martes, julio 14, 2020

Cuatro poemas de A.M. Pires Cabral


Perro muerto

Fuimos contemporáneos
este perro y yo

y yo le sobreviví

y esto es tremendo.





El checador

El checador frunce el ceño.
Él cree que mi boleto
no es válido para este tren,
sino apenas, cuando mucho,
para un tranvía suburbano.

Su perforadora es un arma blanca.
Mejor: unos guantes de box.

Qué tren es este donde las personas
pueden ser como el saco de boxeo
de un checador, doble de un pugilista,
que la vida, tal vez,
decoloró.

Que manda en el tren, pero debe
recordar que también en él viaja.

Que es, como yo, un pasajero:
diez gramos de polvo prestados.





Computadora en la basura

Hay una computadora
en la basura. Y sin embargo
el cráneo de estaño tuvo memoria dentro
¡gigas de ella!,
hizo las cuatro operaciones,
aceptó versos
en su inmaculada
hoja en blanco virtual.

Ahora ya no suma
ni resta,
ni susurra poemas, ni subraya
errores ortográficos.
Las gotas de soldadura, precarias
neuronas metálicas,
perdieron la memoria.

Ya que te adelantaste,
compañera,
dime cómo es no trabajar.

Y si la herrumbre duele.





Los muertos (fragmento)

Los muertos son astutos: se licuan
con el fin de provocar nuestra piedad.
Son egoístas: exigen
un recuerdo puntual,
nos activan los sacos lagrimales.
De su oscura experiencia
nada dicen: pero son habladores
si se trata de recordar los besos dados.
Exploran con maestría
nuestras debilidades.
A los muertos —queramos o no
volvemos siempre.
Los muertos irremediablemente
nos hablan con su voz.





A.M. Pires Cabral
Tomado de A Perspectiva da Morte: 20 (-2) Poetas Portugueses do Século XX.
Selección y prefacio: Manuel de Freitas
Assírio & Alvim, 2009.
Traducción del portugués para Nueva Provenza: Inti García Santamaría

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