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dice él: el sufrimiento es un charco.
digo yo: sí, el sufrimiento es un charco.
porque el sufrimiento yace en una cuenca
atravesado por peces y huele mal.
dice él: y la culpa es un charco.
digo yo: sí, la culpa también charco.
porque la culpa se derrama en una depresión
y alcanza la axila elongada
de mi brazo que se extiende hacia arriba.
dice él: la mentira es un charco.
digo yo: sí, la mentira del mismo modo charco.
porque en verano por las noches se puede
hacer un picnic en las orillas de la mentira
y allí siempre se queda algo olvidado.
Monika Rinck
Luces intermitentes. Nueve poetas recientes de Alemania
Paraíso Perdido, 2009.
Selección: Timo Berger
Traducción: Cecilia Pavón y otros
martes, septiembre 21, 2010
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