miércoles, mayo 07, 2014
Tres poemas de José María Eguren
Las niñas de luz
Las niñas de luz
que al sol rodean,
centellean
y sonríen;
como cambiante pedrería,
van por la nube harmonía.
Las niñas del sol,
de albinos cabellos
y purpúrea tez
nadan en ígneos destellos.
Desde un arrebol
su vuelo aseguran,
aterrizar procuran;
y, cual coloridas notas,
mueren en las nublas remotas.
Las niñas de luz
que al sol rodean,
centellean
y sonríen.
Marginal
En la orilla contemplo
suaves, ligeras,
con sus penachos finos,
las cañaveras.
Las totoras caídas,
de ocre pintadas,
el verde musgo adornan,
iluminadas.
Campanillas presentan
su dulce poma
que licores destila,
de fino aroma.
En parejas discurren
verdes alciones,
que descienden y buscan
los camarones.
Allí, gratos se aduermen
los guarangales,
y por la sombra juegan
los recentales.
Ora ves largas alas,
cabezas brunas
de las garzas que vienen
de las lagunas.
Y las almas campestres,
con grande anhelo,
en la espuma rosada
miran su cielo.
Mientras oyen que cunde
tras los cañares,
la canción fugitiva
de esos lugares.
La noche de las alegorías
Es la noche; celosías,
fondo oscuro, alegorías.
Caperuzas y oropeles,
mariposas moscateles.
La falena y el fantoche
de la caja de la noche.
Se ha sentido la avionera,
de las sombras pasajeras.
Se percibe de hora en hora
la mantide rezadora.
Se ven sombras capuchinas
en el hall de las neblinas.
Al panteón de la ladera
vuelve el ánima enfermera.
No es violeta de los faros
es la noche de ojos claros.
Con figuras encendida
la pantalla de la vida.
José María Eguren
Antología poética
Comunidad Latinoamericana de Escritores, 1974.
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