freno que azuza
mi lengua quejumbrosa,
desde el polvo de yeso que decae
del pedestal.
Pero he sido la máscara de oro
de la lepra del polvo:
pronuncié
palabras de oro.
Sólo el bufón del Tiempo sospechó
y me arrancó la máscara de oro.
Debo asumir, desnudo,
la vergüenza del polvo.
La polilla ignorante de la tela
no puede precaverse
de la araña que vela.
El cordero que deja la majada
no pasa inadvertido
de la garra afilada.
Yo
soy la víctima ahora:
ya sin oro,
he de morir.
No de araña, no de lobo,
sino de 'la confesión por el cuerpo',
la lepra del polvo.
Hay un ataúd en el cuerpo
pronto a acogerte,
pronto a encogerte,
pronto a enterrarte, pronto
a desterrarte.
¿Por qué urde sus hordas y ordalías
la preñada inocencia todavía?
Pero la máscara arrancada y fría,
sonora de ecos de oro,
suelta aún rebotes de oro:
--Perdón por el sol y la luna,
la tierra y el tiempo,
la vulva y el Volvo.
Perdón por la mota que mata,
'perdón por el polvo'.
Hugo Padeletti
Canción de viejo
Interzona, 2003.
muerdo el freno que azuza
mi lengua quejumbrosa,
desde el polvo de yeso que decae
del pedestal.
Pero he sido la máscara de oro
de la lepra del polvo:
pronuncié
palabras de oro.
Sólo el bufón del Tiempo sospechó
y me arrancó la máscara de oro.
Debo asumir, desnudo,
la vergüenza del polvo.
La polilla ignorante de la tela
no puede precaverse
de la araña que vela.
El cordero que deja la majada
no pasa inadvertido
de la garra afilada.
Yo
soy la víctima ahora:
ya sin oro,
he de morir.
No de araña, no de lobo,
sino de 'la confesión por el cuerpo',
la lepra del polvo.
Hay un ataúd en el cuerpo
pronto a acogerte,
pronto a encogerte,
pronto a enterrarte, pronto
a desterrarte.
¿Por qué urde sus hordas y ordalías
la preñada inocencia todavía?
Pero la máscara arrancada y fría,
sonora de ecos de oro,
suelta aún rebotes de oro:
--Perdón por el sol y la luna,
la tierra y el tiempo,
la vulva y el Volvo.
Perdón por la mota que mata,
'perdón por el polvo'.
Hugo Padeletti
Canción de viejo
Interzona, 2003.
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