domingo, junio 21, 2009

Entre escuchas, pérdida (fragmento)

En el contexto presente, proliferan algunos clanes poéticos dominantes que, al apropiarse de las industrias editoriales y pretender colonizar el campo cultural, parecen enfrentar a otros tantos poetas a la disyuntiva de reproducir esa lógica del clan o arriesgarse a caer en el ostracismo. ¿Qué otras alternativas se hacen imaginables para aquellos que no se resignan a esta disyuntiva? ¿Cómo participar en un "exilio de la lengua" que no sea condena al mero silencio o a una marginación forzada?

Ese es el límite poético. La poesía también puede ser esa instancia de resistencia por pura poesía, esto es, no sólo como arma contra un sistema: por poesía, por devoción a una práctica acotada. Augusto de Campos daba el ejemplo del oso: con suficiente miel para chupar sus propias patas en el invierno. Hay que tener esa reserva. Me gusta el señalamiento que se hace en la pregunta porque no hay ni por un momento que creer que la poesía escapó a esa noción de agrupamiento cuyo verdadero nombre es mafia. Vemos la Unión Soviética: el resultado de la caída del real-socialismo es la proliferación de la agrupación mafiosa. Hay un devenir secta cuando hay muerte --aunque parcial-- del valor, de la esperanza. De lo contrario hay comunidad, lucha por el "común", que no quiere decir que "la poesía debe ser hecha por todos" sino que el mundo es para todos. La mentalidad clánica, sectaria o mafiosa reproduce una mentalidad dominante --y tal vez también una forma de producción. Los grupos de la real-poesía y de la real-editorial también devienen exclusión. Ese es el nombre encubierto: exclusión, enviar al otro a las esclusas. En cuanto al padecer el exilio de la lengua, la poesía es exilio de la lengua siempre que sea poesía. No hay patria de la lengua poética. El sistema intenta convertir el valor con las multipremiaciones. Después el poeta no sabe qué hacer con tanta cuenta. Se vuelve amante del pragma, "al sistema hay que quitarle todo lo posible", etc. Y empieza a justificarlo todo. Pero a esa altura hace una eternidad que abandonó la poesía. Algo importante: la poesía también se puede perder. Y sin dejar de escribirla, que es lo interesante.


Eduardo Milán
Entre escuchas, pérdida. Una conversación con Eduardo Milán
Entrevista de Laura Giordani, Arturo Borra y Víktor Gómez
Fundación Inquietudes, 2009.
Descarga la entrevista completa aquí.

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