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Entonces sucedió que finalmente
hice naa más que un ademán: Adiós
seres queridos, voy a conquistar el mundo.
Salí en nocturno
ómnibus miedoso y atrevido
porque me llevaba a mí.
Bajé en una provincia desolada
más de lo imaginado,
y sentado en un banco e la estación
se me apareció la mañana a saludarme:
Buenos días señor expedicionario,
a ver cómo se las arregla en aquí ¿eh?
Me las arreglé mal,
y cuando volví a mis pagos
pensé que al irme quise ser libre
pero me cerró el paso
la realidad juna y mil, esa
que te agarra de las narices
y te conduce a donde ella quiere.
Jorge Leónidas Escudero
Le dije y me dijo
Azafrán y Cinabrio, 2006
martes, septiembre 11, 2007
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1 comentario:
Muy buen poema. Inti nos vemos en Le vértigo de los aires.
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