jueves, julio 14, 2011

Recordando a William Carlos Williams (fragmentos)

.
¿Cómo era Bill en realidad? ¿Habré
conseguido acercarme aunque sea
un poco a capturarlo tal como
era? Probablemente no. Tenía un
temperamento complicado, aunque
en un primer encuentro no lo
pareciera. Entonces era un encanto.
Un encanto espontáneo de modo que
uno no tenía la sensación de
estar siendo cautivado de manera
intencional. En un principio los
conflictos internos se mantenían
bajo la superficie, actitudes que iban
de lo puritano a lo bohemio. El suyo
no era un carácter más disciplinado
que el de sus poemas. Su personalidad
flotaba libremente, gobernada por
estados de ánimo cambiantes.
Herbert Leibowitz ha escrito del
carácter de Bill que estaba lleno de
"volátiles propósitos opuestos".
Bill era generoso, lo daba todo de sí
mismo, pero había ocasiones en las
que súbitamente podía volverse hosco
e indiferente. En una ocasión me tocó
ver que esto pasara, cuando la idea
para un poema llegó a su cabeza y el
descifrarla se volvió más importante
que continuar con la charla. Bill
podía disiparse por un rato y después
regresar como si hubiera terminado
el poema, que entonces anotaba en
una de esas recetas médicas (cientos de
éstas se conservan en el archivo de la
biblioteca de Yale). La mente de Bill
tenía muchas capas. Parecía querer
ocultar algunas de éstas. Podía pasar
rápidamente de un humor cómico
casi maniaco a una mirada y un tono
que insinuaban la amargura de la
depresión. Pero tales episodios eran
breves, aunque en una ocasión en
1952, luego de uno de los derrames
que asolarían sus años finales,
consideró necesario internarse
para recibir tratamiento en una
clínica.

[...]

¿Por qué no encontró Bill el "pie
variable" cuando lo ansiaba tanto?
¿Fue sólo un espejismo? ¿O se debió
a que otros poetas y críticos nunca
tomaron en serio su búsqueda ni
respaldaron su esfuerzo? ¿Hubo algún
incidente que lo desalentara? En su
biografía, Paul Mariani cuenta de una
noche que pudo haber servido para
levantarle el ánimo pero acabó siendo
un desastre. Uno de los más fieles
simpatizantes de Bill en el mundo
académico era la profesora Mary Ellen
Solt de la Universidad de Indiana.
Con frecuencia había escrito acerca
del uso del "Idioma norteamericano"
en su obra, así como de su trabajo con
su "pie variable", organizó una velada
para Bill y Floss en Bloomington a la
que invitó a los miembros destacados
del Departamento de Inglés. No
llegó un solo profesor, sólo algunos
estudiantes. El desaire de sus colegas
hirió a Bill profundamente. Y aun
en las pláticas que sostuvo con los
estudiantes no fue capaz de explicar
a lo que se refería con "pie variable".
Regresó a Rutherford en un estado de
total abatimiento.

[...]

En el entierro, que se llevó a cabo
en una cuesta en el viejo Cementerio
de Rutherford, ocurrió un hecho
que para la mayoría de los presentes
resultó cómico, como los payasos
amontonados al salir de un auto en
el circo, pero para mí, que sabía
interpretarlo, fue algo verdaderamente
profético. Después de la misa, un
enorme, inidentificable, y muy
antiguo sedán negro se detuvo en la
calle adyacente, y de él emergieron no
uno, no cinco, sino diez personajes
vestidos de negro, ataviados con lo
que ellos consideraban apropiado
para un funeral, ya fuera rentado o
prestado, para unirse al resto de los
dolientes. Eran los más destacados
jóvenes poetas de Nueva York que
habían venido a rendir homenaje
al gran poeta viejo que tanto
habían admirado. Fue un momento
portentoso. Y era, lo sabía,
un símbolo de los cientos y miles
de jóvenes poetas que honrarían
a Williams en el futuro y que
reconocerían su influencia en su
propio trabajo, y yo me contaba
entre ellos.


James Laughlin
Recordando a William Carlos Williams
Traducción: Ricardo Cázares
Mangos de Hacha, 2010.

No hay comentarios.: