El mar al borde de la carretera
Con su lonja de sol que reverbera
Como un pectoral de oro mientras se hunde
En la memoria de esta tierra roja
Mezclada con astillas de ceramios chaquiras
Y osamentas envueltas en harapos
Que fueron vestimentas de príncipe
Carne de Colla carcasa de Orejón
Y bailaron como el polvo que gira
En las noches de fiesta
Y ahora son polvo de momia rugoso antepasado
Ensimismado en sus cielos guerreros
Donde un inmenso gato nos contempla
Y a nosotros la muerte nos castiga
De la misma manera que a los gatos celestes
La parca la pelona ha llenado esta tierra
De polvo que fue hombre y continúan
Sus huesos siendo hombre sin embargo
Cobijando la vida en materia marcada
Por su paso impetuoso su voluta imborrable
Con un retazo de su carne seca
Podríamos clonarnos un guerrero mochica
Experimentalmente por lo menos
Y verlo renacer entre los muertos
Con sus ojos virtuales su cielo constelado
De otros paquetes estelares otras
Memorias inscritas en los huesos iliacos
Para otra vez vivir entre los vivos
Sin recuerdo de hazañas ni de dioses
Exigentes sin chicha ni mujeres
Sodomitas que aúllan y zurean
Como las cuculíes en los postes
Telefónicos
Será lo que llamaron los antiguos
Metempsicosis el salto de las almas
De ADN en ADN
O el viaje hasta el fin del ADN
Siguiendo el Disco Duro del genoma
Viviendo tantas vidas como ancestros
Vivieron enclaustrados en sus vidas
Y sólo en el orgasmo se dieron a otros seres
En un vertiginoso salto de equilibrista
La vida es siempre más: sus estrategias
Son más inteligentes que la muerte
Que sólo sabe hacer de diferencias polvo
Indistinguible el hígado del páncreas
El corazón del bazo o de la tráquea
El metatarso el tríceps los gemelos
A fin de aproximamos al polvo original
Gris e indiferenciado
Donde apenas se mueven electrones
En sus órbitas frías de Nirvana
Hasta que cese todo movimiento
Para llegar al centro de la muerte
Y allí muera la muerte de su muerte anunciada
Pues la nada es fecunda paradoja
Que al instante siguiente es vida que revienta
En un Big Bang que es carnaval de estrellas
Soles constelaciones galaxias espirales
El nido de la vida su fabulosa cuenca
Desbordada de esperma luminosa
Eso es la cosa general que no consuela
A esta mota de polvo que me mira
Con los ojos que tuvo hace mil años
Atrincherada en su genoma moche
Cuando la muerte se llevó su cuerpo
Pero no todo sólo lo visible
La talla la osatura la apostura
Y ese tamaño se enroscó en el polvo
Como los caracoles en su trompo
Esperando confiado en su programa
Que un milagro lo devuelva a la vida
Por eso es que se guarda el polvo en cementerios
Como una colección de frascos de botica
Por eso no me cremen cuando muera
No sea que me traigan un día de regreso
Estos humanos locos
Aquí y allá los campos de petróleo
Rechinan como grandes zapatos embreados
Gotea el cielo tesoros numismáticos
Y me paseo con el sol al hombro
En virtud de los hechos conocidos.
Rodolfo Hinostroza
Memorial de Casa Grande
Lustra Editores/La cuadrilla de la langosta, 2005.
viernes, septiembre 08, 2006
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