lunes, agosto 01, 2022

Tres poemas de Mirko Lauer

Latas

Ya son un peligro las pasas secas de los panetones
                          Del 2017.
Estas latas las podría abrir si no mirara tanto
Las fechas de vencimiento.
Hay normas para todo esto:
Hallazgos lozanos en enero pueden presentar
Tóxicos colores en julio,
Sorpresa de gusanos en agosto,
Un diciembre de violentos venenos.
Engañosas, irresponsables, peligrosas
                          Bombas gastronómicas.





Eludir el espléndido ceramio

Su arte alegra la vista, en minucioso detalle.
Pero aun así no se deja conocer.
Verdugos y víctimas igual de locos
Detrás del vidrio. En unos minutos
El hombre hará la oferta. La veo venir,
Adornada con explicaciones.
Mi mirada exageradamente fija
Es una endecha por todos esos cuerpos
Mortalmente blandos y calatos.

Su dudoso argumento de venta
Es señalarme cuántas manos amputadas
Y atadas en macabros racimos hay,
Sus dedos reventados como flores.
Ante eso solo puedo responder
Que piezas excepcionales como esta
A menudo pueden ser falsificaciones.
El hombre contraataca como un verdugo:
Más detalles sobre la escena.

La vitrina charolada disimula, un poco,
Las atrocidades de esta violenta cultura.
Pero los alaridos de la masacre
Serán más evidentes e incómodos
Apenas el precio aparezca sobre la mesa.
Voy a decir: ¿Por qué ese salvajismo?
¿Por qué en tantos desentierros aparecen
Las osamentas de 29 perros?

Ya sé que la venta está a punto de naufragar.
El hombre fracasa cuando me pregunto
Si a esta edad necesito otro ceramio
Costoso como un traje de Savile Row
Para salir a tomar prisioneros modernos.
Además ya puedo oír las cóncavas voces
De los celosos amigos conocedores:
Huacos como este hay miles,
                       ¿Cuánto le has pagado?





Tiresias

Estamos a un tamalito de pollo
De un tenebroso universo paralelo.
Las dos arqueólogas logran prender los aceites
Colocados para recibir a los visitantes,
                  Que ahora son ellas.
Han venido a desvestirla y bautizarla
Para su nueva vida.
Al final se quedan con momia Elena.
                  Su nombre de artista.

                  No se le ve vieja ni saqueada,
Y eso es lo más interesante.
Por siglos a su aposento
Solo han entrado los ladrones.
Casa en el tiempo (como en casa en el aire).
Dejaron poco: unas canastas de picnic,
                             O eso parecen,
Y un tazón colmado de ceniza.

                  Extrañamente no hay oro.
Le chorrean por todas partes
Pesadas escamas de una tristeza reseca.
Los huesos son de color galleta
Tostada por el tiempo.
Despide el olor de las flores secas,
Que hacen un largo cojín debajo de ella.
El frugal vestido de una pieza
Sugiere mucho, todo inexplicable.

Por alguna razón las arqueólogas
Prefieren trasladarla desnuda al museo,
Donde la esperan otro aposento y los forenses.
De los músculos quedan las nalgas
Delgadas y alargadas como dos dientes de ajo.
No hay tetas por ninguna parte.
Desvestida resultó ser un hombre, más flaco
De lo que la ropa sugería.
Por el correoso pergamino que fue una espalda,
Diminutas viñetas de cangrejos azules,
Fácil escarabajos egipcios.
Las arqueólogas discuten: sacerdotisa, brujo.
Poco después aparecen los fotógrafos.





Mirko Lauer
Las arqueólogas
Álbum del Universo Bakterial, 2021.

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