Una caja roja, y dentro una caja
Negra, y dentro una caja verde, y dentro
Una caja amarilla, más grande que la caja
Roja: ahí guardo mi odio por ti.
Volví por el camino, y al final
Había una casa sin puertas ni ventanas.
Toqué, dos o tres veces,
Con cada uno de mis huesos.
Y al ver que nadie respondía, yo me fui.
El camino, para entonces, ya era otro.
No es que fuera otro, otro, era el mismo, y sin embargo,
Como un atleta en mitad de la carrera,
Iba feliz, pero cansado.
Feliz por ir solo; cansado por ir solo.
La lluvia no iba a tardar en caer:
El cielo resplandecía como un fluorescente
A punto de quemarse.
26 de diciembre
Rifle
Volviste sin el rifle,
Maldiciendo al cielo con un puño en alto.
¿Qué fue del sabueso erudito
Que solía acompañarte
Y de tu vieja gorra stalker de camuflaje?
Nadie quiso averiguar qué había pasado
Mientras cazabas detrás de las montañas.
Tus vecinos se mudaron, y no volvió a pasar el camión de la basura.
Tu propia casa se volvió una ruina, llevando al límite
Su habitual y acogedor semblante desvalido,
Semejante a la del niño que dejaron atado a un poste hace unos años.
Una astuta variedad de hierba se apoderó de tus jardines,
Tan salvaje que lo salvaje se avergonzó de haberlo sido
Y entre el silencio aplastante, una señal de vida:
El tic-tac del reloj
Que tanto nos costó arrancarte de la muñeca.
Desplegaron las alas de caucho
Allison trepando las raíces de un árbol (in memoriam)
Mi madre me habla de trasplantar la casa
A otro Estado, donde el frío
No haga papilla a sus canarios australianos.
"'¿Nos llevaremos a Allison?", le pregunto
Con terror.
"Déjala trepar en paz las raíces del árbol",
Me dice.
No la entiendo. Mi cabeza ensaya
Un sinnúmero de imágenes absurdas.
Pero no hago más preguntas.
Pienso, no obstante, en que Allison
Logra trepar las raíces, y no se detiene
Hasta que alcanza la hojita más alta,
Aquella quemada por el sol. Y una vez ahí
Salta al vacío, del mismo modo que una moneda
Regresa a mi mano, y la oculto con la otra
Para que brille más.
Es innegable la belleza de ese salto.
La única cosa que es probable que rompas es todo
Antología de poesía joven de Alaska
Christian Briceño Ángeles
Aletheya, 2022