He criado un halcón más de un año.
Cuando lo tenía domado a mi gusto
y le había adornado las plumas con oro,
se elevó muy alto y voló a otras tierras.
Aun vi al halcón volar hermoso:
en su pata llevaba la cinta de seda,
en sus plumas brillaba todo rojo y oro…
¡Que Dios junte a quienes se aman de corazón!
El Caballero de Kürenberg
Poesía de Trovadores, Trouvères y Minnesinger
Alianza Editorial, 1999.
Edición bilingüe
Selección y traducción de Carlos Alvar
miércoles, febrero 21, 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
3 comentarios:
saludos
La monodia nos inserta como primer intento en el Modernismo, la canción tenue y las formas poéticas que se abren como magnolias nos intuyen próximos,prontos y lejanos. Me fascina la evocación del Halcón y/o el bello quehacer de la Cetrería, encuentro en ellos murmullos. Saludos.
hola, me gustaron mucho tus poemas en las elecciones afectivas,
saludos
Publicar un comentario