Así también, debo decirlo, nace James Joyce, para quien la soledad aristocrática fue la ley de su vida. Tanta independencia y --para decirlo claramente-- tanta arrogancia, lo dirigieron por caminos que emprendió solo sin que nadie lo juzgara ni limitara. Aquella respuesta que dio a un maduro poeta irlandés tiene que ser de su juventud: "Admito que no tuvo usted ninguna influencia sobre mí. Pero lo deplorable es que sea usted demasiado viejo para sentir la mía".
El convencimiento de su fuerza, que en un hombre tan joven no podía existir más que en estado latente, es asombroso. Si yo hubiese leído ese artículo en 1901, cuando fue escrito, me hubiera reído. Ahora, sin embargo, me hace pensar. El frágil brote de vivero sabía que llegaría a ser un alto pino.
Italo Svevo
James Joyce
Editorial Argonauta, 1990.
Traducción: Alejandro Manara y Mario Trejo
El convencimiento de su fuerza, que en un hombre tan joven no podía existir más que en estado latente, es asombroso. Si yo hubiese leído ese artículo en 1901, cuando fue escrito, me hubiera reído. Ahora, sin embargo, me hace pensar. El frágil brote de vivero sabía que llegaría a ser un alto pino.
Italo Svevo
James Joyce
Editorial Argonauta, 1990.
Traducción: Alejandro Manara y Mario Trejo
1 comentario:
Interesante comentario. Primera visita por aquí... luego vuelvo...
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